La familia Colton.

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-No.

-Mamá, Daemon me necesita.

-Anna, costalito ya no pasas tiempo conmigo.

-Es que no soy una bebé para que me estés cuidando.

Mi madre se quedó callada. ¿Porque sera que las madres se sienten mal cuando uno no tiene amigos, o Novio?, pero, cuando los tienes no te dan el permiso para estar con ellos.

-Se que tengo cáncer, se que te preocupas por mi, por que tengo cáncer, pero, mamá algún dia me voy a ir, no me volverás a ver, algún día las veces que hice algo en esta casa desaparecerán, y me tendrás que dejar ir, tengo cáncer y no soy inmortal.- explote. Grite. Le grite a mi mamá. Sus ojos azules comenzaron a llenarse de Lágrimas. Odiaba que llorara, al igual que yo odiaba llorar.- Lo siento.- murmure.

-Esta bien, cariño, ve, tienes razón, Daemon te necesita.- me regaló una sonrisa triste. Asentí y salí por la puerta principal.

-Siento lo de tu madre.- Daemon apareció en frente mio.

-Creo que fui un poco dura con ella.

-Te perdonará.

-No, no la hará, es que, sólo hubieras visto como le hable.- hasta el momento las palabras que le dije daban vueltas por mi cabeza.

-Si lo vi, pequeña Ángel.- me rodeó con sus brazos y pude sentir su piel fría rozando la mia.- Si lo vi.- repitió todavía envolviendome en sus brazos.

-¿Me dirás la sorpresa?.- dije separandome de él para poder verle a los ojos.

-No.- dijo burlón.- si te lo digo, dejará de ser sorpresa.

-No me gustan las sorpresas.- porque cuando me dijeron que tenía cáncer dijeron «Te tenemos una sorpresa, Anna»

-Oh, lo siento, esta te gustará.

-Bien.

Caminamos hasta el auto de Daemon subí en el lado del copiloto sin la ayuda de él. Como siempre, puse mis piernas primero y después él estúpido tanque, hice que el cinturón de seguridad rodeara mi cuerpo. Daemon me lanzo una rápida mirada tierna y echo a andar su auto. Veía por la ventana el hermoso sol que hasta ahora estaba de un amarillo potente se escondía entre las montañas que llegaban más allá de cualquier lugar que un humano quiera atravesar, podía ver las nubes esponjosas y blancas flotar por el cielo mientras se oscurecian lentamente. Y pensé. Este momento no puede ser más hermoso. No pudo haberme pasado nada mejor que conocer a Daemon. No me importaba tener cáncer pues sabía que no debía tener miedo porque mi ángel me acompañaba y siempre lo haria.

-Siempre.- dijo casi en un susurro, me tomo de la mano y sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal. Sentí una descarga eléctrica. De esas que te gustaría tener siempre.

-Siempre.- repetí.

El camino transcurrió en silencio, unas que otras veces nuestras miradas se cruzaban, aveces él me sonreía. Fue lindo. Después de pasar el tráfico y salir de la cuidad, nos adentramos a él bosque, nunca habia sabido de él, aunque creo que es obvio, pues tengo cáncer y no salgo, no soy una aventurera. Podía ver los árboles tocar él cielo, los pajarillos cantar una dulce canción y las nubes moverse lentamente para tapar el sol y después hacer que se asome con su resplandor, ningún ruido de ciudad me atormentaba, sentía tranquilidad, estaba con mi conciencia sana, me sentía bien, me sentía felíz.

Pasaron algunos minutos para que después a lo lejos se escucharán unas risas. ¿La sorpresa eran niños?, ¿Acaso Daemon quería adoptar?, descarte esas ideas de mi mente, ni siquiera éramos novios y yo pensaba adoptar, idiota.

Lágrimas de Ángel.Where stories live. Discover now