Capítulo 18. Día de estreno.

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Era un día especial por partida doble para la familia de Amar es para Siempre. Por un lado hoy les tocaba grabar las secuencias para un capítulo muy significativo, que no era ni más ni menos que el día en que moría Franco, y por otro lado, había acabado la temporada anterior y hoy se emitía por televisión el primer capítulo de la temporada 7.

Una de las secuencias que tenían programadas para hoy era un baile de Amelia en el King's, justo la noche en que murió el dictador. Todos los locales tenían orden de suspender cualquier espectáculo pero ni María ni Luisita se echaron para atrás y decidieron no cancelarlo. 

El local estaba abarrotado, como lo estaba siempre que Amelia hacía su aparición estelar y aquella noche aún más, pues eran muchos los que celebraban la muerte de Franco. 

Con las luces apagadas de repente un cañonazo de luz iluminó el escenario y apareció la vedette con un uniforme militar.

- Españoles, Franco ha muerto -dijo Carol con un rostro serio.

Se volvió a apagar la luz que la iluminaba y se fue hacia el fondo del escenario, desapareciendo en la oscuridad mientras le retiraban el micro y dejaba a todos los presentes expectantes. De repente se empezaron a escuchar las primeras notas de una trompeta característica de una marcha militar y se volvieron a encender las luces, esta vez de color rojo. La vedette empezó a bajar los últimos escalones de la entrada del King's y se dirigió al centro del escenario caminando como si fuera un soldado en un desfile. Volvió el cañonazo de luz, le iluminó el rostro y alzó su brazo derecho, llevando su mano a su cabeza y realizando un saludo militar mientras acababa el solo de trompeta.

Las últimas notas de aquella marcha se empezaron a fusionar con música de cabaret y el color rojizo de las luces cambió a tonos azules y violetas. Carol, estática como estaba en medio de aquel escenario, de repente cambió su ritmo y empezó con un movimiento de caderas de lado a lado, suave pero marcado. La seriedad de su cara cambió por una mirada intensa y una sonrisa maliciosa y provocadora. Siguió hipnotizando a su público enseñándoles todo lo que sabía hacer y en un movimiento lento flexionó sus rodillas para bajar hasta el suelo. Colocó sus manos en la zona de su cadera baja y volvió a subir, asegurándose de que todos repararan en las sinuosas curvas de su anatomía posterior. Desplazó sus manos por delante y por detrás, llevándolas a lugares a los que más de uno le gustaría visitar. Se colocó de espaldas al público e inclinándose ligeramente hacia delante volvió a ofrecer una vista espectacular y a jugar con aquel vaivén de caderas que hacía tragar en seco a cualquiera.

La música seguía y en el momento en el que el redoble de un platillo detuvo el tempo de la canción, la vedette tiró de su falda con ambas manos, quitándosela de golpe y tirándola al suelo. Prosiguió con el abrigo, quitándoselo con habilidad bajo la atenta mirada de su fiel y boquiabierto público. Mientras se desplazaba de lado a lado del escenario, sin pausar aquel movimiento hipnótico de caderas, se arrancó las mangas de la camisa que llevaba quedándose cada vez con menos ropa. 

Era una canción lenta, sensual y con el ritmo muy marcado por el charles de la batería, muy jazzera. Cada vez que la melodía rompía el tempo ella aprovechaba para quitarse otra prenda de ropa de golpe y así lo hizo con la última que le quedaba. Con ambas manos se agarró el pecho de la camisa ya sin mangas y en un abrir y cerrar de ojos se la arrancó, quedándose únicamente con la gorra militar, un conjunto negro de braga y sujetador, unas medias de rejilla y unos zapatos de tacón.

Se dio una vuelta por el escenario luciendo el modelito con el que finalmente se había quedado y entre todos los ojos que estaban puestos en ella destacaron los de una mujer pelirroja, sentada en primera fila con una mirada cargada de deseo. La vedette se dio media vuelta sin ni siquiera reparar en aquella mujer que la estaba desnudando con los ojos más de lo que ya estaba y se puso, una vez más, de espaldas al público. Se quitó el sujetador con maestría y lo elevó con sus manos al cielo como si de una ofrenda se tratase, dando por finalizada su actuación.

Juego de rolesWhere stories live. Discover now