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- Resulta que el mocoso es hijo de nuestro amigo desaparecido.- Continuó.

- Sabía que había algo sospechoso.- Dijiste.- Esos tipos sabían quién era yo, me habían visto antes y querían que les dijera todo lo que sabía aunque no especificaron sobre qué, como no les daba respuestas comenzaron a torturarme con cortes.

- ¿Exactamente qué te preguntaron?

- Me dijeron que querían saber todo, que les dijera donde estaba ese "Infeliz" y que debíamos dejar de investigar o nos arrepentiriamos, cada vez que les dije que no tenía idea de lo que estaban hablando me hicieron un corte, como podrás notar fueron bastante insistentes.- Dijiste aludiendo a la cantidad de cortes que habían por todo tu cuerpo.

Dynamite iba a decir algo pero fue interrumpido por un enfermero que irrumpió en la habitación.

- Lamento interrumpir pero es hora de cambiar los vendajes de la señorita.- Dijo apenado ante la mirada furiosa de Dynamite.

- ¿Y tiene que ser usted? ¿No tiene una compañera o algo?- Respondió Dynamite fastidiado. El enfermero no parecía saber bien que responder así que permaneció callado. Dynamite bufó enfadado.- Proceda.- Indicó este recargandose en el respaldo del sillón de mala gana y mirando por la ventana.

- Lo siento pero debe abandonar la habitación mientras tanto...- Dijo el enfermero.

- De ninguna manera, ya se lo había dicho a la otra enfermera, nadie que no sea de confianza va a quedarse a solas con ella.- Respondió indiferente.

- Pero la señorita debe desnudarse, necesitamos privacidad.

- Está bien.- Interrumpiste sabiendo que no había forma de disuadirlo.

El señor Dynamite no se veía como un fisgón, estabas segura de que no se atrevería a dirigirte la mirada mientras te desvestías, además aunque no fuesen detalles que se le pudiesen dar a la enfermera tú fuiste atacada y amenazada por un grupo de cinco villanos que evidentemente trabajaban para alguien mucho más peligroso, naturalmente, como portadora de información tan importante Dynamite debía mantenerte bajo vigilancia, aunque nunca imaginaste que lo haría él mismo.

Algo apenado, el enfermero se dirigió a tí y te ayudó a quitarte la bata del hospital, debajo no llevabas nada más que la ropa interior y los vendajes en brazos, piernas y vientre.

El enfermero retiró vendajes y curó heridas por partes durante al menos una hora, te sentiste algo mareada al ver las heridas expuestas. Por una ligera fracción de segundo sentiste que Dynamite te miraba mientras te curaban las heridas de una de las piernas pero al mirarle tú a él te lo encontraste mirando por la ventana como si lo que hubiese en el exterior fuera fascinante.

Al acabar con su labor el enfermero se retiró en silencio.

- Sabe.- Dijiste con tono cauteloso.- Sé que necesita vigilar que no vengan a sacarme la información que quieren pero tampoco hace falta que duerma en ese sillón otra noche, no podrá descansar bien.

Él enrojeció y respondió sin mirarte.

- Tú no das las órdenes, maldita pasante.- Gruñó.

- Ya no soy una pasante.- Respondiste divertida.

- Para mí siempre serás la maldita pasante. Además no me quedo aquí para proteger esa estúpida información.

- ¿Entonces?- Preguntaste con curiosidad.

Él enrojeció aún más y se metió al baño sin responder a tu pregunta.

Antes de que pudiera volver el sueño te venció y caiste dormida.

Maldita PasanteTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang