VI

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Observé que Ally y Camila cuchicheaban algo. Mientras que la expresión de mi hermana era divertida, la de la azafata parecía algo más sombría aunque, cuando nuestros ojos se encontraron, ella me regaló una sonrisa.

Yo seguí bailando con Dave hasta que unos amigos suyos nos interrumpieron. Los observé mientras se saludaban y bajé la vista al suelo, de repente demasiado tímida. Dave comenzó una breve charla con ellos y yo me sentí algo fuera de lugar. Miré el reloj. Ya casi era medianoche y pronto comenzarían los fuegos artificiales.

Me di la vuelta para buscar a Camila una vez más, pero ella estaba de espaldas charlando con el grupo. Deseé con todas mis fuerzas que se girara para encararme, mi mente lo estaba gritando.

El milagro se obró y lentamente Camila se dio la vuelta. Nos miramos unos segundos. El bullicioso sonido de la fiesta se apagó de repente.

No estoy muy segura qué es lo que me impulsó a acercarme hasta ella y cogerla de la mano, ni tan siquiera sé cómo le dije "vamos" con aquel tono seguro y autoritario. Ella accedió sin preguntar y la saqué de la plaza sin soltarle la mano.

Comencé a abrirme paso entre la multitud con desesperación, pensando que tal vez así no le daría tiempo de arrepentirse.

Mientras nos alejábamos, ella fue la primera en hablarme.

– ¿Adónde me llevas? –me preguntó.

– Quiero que veas algo.

– De acuerdo.

Recordé que de pequeña mi padre me solía llevar a un descampado cerca del pueblo para que viera el espectáculo de cerca. Me pareció una buena idea aprovechar aquel recuerdo como una manera de tener a Camila para mí sola aunque sólo fuera durante breves minutos.

Incluso eso me bastaba.

Cuando llegamos al sitio en cuestión, ya había alguna gente allí esperando a ver los fuegos artificiales, así que decidí alejarme aún más.

– Lauren, esto está muy oscuro..., ¿qué es lo que quieres enseñarme?

– Desde aquí lo veremos mejor. Ya verás. Será estupendo.

Le indiqué que se sentara en el suelo y yo hice lo mismo. No pude evitar colocarme lo suficientemente cerca para que nuestros muslos y hombros estuvieran en contacto. Ella se giró hacia mí.

– ¿No va a venir Dave?

– No. –contesté sobriamente.

A pesar de la oscuridad tuve la certeza de que ella había fruncido el ceño.

– ¿Estás bien?

– ¿Por qué lo preguntas? –inquirí.

– No lo sé. Te noto algo rara.

– A estas alturas deberías estar acostumbrada a mis rarezas.

– Estás borracha, ¿no es cierto? –me dijo algo divertida.

– Sólo un poco. ¿Y tú?

Negó con la cabeza.

– Han sido unos días increíbles... –murmuró.

– Mañana te vas, ¿verdad?

– Sí. Partiré por la tarde. Me encantaría quedarme, pero me es imposible.

Bajé la vista sintiéndome demasiado triste. En mi interior una voz se rebelaba una y otra vez con la idea de separarme de Camila.

– Lauren... –me llamó quedamente, tomándome una mano entre las suyas.– ¿Qué ocurre?

Mi bella Camila; camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora