Capítulo 32. Aquí pasa algo.

9.9K 407 81
                                    

Nueva semana en el rodaje de Amar es para siempre y nuevas dudas sobre la relación de Luisita y Amelia por parte de esta última. Las chicas habían planeado ir a pasar un fin de semana a Pedraza, un pueblo de Segovia, con intención de buscar esa intimidad que tanto anhelaban y tener por fin esa primera vez. 

Dicho viaje nunca sucedió pues una tarde cualquiera mientras limpiaban el salón de casa de los Gómez dieron rienda suelta a su amor, concretamente en el sofá. Resultó ser una secuencia muy divertida pues cuando las chicas hablaban de lo maravilloso e inesperado que había sido todo, Pelayo, el abuelo de Luisita, entró en escena y casi las pilla. 

A pesar de estar muy felices después de su primera vez, tras una cena familiar en casa de los Gómez en la que Amelia había sido invitada, se dio cuenta de que lo que querían los padres de Luisita era que se casara y tuviera hijos, cosas que ella nunca podría darle, por lo menos no en el 1976. No quería que al igual que hizo su familia los Gómez rechazaran a Luisita cuando supieran que estaba con otra mujer, no quería que Luisita pasara por todo eso, ni que no se sintieran orgullos de ella, ni que pudiera causarle cualquier otro mal por su culpa. Todas estas dudas empezaron a dar vueltas por su cabeza y no podía dejar de pensar en ello.

Amelia está en su habitación del hotel sentada en la cama reflexiva con semblante triste y llaman a la puerta.

- Amelia soy yo, ¿puedo pasar? -dijo Paula al otro lado de la puerta.

- Adelante -contestó apartándose una lágrima de la cara.

Paula abrió la puerta lentamente y entró.

- ¿Qué haces aquí Luisita?

- Mujer, ¿cómo no iba a venir a verte conforme te has ido de mi casa?

- No es nada mujer, que...solo que no me sentía bien, ya está -dijo abatida.

- Ya, eso ya lo veo -dijo mientras dejaba el bolso y el abrigo en la silla-, ...mis padres se han puesto un poco pesados, ¿no?, con el tema de los hijos y de las bodas y...

- Que no Luisita, que no...tus padres y tu abuelo son -suspiró-, son un amor, no es eso...

- ¿Entonces? -dijo colocando la silla frente a ella y sentándose. ¿Qué te pasa Amelia?, ¿por qué estás así?

- ...pues porque sé que... -bajó la mirada-, sé que la vida que tus padres quieren para ti yo no te la puedo dar -dijo apenada.

- Amelia por favor no digas tonterías.

- Es la verdad Luisita, no nos podremos casar, ni tener hijos, ni...ni nunca seremos una familia -dijo con ojos húmedos.

- Amelia -dijo con una pequeña sonrisa acercándose a ella-, es que tú y yo ya somos una familia, ¿no lo entiendes? -la miró con ternura-, tú y yo solas, las cosas secundarias me dan igual.

Los ojos de Carol empezaron a encharcarse.

- Ahora te da igual Luisita porque estás en una nube -dijo con un nudo en la garganta-, ¿pero qué pasará después?, ¿qué pasará cuando mires a tu alrededor y veas todo lo que no podrás tener nunca?

- Es que tú eres todo lo que yo quiero tener Amelia. Te quiero mucho, confía en mí por favor -dijo uniendo sus manos a las de Carol.

- Ay Luisita...es que te lo juro que yo intento ser optimista pero -cogió aire-, mucho me temo que todo esto te pasará factura.

Paula le sonrió y negó con la cabeza.

- ...y también con tu familia -siguió Carol-, y veo que sois una piña y...tengo miedo que nuestra relación termine con todo eso, ¿sabes? -dijo al borde del llanto.

Juego de rolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora