Lágrimas de Ángel.

Conversación.

Estaba viéndome, sus ojos avellana estaban con mis ojos verdes, era tan raro, y no diré que magnífico porque sinceramente no lo fue, fue incómodo, realmente incómodo, trate de dar la vuelta pero mis piernas no reaccionaban, el se dirigía hacia mi, y sentí una sensación extraña fue como si mis pulmones lograban ser pulmones realmente, mi respiración era pesada, mi corazón latía sin descansar y mis pulmones funcionaban y...

—Hola.— dijo aquel chico de cabello bronce, su voz era fuerte, segura, y terriblemente encantadora. Quisiera haber dicho lo mismo de mi voz, pues salió aguda, temblorosa y magníficamente horrible.

—Ho..l..a.— dije tartamudeando, el mostró una sonrisa torcida.

—¿Tú eres la chica del ascensor, cierto?.— dijo apuntandome con su dedo índice.

—Si.— la voz salió normal aunque por dentro estuviera muriendo, literalmente.

—Soy Daemon.— dijo con esa voz suya.

—Soy Anna.

—¿Desde cuando tienes... eso?.— dijo apuntando mi tanque de oxígeno.

—Creo, que no te conosco.

—Dije mi nombre, ¿No es suficiente?.— negué con la cabeza.— Bien, entonces, ¿Qué te parece mañana en Runt?

Iba a decir que no, realmente quería decir que si, pero no.

—No, lo siento, no salgo con extraños.

—Para eso es que te invite.

—Encerio, no busco citas ahora.

—¿La consideras una cita?.— dijo con tono burlón.

—¡Anna!.— Exclamó mi madre.

Me gire hacia ella, me volví hacia él y me despedí con la mano, el acintio.

¿Quién era ese apuesto chico?.— Pregunto mi madre.

—Ni idea.

—Te invito a salir, ¿Cierto?.

—Mamá.— le replique.

Ella asintió.

Baje del auto y fui directo a mi habitación, no eh sacado a ese chico de mi cabeza, su sonrisa, su arrogancia, sus ojos, su cabello, su voz, pero, ¿Qué cosas digo?, ¿Porque se figaria en alguien como yo?, en alguien con cáncer y sus días contados.