Obsesión - [El aroma de la muerte]

Capítulo XI

ㅡShinobu-Sama, por favor acompañeme.

Finalmente había llegado la hora.

Shinobu se levantó de su cama a la par en que una presencia desconocida abría su jaula con aquella llave dorada que con tanto recelo guardaba siempre ese hombre.

Un rostro anciano y amable se reverenciaba frente a ella y con una suave sonrisa era invitaba a seguirla.

Ese oscuro jardín que solía disfrutar en sus breves momentos de libertad ahora se encontraba iluminado por faroles rojizos que formaban un camino hasta el palacio principal, ahí Shinobu fue recibida por otras mujeres, o más bien por tres niñas que al igual que la anciana se reverenciaron a su llegada.

ㅡAcompañenos por favor.

Fue escoltada hasta una habitación donde una tina con agua caliente la estaba esperando, ahí fue desvestida y bañada por esas niñas que no sobrepasaban la edad de la pequeña Kanao inevitablemente recordándola al ver esos pequeños rostros, "¿Se encontrará bien?, ¿habrá logrado perdonarme por abandonarla? " esas palabras sin duda hacían punzar su corazón en ese momento tan silencioso y frío en donde sentía por primera vez en mucho tiempo esa soledad con la que cargaba hace tanto tiempo mientras esas manos pequeñas tallaban con delicadeza su espalda y lavaban su cabellos que a esas alturas había crecido considerablemente.

Cuando su baño terminó aquella anciana había vuelto, nuevamente Shinobu fue escoltada a otra habitación donde peinaron su cabello y perfumaron su cuerpo.

ㅡDouma-Dono le envía esto.

Dentro de una gran caja se encontraba eso que de niña esperó usar cuando encontrara a esa persona a quien amaría y se entregaría para toda la eternidad, el ver ese vestido de novia que ahora le pertenecía hacía recordarle lo ingenua que había llegado a ser cuando era una simple y soñadora niña.

Su mirada se encontraba totalmente perdida cuando cada capa del vestido comenzaban a vestir y pesar en su cuerpo. Cuando finalmente colocaron el wataboshi sobre su cabeza con amabilidad y con una mano temblorosa la anciana tiñó de rojo sus labios con un pincel mientras que Shinobu se aferraba con delicadeza a ese frasco que colgaba en su pecho viéndose reflejada brevemente en ese frágil cristal desconociendo completamente la imagen de ella misma en ese momento.

ㅡSe ve hermosa Shinobu-Sama... espero de todo corazón que pueda tener una larga y feliz vida.

Esas palabras que vinieron de esa infantil voz hicieron enternece brevemente a Shinobu quien al ver esos rostros pequeños pero tristes comprendió que dentro de esas almas puras se encontraba una profunda y conocida tristeza.

ㅡTanto estas niñas como yo llegamos hasta este culto por no separarnos de las personas que amábamos. No sabíamos el destino inevitable que había tras estos muros y llegó el momento de la partida de sus madres y de mi hija. Cada noche recé para que ninguna otra joven fuera llamada por Douma-Dono, algo que se cumplió cuando él la trajo esa noche.