Capítulo IX

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La inhumana y sanguinaria expresión de Douma se relajó después de unos segundos, como si hubiera salido finalmente de ese transe que era inducido por esa sed de sangre. Vio a Shinobu a su lado, de rodilla en la nieve  con ese bello rostro manchado por la sucia sangre de ese hombre que había asesinado frente a ella.

ㅡ¡Shinobu-Chan!, ¿Estás bien?

Douma se inclinó hacia ella en su ayuda pero sin siquiera mirarlo Shinobu golpeó con rudeza esas sucias manos ensangrentadas que se ofrecían a levantarla.

ㅡNo me toques...

"No me toques", esas crueles palabras  se repitieron en la cabeza de Douma que terminó por retirar sus brazos para mirarla desde lo alto con furia. Ya había pasado demasiado tiempo y esa actitud arisca de ella no se doblegaba, en ese punto la paciencia de Douma se había acabado de forma definitiva.

Sin decir nada se atrevió a levantarla entre sus brazos con brusquedad ignorando los golpes constantes que recibía de parte de la joven.

Douma la llevó una vez más al interior de esa jaula dorada y con rudeza la lanzó a su cama, Shinobu enseguida intentó levantarse pero él fue más rápido, había apresado sus muñecas con una de sus manos llevándolas sobre su cabeza empujandolas con rudeza sobre las sábanas de seda. Con la otra mano Douma tomó sus rostro apretando sus mejillas con sus dedos distorsionando un poco esa mueca de odio que dibujaban esos pequeños y jugosos labios manchados en sangre.

ㅡHe sido bastante amable contigo este último mes y aún así no cedes ante mi...

Los ojos de ambos se encontraron inevitablemente, el corazón de Shinobu iba a mil por hora tensando su cuerpo que estaba preso contra el cuerpo de Douma, él estaba demasiado cerca.

ㅡSueltame... Por favorㅡ. Le pidió con frialdad Shinobu.

ㅡ¿Por qué debería? Después de todo el animal salvaje soy yo y tengo derecho de jugar con mi presa antes de devorarla.

La afilada y sádica sonrisa de Douma hacía estremecer del miedo a Shinobu. De pronto la lengua de aquel demonio recorrió con lentitud su mejilla hasta llegar a sus labios saboreando la sangre que había sido salpicada sobre ella, él no se detuvo ahí, por más que Shinobu luchó Douma no soltó en lo más mínimo su agarre sintiéndose extasiado por el sabor de esos labios que sabía, se convertían lentamente en su adicción.

Mientras más inhalaba ese aroma natural a flores que desprendía la suave piel de Shinobu más la deseaba con desesperación.

ㅡCaí en tu embrujo desde que te conocí mi pequeña mariposa, es una tristeza para mí corazón que no sientas lo mismo.

En ese punto las lágrimas de Shinobu se empezaron a derramar producto de la mezcla de emociones negativas que no sabía como controlar. Douma besó con ternura esos húmedos ojos de los que estaba enamorado, admirando esa expresión de odio puro que hacía que su corazón latiera con fuerza.

ㅡDime, Shinobu-Chan... ¿Qué puedo hacer para que me ames?

En ese punto Douma ya no sabía que más intentar para conseguir aquel frío corazón. Él siempre había obtenido todo lo que quería desde que era un niño, con sólo una orden podía conseguir desde las joyas más caras hasta las mujeres más hermosas que caían rendidas a sus pies, pero Shinobu... Sentía amarla, le estaba entregando todo y aún así ella solo veía su pasado sanguinario.

ㅡ¿Debería morir para complacerte?

De un segundo a otro Douma apuntó ese abanico dorado a su propio cuello. Shinobu abrió sorprendida sus ojos notando como  un simple roce contra la piel contraria causó un flujo continuo de sangre que comenzó a gotear sobre ella, ¿En verdad si ella se lo pedía él se suicidaria así nada más?, La sonrisa de Douma si bien se mantenía en su rostro se mostraba la resignación y tristeza en él, por su parte él estaba seguro de cortar su propio cuello si eso complacía a su pequeña mariposa.

ㅡ¡Alto!

La voz de ella resonó y Douma detuvo el baile de esa hoja afilada contra su cuello.

Shinobu consiguió liberar una de sus manos para detener la muñeca de Douma alejando con brusquedad ese abanico. Él estaba confundido pues sabia que eso era todo lo que Shinobu anhelaba, pero él temblor en su mano y sus uñas enterrandose en su piel le impedían seguir con su cometido.

ㅡNo me quitaras la satisfacción de asesinarte con mis propias manos, Douma. Buscaré el medio de conseguirlo con mi propio esfuerzo, así que no vuelvas a insinuar el suicidarte frente a mi si no quieres que sienta lástima por tu sucia existencia.

Él escuchó con atención esas duras palabras que emocionaron hasta la última célula de su marchito cuerpo, ahora lo entendía, sabía la razón de su existencia, era ella, siempre fue ella, ella le daría el fin que merecía.

ㅡ¡Qué es esto que siento! Shinobu-Chan... ¿Es posible sentir tanta felicidad?

De pronto Shinobu se vio presa una vez más de sus brazos, Douma no pudo evitar el abrazar con fuerza aquel pequeño ser que le hacía sentir tantas cosas a la vez, sin duda ella era especial, realmente adoraba a aquella mujer.

Shinobu en ese punto no podía hacer nada más que permitirle tocarla a su antojo, no había de otra forma, su plan comenzó a ponerse en marcha desde ese momento agradeciendo que la mente retorcida que tenía ese mundano ser fuera tan básica.

ㅡSe que planeas asesinarme pero no te daré la ventaja, pequeña. Así permanecerás mucho tiempo más a mi lado y yo podré disfrutar de tu cuerpo todo lo que desee.

Douma susurró esas palabras antes de soltarla y alejarse. Shinobu volvió a respirar con tranquilidad una vez que él se alejó, manteniendose en esa cama relajó su cuerpo y al igual que él por primera vez en mucho tiempo sus labios fueron curvados en una sonrisa de satisfacción.

ㅡNo pasará mucho tiempo, recuerda mis palabras.

Las mejillas de Douma se sonrojaron al ver tan retorcida sonrisa en esos pequeños labios, incluso ese más mínimo gesto causó que tuviera una erección mientras admiraba embobado cada centímetro de ella. Finalmente había conseguido una sonrisa que sólo le pertenecía a él.

🔸


Cuando se quedó finalmente a solas haciendo uso de las comodidades que tenía su jaula dorada preparó la tina que se encontraba detrás de un biombo de papel, se quitó su ropa y se introdujo en el agua tibia que le dio la sensación de limpieza que buscaba, se sentía por demás asqueada de esa sangre que había caido sobre ella, de esa lengua recorriendo sus labios, por su piel causanto esa inexplicable sensación de cosquilleo por lo que comenzó a tallar cada centímetro de su cuerpo con furia hasta que sintió ardor y molestia.

Shinobu suspiró agobiada, decidió hundirse en el agua por unos segundos escuchando solo el latido rítmico de su corazón, recordando brevemente la agradable sensación de seguridad que le daba aquel hombre con el que convivió durante unos pocos meses.

"Tomioka-San, ¿Te encuentras bien?, ¿Kanao se encuentra bien? Me gustaría admirar una vez más la luna junto a ti."

Shinobu pensó en esas palabras anhelado casi la idea de que fueran transmitidas hacia Tomioka y que pudiera responderle, pero cuando sacó su cabeza del agua y abrió sus ojos nuevamente notó su realidad actual dentro de esos barrotes dorados sintiéndose un ave enjaulada.

Shinobu abrazó su cuerpo desnudo, cerró sus ojos y dejó que su mente divagara en esos recuerdos que atesoraba en su corazón, mientras tanto aquel trozo de tela vieja que guardó con recelo por tanto tiempo esperaba paciente para librar la venganza que había estado anhelado desde que Kanae murió, sabiendo que lo que sea que hubiese en su interior causaría el final de Douma. Su propio final.

Obsesión - [El aroma de la muerte]Onde histórias criam vida. Descubra agora