Una mala bienvenida.

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Todo me daba vueltas, me sentía mareada, sólo cuatro de mis sentidos funcionaban, el olfato me fallaba, no podía oler nada, y me di cuenta de que era mejor no poder respirar a no oler nada. Daemon se acerco a mi, me tomo en brazos. Sus hermanos me veían expectantes, los ignore, no me llevare bien con ellos. Una voz dulce y amorosa se acerco preguntando.

—¿Qué sucedio?.— La voz de aquella mujer me tranquilizó, era dulce, paciente, amorosa. Me cautivó, era como escuchar a un Ángel. Esperen si mis cálculos no fallan, aunque dudo que no lo hagan, supongo que aquella voz de mujer hermosa era la madre de Daemon. Sentí unas manos tocar mi frente. Aquellas manos eran heladas como el hielo pero calientes como fuego, me quemaba. Y por un microsegundo creí que estaba a punto de darme un colapso nivel Big Bang. Las manos frías seguían tocando mi frente, no podía ver nada más que sombras, una risa burlona retumbo en mis oídos casi sordos, trataba de localizar de quien provenía aquella risa pero me era imposible saberlo. Me había desmayado.

—Basta Ákron, devuelve los sentidos de Anna.— Alcance a escuchar una voz. Guiñe mis ojos varias veces para que la luz se ajustará a mis ojos. Pude distinguir una sombra alta, musculosa, varonil.

—Bien, bien. Admitamos que fue divertido.— Dijo aquella voz ruda. Mis ojos se ajustaron perfectamente a la luz, era Ákron quien se encontraba frente a mi con sus brazos bien formados cruzados y una sonrisa que me hirvio la piel.

—Anna.— Escuche en un susurro una voz más suave, pero de hombre.

—¿Ángel?.— Mi voz salió sin advertencia.

—¿Cómo puedes estar tan seguro de que no le dirá a nadie?.— Pregunto la hermana de Daemon. Él se giró hacia ella y dijo.

—Se que no lo hará.—Y se giró a mi de nuevo. Me regaló una sonrisa tan bella como la misma Luna.

—¿Qué sucedió?.— Dije con una voz realmente terrible. Y pensé, me escuche muy un cliché.

—Ákron te robo tus sentidos.

—Fue divertido.— Dijo el hermano de Daemon en defensa.

—No lo fue.— Se escuchó una voz de mujer, la voz de mujer hemosa. Me gire para averiguar quién era, una mujer alta, cabello cobre y unos ojos amarillos potentes se encontraba con sus dos manos juntos frente a su abdomen. Era hermosa, realmente hermosa. Su cuerpo bien alineado en curvas perfectas y sus labios delgados y colorados, pálida como el mármol. Ella era perfecta. Y me senti una estúpida fea.

—Oh vamos Alain, si que lo fue.— Respondió Ákron a la hermosa mujer que ahora tenía nombre. Alain.

—No te di ese don para que lo usaras de ese modo, es...— Paro por un minuto para encontrar la palabra correcta.— Errático.

Ákron bajo la cabeza. Fue extraño. Bajo la cabeza como si se rindiera, como si estuviera a los pies de Alain.

—Él se a rindió, no puede echar más platica sobre ese tema.— Me susurró Daemon. En mis adentros asentí.

—Disculpa la mala bienvenida querida...— Dijo Alain. Paro, supongo que no sabía mi nombre o se le a olvidado.

—Anna.— Logre levantarme de aquella camilla con sábanas blancas y mantas amarillentas. Sabía que mi cabello estaba echo un desastre.

—Anna.— Dijo con una voz cautivada. Como si yo la hubiera cautivado.— Soy Alain, madre de estoy cinco chicos.

Trate de distinguir a los otros dos pero no encontraba nada. La madre de Daemon notó mi confusión y para pronto dijo:

—Los otros dos están de cacería.— Aquella última palabra me quedo perpleja «Cacería» .

—Alain.— Susurró Daemon. Pude ver que le negaba con la cabeza.

—Está bien.— Dije.

—Lo siento.— Dijo Alain con una voz tan hermosa que pensé Por esta mujer me vuelvo lesbiana. Pude ver como Daemon hacia una mueca al escuchar mi pensamiento. Me arrepentí inmediatamente.— Supongo que tienes hambre Anna.— Dijo Alain tomando por completo mi atención. Estaba a punto de responder, pero Daemon se me adelanto.

—Ah sido mucho por hoy, esta apunto de oscurecer y creo que Anna tiene que ir a su casa.— Lo dijo con una voz tan formal, masculina, respetuosa y terriblemente sexy. Daemon solto una risita baja al escuchar mi pensamiento. Chasquie mis labios como respuesta.

—Bueno...— Dijo Alain mientras juntaba sus manos como si se encontrara rezando.— Espero verte después Anna.

— Igualmente señora...— Pare, no sabía su apellido.

—Colton.— Me animo.

—Colton.- Repetí.

En fin, no fue una buena bienvenida. Pero supongo que lo hice bien. Digo, tengo cáncer, tengo a un casi novio como un Ángel, cualquiera en su santo juicio se hubiera muerto, y yo solo me desmaye. Lo hice bien.

Lágrimas de Ángel.Where stories live. Discover now