Lágrimas de Ángel.

Teodoro.

Salí del hospital unos días después de mi incidente, Daemon a venido a verme todos los dias, es maravilloso, presiento que muy pronto me iré, el tanque ya no me da el suficiente aire, aunque se supone que debe darme casi el que necesito, mis pulmones ya no siguen el ritmo de mi corazón, ahora van mucho más lento y pesado, en las noches tengo pesadillas, sonará extraño y desconcertante, pero, tengo pesadillas con demonios y cosas sobrenaturales, siempre me levanto agitada y sólo ahi mis pulmones van al ritmo más alto que pueda imaginar.

-¿Qué piensas?.- Pregunto Daemon que estaba recostado en mi cama y yo lo veía sentada desde la esquina de mi suave cama. Milagrosamente mi mamá le tiene confianza.

-En un mundo sin cáncer.- Mentí.

-¿Sabes?, eres una pésima mentirosa, estas pensando en tus pesadillas.

¿Y el como sabia eso?

-¿Cierto?.- pregunto él.

-Si.

-Lo sabía.- dijo para sus adentros.

-Oh, déjame enseñarte a alguien.- dije entusiasmada, be e la cama con cuidado y tome el carro del tanque, me dirigi a mi armario, y saque a Teodoro, mi hámster con retrasó mental. Lo lleve hasta donde se encontraba Daemon y el a verlo brinco tan impresionante que me asusté.

-Quita eso, ahora.- dijo apuntando a Teodoro.

-Hey, se llama Teodoro.- me sentí mal, pues Teodoro es mi hámster desde los 13 años, milagrosamente a sobreviviendo junto conmigo.

-Alejalo.

-¿Porque?.- pregunté.

-No me gustan los animales.- dijo obvio.

-Bien.- me di la vuelta y fui al armario a dejar a Teodoro n su casa.

Cuando regrese lo vi acostado con sus ojos cerrados, se veia tan perfecto, tan hermoso, un humano no puede ser tan magnífico y perfecto como el ¿O si?.

-Tal vez.- dijo aún con los ojos cerrados.

-¿Acaso lees la mente o algo así?.- pregunté con una sonrisa.

-No, pero tus te delatan, Anna, tienes unos ojos ingenuos, sinceros, es imposible para ti mentir, ni si quiera tu mama te cree cuando le dices que estas bien.- dijo sentándose en la cama y viéndome a los ojos.

-Bien.- fue lo único que podía decir, pues el hacia que mis palabras se quedarán adentro, escondidas, viendo su perfección.