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Te quedaste bastante sorprendida, él nunca mencionó que fuese su cumpleaños, ni siquiera hubo señal de ello en la agencia.

Algo incómoda lo seguiste hasta el interior de la casa y cantaron todos las mañanitas para luego repartir el pastel.

Al finalizar la cena y sin haber ningún tipo de regalos ni nada por el estilo él se despidió de sus padres visiblemente cansado y te dijo que era hora de volver y que te llevaría a tu casa.

Sin discutir más subiste al auto y en absoluto silencio te llevó hasta tu departamento.

Al llegar no sabías exactamente qué decir o cómo despedirte.

- Gracias por traerme.- Dijiste abriendo la puerta y mirando tus pies.- Feliz cumpleaños.

Descendiente del vehículo y cerraste la puerta, creiste oír un agradecimiento pero el auto arrancó antes de que te detuvieses a preguntar.

Algo meditabunda entraste a tu departamento sin poder pensar con claridad.

Evidentemente no te arrepentias de haberlo enfrentado aunque quizá su cena de cumpleaños no había sido el mejor escenario.

A la mañana siguiente fuiste temprano al centro comercial antes de tener que ir a trabajar, sentías que lo correcto era buscarle un regalo.

No sentías que Dynamite fuese a apreciar un regalo hostentoso así que buscaste algo simple.

Viste en una tienda de accesorios de chicas una gran variedad de llaveros de toda clase y pensaste que era algo pequeño, bonito y útil así que los miraste por un par de minutos hasta que viste uno de un pequeño perro pomerania con el gesto enojado y el pelaje color rubio cenizo al igual que Dynamite, eran tan parecidos el uno al otro que sin pensarlo dos veces lo compraste.

Ya sé hacía tarde para ir a trabajar así que rápidamente llegaste a ponerte tu traje de heroína y te encaminaste a la agencia.

Al llegar subiste directamente al despacho y suspiraste de alivio al darte cuenta de que él aún no había llegado.

- Ahí estás.- Dijo la molesta voz de Mizuki desde la puerta.

- ¿Necesita algo Señor Mizuki?- Preguntaste de mala gana.

- Sí, el señor Dynamite no vendrá hasta el turno de la tarde, llamó para pedirme que fuera a patrullar contigo, al parecer obtuviste tu asenso y quiere que te enseñe lo que debes hacer.- Dijo fastidiado.- Así que date prisa, te veo abajo en cinco minutos.

Rápidamente tomaste un Postit para escribir un corto mensaje y dejarlo en su escritorio junto al llavero.

Dynamite había despertado con un ligero malestar, fue al doctor por la mañana y este le dijo que debía tomar un medicamento y reposar por a mañana, si para la tarde se sentía mejor podría volver al trabajo pero de no ser así tendría que volver al hospital.

- La comida de la vieja debió sentarme mal.- Le dijo a Kirishima por teléfono.

- Hablando de eso.- Respondió el pelirojo.- Lamento no haber podido asistir a tu cena de cumpleaños bro, pero la desaparición de ese tipo nos tiene muy ocupados, agradece a tu pasante por mi, la investigación que hizo reveló muchas cosas que habíamos pasado por alto.

- Sí, es buena, creo que aprovechando que no estaré en la oficina por la mañana la mandaré a patruyar en el turno matutino con el mequetrefe azul, es hora de ascenderla.

- ¿No es algo pronto? Nunca habías ascendido a alguien antes de los seis meses de pasantía, ella ha estado contigo apenas por dos.

- Es talentosa, quiero que trabaje directamente conmigo pero no puedo ponerla en ese puesto de inmediato o el bastardo azul no me dejará tranquilo, lo único que me queda es hacer que escale lo más pronto posible.

Maldita PasanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora