Capítulo 97. La luna de cartón.

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Al llegar febrero Paula y Carol al fin trasladaron al equipo la decisión de no seguir en la serie y lo hicieron juntas como una decisión consensuada, de la mano. La noticia sorprendió a todos porque pensaban que las chicas iban a renovar y de hecho ya tenían pensadas y medio escritas distintas tramas para que sus personajes acabaran esa temporada y comenzaran en la siguiente, pero, tras su comunicado, tuvieron que deshacerse de aquello. 

Debían empezar a considerar distintas posibilidades para sacar a Luisita y a Amelia de la Plaza de los Frutos pero por el momento iban a seguir con la trama de la reconciliación que ya estaba escrita, así que tras desaparecer el personaje de Sebastián, ahora por fin se había iniciado dicha trama. Mientras Amelia se establecía de nuevo en Madrid alquilando un piso en el barrio, a parte de ya haber conseguido trabajo en una obra nueva, se le ocurrió dar una pequeña charla para gente del colectivo LGTB y así poder compartir entre todos sus experiencias y opiniones tal y como ella había hecho en París en los encuentros que hacían dos amigas suyas que eran pareja, cuyas reuniones tenían lugar en la librería que estas regentaban.

Dado que acababa de volver al barrio y quería pasar desapercibida con respecto al tema de la homosexualidad por temor a que su casero pudiera echarla del piso, Benigna le cedió el despacho del King's para dar esa charla. Desafortunadamente, la charla llegó a oídos del director de la obra en la que trabajaba Amelia y este no la despidió pero sí le llamó la atención y le prohibió volver a hacer algo así. Como respuesta, ya que ella no estaba dispuesta a esconder quién era ni a mentir sobre su orientación sexual, dimitió y decidió que iba a seguir haciendo esas charlas.

Cogiendo la idea de la librería que tenían sus amigas en París donde no solo vendían libros sino que también organizaban encuentros con gente del colectivo, a Amelia le pareció una muy buena idea crear un espacio parecido en Madrid y quiso iniciar el proyecto de abrir su propia librería. Vendería libros de temática general pero a escondidas vendería libros de temática homosexual y a su vez también organizaría charlas sin publicitar para que nadie se enterara.

Aunque tuviera bastante ahorrado, para todo ello necesitaba mucho dinero y como ahora se había quedado sin trabajo y tenía que seguir pagando un alquiler y a su vez financiar el proyecto de la librería, Marina le propuso compartir piso con ella para repartir los gastos y, por otro lado, también aceptó un trabajo como vedette un par de días a la semana en un antro de mala muerte porque, al fin y al cabo, era dinero.

En cuanto a Luisita, la propia Amelia le contó que tenía un proyecto entre manos pero no le especificó de qué trataba y es que, el nombre que tenía pensado darle a la librería era La luna de cartón como homenaje a ella y a su relación de pareja, por lo tanto, no quería comentarle nada hasta que todo estuviera acabado para que fuera una sorpresa. Sin embargo, cuando Luisita descubre que a Marina sí le había contado las peculiaridades de ese proyecto secreto y a ella no, se cela, se impacienta y, además, tras escuchar en la plaza una conversación entre Marina y Amelia donde hablaban sobre un proyecto parisino, se entristece porque piensa que Amelia quiere volver a París.

Tras aquello intentó sonsacarle información a Marina y esta le aseguró que Amelia no se iba a mover de Madrid pero que si tanto quería saber de qué trataba el proyecto que hablara con ella directamente y así lo hizo. Fue hasta su piso y allí finalmente Amelia le explicó que lo del apodado proyecto parisino era porque ella quería hacer lo mismo que sus amigas de París. Le contó lo de la librería, lo de las charlas, el nombre que le quería dar al lugar y el por qué del nombre.

Al escuchar todo eso, sobre todo lo del nombre, Luisita al fin comprendió por qué Amelia había querido ocultarle aquello hasta que no estuviera acabado y, a parte de que le gustó mucho la idea, le enterneció el gesto que quería tener Amelia para con ella y la relación que habían tenido ambas y a punto estuvieron de besarse tras aquella conversación, pero, aunque no lo hicieran, la noticia del proyecto de la librería las había vuelto a acercar mucho. 

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