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Tú tiempo de recuperación en casa fue algo aburrido, al menos durante el día ya que no podías salir ni moverte libremente.

Cada mañana aparecía Katsuki para asegurarse de que estabas bien y que no necesitarás nada, además de que aunque no lo admitiera, deseaba verte.

Luego se iba al trabajo y tú trabajabas desde la computadora en casa, organizando las patrullas y leyendo los informes del día.

Por la tarde Katsuki te llamaba para asegurarse de que no olvidaras comer y te mandaba mensajes a la hora de tomar tus medicamentos y finalmente volvía por la noche para cenar juntos y dormir en tu sala.

El decía que era para asegurarse de que descansaba apropiadamente pero la verdad es que estaba asustado de que volvieran por tí y no quería dejarte sóla a una hora tan vulnerable y menos en tu estado el cuál no te permitiría defenderte.

Luego de una semana te dejó volver con la condición de permanecer en la agencia, volverías a las calles cuando él considerara que tu estado te lo permitía.

No podías engañarlo ya que era él quien cada noche se encargaba de curarte las heridas aunque insistieras en que podías hacerlo por tu cuenta.

- ¿Cuándo volverás a tu casa?- Le preguntaste mientras cenaban.

- No me importa si te parezco molesto, no voy a dejarte sola para que hagas algo estúpido y tus heridas se abran.

- No lo digo por eso, Katsuki, es que me da pesar verte pasar la noche en un sillón. Ve a descansar bien en tu casa.- Dijiste preocupada.

- Yo estaré bien.- Dijo.- Además.- Continuó desviando la mirada.- Es la única hora del día en la que puedo esa cerca de tí.- Fue bajando la voz conforme hablaba hasta acabar en un puchero infantil con ese toque de fastidio que reinaba en su rostro.

Te quedaste algo anonadada por lo que había dicho para luego continuar comiendo.

- De acuerdo.- Respondiste intentando que no se notará lo satisfecha que te sentías con esa respuesta.

A la hora de irse a dormir te acompañó hasta tu habitación y te ayudó a entrar en la cama.

Apagó la luz y estaba listo para irse cuando le retuviste por la muñeca.

- Katsuki, acércate.- Dijiste suavemente, él frunció el seño y obedeció quedando a la altura de tu cara.

- Buenas noches.- Luego de darle un corto beso en los labios.

No se habían besado desde la noche de su confesión y habías estado deseando probarlo de nuevo.

- Como sea.- Respondió con el rostro sonrojado y llendo hacia la puerta.- Buenas noches T/N.- Añadió antes de retirarse a la sala.

Te quedaste con una enorme sonrisa y la respiración agitada al darte cuenta de que él nunca te había llamado por tu nombre. Siempre usaba apodos ofensivos.

Te dormiste y sentiste que descansaste bastante bien.

Por la mañana vino Katsuki a despertarte, traía el desayuno y tus medicamentos.

- ¿Te irás pronto a trabajar?- Preguntaste mientras tomabas las pastillas.

- Es domingo.- Respondió a secas.

- ¿Y? Tú siempre vas a trabajar los domingos.

- Hoy no.- Dijo llendo hacia el armario.

- ¿Qué haces?- Preguntaste mientras le veías sacar ropa.

- Tienes que cambiarte, saldremos.

- ¿Iremos al supermercado o algo así?

- No.- Dijo con las orejas rojas.- Iremos a una cita.- Frunció el seño avergonzado y dejó sobre la cama un pantalón de mezclilla y una camisa blanca básicos.- ¿Eso está bien?- Te preguntó refiriéndose al conjunto.

Maldita PasanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora