Capítulo II

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Había pasado un mes completo desde aquella noche. Shinobu se encontraba frente a la tumba improvisada en el bosque que construyó para su hermana y de todos aquellos que murieron en el incendio. Encendió un incienso y cambió el agua de las flores para que se mantuvieran frescas, se arrodilló, aplaudió dos veces, cerró sus ojos y dedico una oración para que sus almas pudieran encontrar el descanso eterno a pesar de haber muerto de forma tan brutal.

Después de recuperar la conciencia esa noche al día siguiente volvió al que fue su hogar, recuperó como pudo los pocos restos uno a uno para darles la sepultura que merecían, incluido los restos de Kanae del que solo quedaban unos pocos huesos y un puñado de cenizas, el incendio había consumido casi todo de lo que fue de su hermana pero aún así, no se permitió llorar frente a sus restos. No lo haría nunca más.

ㅡHas venido aquí todos los días desde que sepultaste esos restos, deberías permitirles descansar.

Shinobu reconoció enseguida la voz tras ella, se levantó con delicadeza y sacudiendo el polvo de sus rodilla esbozo una despreocupada pero forzada sonrisa antes de enfrentar al joven que la había seguido.

ㅡDeberías saber que espiar a las personas es de mala educación, Tomioka-San.

Respondió tajante con un tono de voz suave, bastante contradictorio para sus palabras pues la presencia de Giyuu Tomioka le era casi indiferente en ese momento, le incomodaba que esa mirada fría y azulada juzgara cada una de las acciones que realizaba, pese a que él había sido la persona que la rescató esa noche y le brindó un hogar para cuidar de ella y de Kanao el que estuviera siempre un paso delante de ella le molestaba de sobremanera.

"¡Por favor, te ruego que me digas quien fue el causante de todo esto!"

Lo primero que hizo al despertar fue rogarle por información de forma desesperada, estaba segura que él debía saber algo ya que vivía al otro lado del bosque al comienzo del único sendero por donde cualquiera que deseara ir a la finca mariposa debe cruzar, pero lo único que recibió fue una negativa de su parte, solo eso, sin siquiera excusarse para desligarse de sus interrogantes pues su silencio le daba a entender que no le daría información alguna. Shinobu sabía que le escondía algo, pero aprendió a leerlo y sabía, que no conseguiría nada con seguir intentándolo por más que gritara o llorara, nada lo haría hablar.

Recogió el jarrón vacío en donde transportó el agua de las flores y dando media vuelta decidió regresar junto con Tomioka hasta su cabaña, manteniéndose ambos en un silencio incómodo y sepulcral hasta que llegaron a su destino.

🔸

ㅡTus piernas se ven mucho mejor, creo que ya deberías poder empezar a caminar con bastones para que empieces a ejercitarlas ya que aún eres joven y tus huesos sanarán rápido, ¡Queda muy poco Kanao-chan!

Shinobu se encontraba revisando y cambiando los bendajes de la pequeña Kanao, desde que todo ocurrió se había preocupado de su atención médica, de alguna forma esa pequeña niña desamparada se había convertido en su única luz pese a no compartir lazos sanguíneos, su mirada dulce e inocente le recordaba mucho su querida Kanae.

ㅡAhora debes beber esto y volver a la cama, lo estás haciendo muy bien.

Le alcanzó un vaso lleno de infusiones analgésicas el cual, Kanao bebió de un sorbo intentando ignorar la amargura de este haciendo una mueca por demás graciosa, la acompañó hasta su cama y la acurrucó para que no tuviera complicaciones al mover demasiado su cuerpo, se disponía a retirarse para permitirle descansar apropiadamente cuando algo se aferró a su mano

ㅡShinobu-San...

Kanao la detuvo antes de irse, Shinobu quién le dedicó su habitual sonría se inclinó hacia ella quien, un poco avergonzada desvíaba su mirada y escondía la mitad de su rostro bajo las sábanas.

ㅡNo apagues la lámpara.

Dirigió la mirada hacia la lámpara de aceite que se encontraba a la entrada de la habitación, la misma que tenía la costumbre de apagar para evitar cualquier inconvenientes con su sueño y sobre todo, en caso de que una chispa no deseada comenzara algo que no sabría como combatir, pero entendía, a fin de cuenta sólo era una niña de diez años que había sufrido dos grandes tragedias y a la que aún le aterraba la oscuridad. Shinobu asintió con su cabeza, acarició con suavidad su cabello y salió de la habitación susurrando con suavidad "Buenas noches".

Al salir de la habitación Tomioka se encontraba sentado en el pórtico apreciando la inmensidad de la oscura noche. Decidió acompañarlo como en su habitual rutina antes de irse a dormir pues el insomnio ocasionado producto las pesadillas la mantenía a altas horas de la noche en vela, el intercambiar un par de palabras con él pese a todo amenaba un poco el miedo que sentía de cerrar sus ojos.

ㅡDime, Tomioka-San. ¿Sería lo correcto tomar justicia por mi mano?

Musitó anunciando su llegada para sentarse a su lado, manteniendo una distancia apropiada para evitarle incomodidad por su presencia.

Tomioka tenía más que claro a qué se refería. Recordó en ese instante como el rostro de desesperación de Shinobu le rogaba que por favor le diera algo de información que calmara la furia en su corazón mientras se aferraba con fuerza con sus manos lastimadas a su pecho, jamás había visto esos ojos que parecían gentiles mirarlo con tanto odio cuando se negó a darle lo que buscaba, inconscientemente llevó su diestra hasta el sitio donde Shinobu se aferró aún cuestionando si hizo lo correcto o no en mantener silencio.

ㅡEso es algo que no te corresponde.

Cómo siempre tan tajante Tomioka le respondió, los puños de Shinobu se cerraron con fuerza, ella sabía las razones del por qué no colaboraba con ella, Estaba más que claro que él sentía una especie de preocupación por ella que no apreciaba en lo absoluto, él había cruzado el mismo camino que ella deseaba recorrer pero no necesitaba de su experiencia ni conciencia para tomar sus propias decisiones, a fin de cuentas sabía que sólo se compadecía de su triste destino y tampoco tenía el derecho de hacerlo cuando apenas en el pasado habían cruzado unas cuantas palabras cuando se encontraban en su finca para intercambiar las hierbas medicinales de su hermana por leña.

ㅡMe corresponde, sabemos que dios no se encargará de hacerle pagar al desgraciado que asesinó a mi hermana y yo no puedo estar en paz con dios hasta conseguir lo que deseo.

ㅡ¡Con eso solo lograras tu propia muerte! ㅡ. Respondió enfurecido Tomioka por su terquedad.

ㅡHubiera deseado perecer en ese incendio, Tomioka-San.

Tomioka vio de reojo como a pesar de mencionar esas duras palabras la sonrisa que usaba Shinobu como máscara aún se esbozaba en esos pequeños labios.

La luz tenue de la luna se reflejaba en aquel rostro pequeño y pálido, era duro para Tomioka observar como alguien tan joven como ella guiara sus acciones a un punto en donde dijera que su vida ya no tenía sentido, aún así de algun modo le entendía pues también pasó por la pérdida desgarradora de las personas que más quería en el mundo.

ㅡMe quedé solo cuando tenía tu edad, aún tienes a Kanao, ella aún te necesita. debes tomar esa responsabilidad por salvarla esa noche, es algo que te corresponde.

Sin decir nada más Tomioka se levantó y se adentró en el oscuro bosque. Shinobu sabía a dónde y a qué se dirigía, conocía un poco de su pasado y el desenvainar una katana de alguna forma calmaba a sus propios demonios internos, miraba como los árboles se lo tragaban y no podía evitar sentirse tan celosa de su fuerza y voluntad, anhelaba tanto ser la mitad de fuerte que él pues no podía entender como seguía adelante siendo que estaba completamente solo, una persona renegada que vivía como si nada una vida de tranquilidad. Le enfermaba aquella mentalidad que había adquirido por culpa de aquel incendio. Se levantó molesta y caminó hasta su habitación mordiendo su labio inferior con fuerza hasta hacerlo sangrar, no le importaban las palabras de Tomioka, no le importaba su propia vida, cobraría venganza cueste lo que cueste y si eso la llevaba a la ruina aceptaba su destino. Ya estaba decidido.

Obsesión - [El aroma de la muerte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora