SEDUCEME -KOOKMIN +18

11 Solo una semana.

El sol se estaba escondido como todos lías,  el rojo fuego empezaba a hacerse notar más al contrastarse con la hermosa casa, las paredes empezaban a tomarse de un color ladrillo más fuerte, ese tan bonito que la caracterizaba.

Jeon miro a su mamá, una mujer con un porte firme pero ya casi demacrada por el tiempo, las arugas en su rostro eran muy visibles denotando su ya avanzada edad, aun que a pesar de todo aun se veía hermosa, los ojos marrones de la mujer eran dos hermosos luceros iguales a los de su hijo, la belleza era hereditaria eso era algo innegable, la señora Joen miraba el atardecer todos los día, desde su ventana recordaba casos que no logro resolver, y en los que si consiguió algo, o fueron resueltos. En su ya vejes solo podía recordar un casó que le hizo sacar canas verdes, y arrugas por todo su bello rostro, ese caso que le erizo la piel, por el cual se reprocho toda la vida, le carcomía el alma, le destrozaba la mente en dos pedazos, y su ética y moral terminaban desechas en un mar que la llevaba a la deriva, ella  no podía hacer nada, o mejor dicho no quería.

Tenía miedo, miedo de todo lo que podia pasar, miedo de la repercusión, miedo del despues, no queria meterse a algo que la hundiera en un pantano, el futuro le asustaba, y el después la aterraba, vivir con un cargo de conciencia ya era duro, pero vivir sola le aterraba mas.

Jungkook no podía comprender cómo había llegado a ese punto, la vida de muchas personas estaba en juego, y a su madre no le importaba, como si no fuera su problema, como si el traje que llevara no dijera sus verdadera intenciones, como si su promesa con el mundo y al pueblo al que le sirva con danta diligencia, solo fueran palabras,  promesas banas y sin sentido, su padre los miraba y sentía tristeza, los ojos del hombre estaban rojos, pero no pudo hacer nada más que contemplar la mesa de vidrio que estaba a su lado, y escuchar como sus hijo y su esposa peleaban.

El matrimonio Jeon, se había puesto en contra del pedido que les hacía su hijo. 

-¿No te importa?, mucha gente morirá, una niña podría sufrir, y ¿no te importa? eres jueza, eres maestro, eres policía, todos los estudios juntos, pero al final tu eres la jefa del departamento del FBI -Jeon miro a su madre, esperando que en los ojos de ella se encontrara la compasión, pero eso era algo que el había buscado toda su vid,- y no te importa tampoco a ti -Jeon miró a su padre este parecía contemplar la mesa de vidrio sin esbozar una sola palabra, subió su vista y miro a su hijo y con los ojos rojos, pero igual se quedó callado, callado como todos los días hace cinco años, en silla de ruedas, y con la muerte pisándole los talones, y no por la vejez que lo asechaba, si no por toda la gente que había condenado siendo Juez -ustedes, a ustedes no les importa nada ¿verdad?, digo más que ustedes mismos -Jeon no podía creer lo que veía, o no quería creerlo, su progenitores hacían oído sordo a su petición, como su esta fuera algo de menos.

La señora Jeon se dio la vuelta desviando su vista del atardecer, mirando a los ojos a su hijo esbozando con claridad palabras que Jeon no quería creer.

-Ya lo intenté, no importa que sepa dónde estén, nunca los voy a atrapar, o tal vez no debemos atraparlos -Dijo la mujer seria posando sus ojos marrones en los de su hijo, expresando con su rostro las duras palabras sin flaquear en alguna de ellas -imagínate lo que te podría pasarte a ti a tu padre, a mí, a los que nos rodean por meternos con alguien como ellos, incluso siendo del FBI yo no puedo hacer mucho, incluso siendo la jefa, ¿crees que es fácil? -dijo la mujer acercándose a su hijo sería y con una cara de pocos amigo -¿Crees que no se arriesga nada?, Yo arriesgo mucho a lo largo de mi carrera, pero esta ves arriesgo tanto que no quiero involucrarme en eso, creí que eras inteligente hijo -Jeon miro a su madre y sin poder creerlo observo a los ojos a su padre, que en esos momentos había arrastrado su cilla de ruedas hacía un estante de libros, sin prestarle atención a su familia, sabiendo que ya todo estaba decidido.