♡. epilogue

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Dos años después...

El sonido del choque de los platos entre sí y las copas resonaba por todo el lugar. La luz anaranjada natural anunciando que la transición de tarde a noche estaba empezando, y las luces artificiales estaban a punto de encenderse junto a las hermosas velas color crema que adornaban las mesas con manteles costosos y vajillas de la más fina porcelana.

La risa de los niños se escuchaba hasta el interior de la casa junto a los ecos de las voces de adultos en el patio exterior.

Jimin se asomó a la ventana y aguantó las inmensas ganas de morderse las uñas por los nervios que la ocasión le provocaba, eso sumado con el calor que había y posiblemente la incomodidad que los invitados tenían.

—¿Y si pasamos a todos a dentro de la casa? Es muy grande y casi no hay muebles, y sobre todo hay aire acondicionado, podemos arreglar todo de una manera en que las mesas se acomoden bien y... —empezó a decir el castaño acariciando su anillo de compromiso y sintiendo sus ojos llorosos.

—Jimin cariño, tranquilo, no hay tanto calor, ya está anocheciendo y será increíble porque empezará a hacer frío. No te pongas nervioso, ¿sí? Es tu día y tienes que estar con una enorme y hermosa sonrisa —le dijo Seulgi rociándolo por tercera vez con el perfume masculino. Jimin estornudó y le quitó el perfume de las manos.1

—Si sigues echándome de ese perfume no voy a llegar vivo para la luna de miel —le regañó, lanzando el perfume hacia la cama que compartía con Jungkook—. Ni siquiera sé si voy a casarme, él no llega todavía. ¿Y si me deja plantado?

Seulgi soltó una carcajada y abrazó a Jimin con cuidado de no arrugar el traje negro impecable que estaba vistiendo. —No seas paranoico, Dios, no esperó dos años enteros para nada Park Jimin. Ha de haber tenido algún problema y por eso se le hizo tarde, pero ya debe estar en camino —la mujer vio el reloj en la mueca de su amigo y rodó los ojos. —Jiminie, ni siquiera son las siete, faltan diez minutos para la hora en que se supone que Jungkook te dijo que llegaría.

El menor se cruzó de brazos y volvió a mirar por la ventana, viendo como Taehyung entraba a la casa.

Pudo ver por igual a todos sus amigos y familiares allí, incluso vio cómo su madre platicaba animadamente con los padres de Jungkook, y Seokjin y Taehyung hablaban con sus amigos a los cuales él había accedido a invitar.

Sintió ahogarse por los nervios y se sentó sintiendo las caricias de Seulgi en su espalda, y escuchando de fondo a Wonho peleando con el florista ya que habían confundido las flores y había ordenado el lugar con rosas y tulipanes color salmón en vez de las hortensias y orquídeas color azul.

La boda se había decidido pequeña y elegante, con las personas esenciales y más cercanas, sin haber invitado a quienes Jimin apenas había visto un par de veces en su vida. Por lo que la boda estaba siendo realizada en el patio de la nueva casa donde vivía con Jungkook, casa que era mucho más gigantesca de lo que tenían planeado.

Solo tenían dos semanas viviendo allí y aún necesitaban más tiempo para adornar todos los rincones ya que planeaban dejar dos habitaciones libres para sus próximos hijos, y eso no evitaba que tuvieran mucho trabajo que hacer, incluyendo remodelaciones y jardinería.

Jimin había pensado en una casa pequeña y sencilla, pero no iba a negarse a la casa que ahora tenía ya que su novio se la había regalado cuando habían cumplido tres años de aniversario y habían decidido mudarse antes de la boda.

Por ello allí se encontraban todos, en el gran patio bien adornado e iluminado, con el hombre quien tenía aquel sagrado papel donde ambos tenían que firmar para por fin determinar ante la ley que ellos estaban felizmente casados. Por igual, Jimin agradecía que no tuvieran que tener la típica boda donde estaban en una iglesia y todos los tenían que esperar a que el padre dijera las oraciones y les obligaran a jurar ante dios que se amarían hasta que la muerte los separase. Porque sabía que si él tuviera que pasar por todo ese proceso, moriría de los nervios a medio camino del preciado altar.

bonsoir monsieur 丼 kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora