El origen.

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Llegué a mi casa, entre y subi a mi cuarto lo más rápido que pude, intentó fallido, saque mi cabeza por mi ventana esperando ver a mi ángel en su auto, pero nada, metí la cabeza otra vez a lo caliente de mi cuarto gire en mis propios talones y me llevo un susto que tuve que poner mi mano derecha en mi pecho, ahí estaba él, con una sonrisa de oreja a oreja.

-Me asustaste.- le replique.

-Lose.-dijo de lo más normal.

-No hagas eso.- dije histérica tratando de controlar mi horrorosa respiración.

-¿Porque estas aquí?.-  logre decir después de varios minutos.

-Tu lo pediste.- dijo alzando sus hombros.

-¿Yo?.- pregunté más para mi que para él. Claro lo pensé.- Daemon, ¿Puedes quedarte a dormir?.- dije tímida, Dios, ¿Qué hago?.

-¿Quieres que haga eso?.- Asentí energéticamente.

-Bien, lo hare.- saltó a la cama y se acostó en la orilla derecha.

Reí, una horrible risa.

-¿Entonces?

-Me pondré la pijama.- dije mientras me quitaba la canula para poder buscar mi pijama, unos minutos sin ella no me harán daño ¿Cierto?

-Si, si lo hará, pontelos otra vez.- dijo Daemon. Rodé los ojos, pero los puse otra vez en mis orificios nasales. Camine por mi cuarto hasta llegar a una cómoda que estaba situada en una esquina, abrí un cajón y saque unos pantalones largos y cómodos color negro, después una blusa de manga larga de cuello «V», camine hasta el baño.

-Hey.- una voz me llamo, me gire.

-¿Qué pasa?

-¿A donde vas?

-A cambiarme.- dije con cierta obviedad.

-¿Qué?, pero, ¿Porque no te cambias aquí?

-Porque estas aquí.

-¿Te da vergüenza que te vea?

-En alguna manera si.

-Bien.- camino a horcajadas en la cama, se arrodilló y se quitó la camisa. Bien, eso no me lo esperaba.- Tu turno.- dijo él, estaba embobada su torso era perfecto, tal como el de un Ángel, digno de él.- Tu turno.- repitió.

-No.- dije firme.

-¿Porque no?

-Daemon, no tengo el cuerpo como las demás chicas.

-¿Cuáles otras chicas?

-Las chicas normales.

-Tu eres normal.

-Como las chicas con las que has salido.

-No eh salido con nadie, Anna.

-¿No?

-No, sólo contigo, es la primera vez que me enamoro.

-De una mortal.

-De una mortal, y ninguna inmortal, eres la primera.

-La primera.- repetí para mis adentros.

-Si.

Aún así me dirigí al baño, no dijo nada. Después de cambiarme vi mi rostro en el espejo del baño, era un desastre, mi cabello estaba echo un asco y tenía ojeras como un Mapache, me veía horrible. Y entonces pensé. Él en vez de escoger a alguien más me escogió a mi, me escogió a mi sabiendo que tenía mis días contados, sabiendo que no era la chica perfecta, él me escogió a mi, habiendo tantas personas él me escogió a mi. Salí de el baño y camine a la habitación, entre y él estaba ahí acostado con sus ojos cerrados, sin camisa. Se veía tan inofensivo ahí acostado.

-Estoy despierto y no soy inofensivo.- dijo sin abrir los ojos.

Fui hasta donde el estaba y me acosté a un lado de él, acomode el tanque en una repisa que tenía enseguida, acomode mejor la canula y me gire hacia él.

-Lose, soy guapo.- dijo girando hacia mi y por fin vi sus ojos avellanas.

-Lo eres.- él esbozó una sonrisa.

-¿Te recitó un cuento?

-Jaja, seguro.

-Bien. Hace más de mil años nació un joven, un joven quien fue concebido por una semi- humana, semi- Ángel, la madre murió al dar a luz a aquel demonio de la luz, creció y su nombre fue otorgado como «Daemon», algo sumamente raro, ya que él es un ángel de la luz y su nombre significa «Demonio», pero, bueno, su nombre tiene sentido, pues él hace veinte años era un monstruo, mataba a personas, robaba su alma para seguir viviendo, cada Luna roja un alma tenía que ser robada para sobrevivir, pero él se rehusó a seguir haciendo eso, pues no quería ser más un monstruo, lo que él hizo era robar almas de mujeres hermosas, era muy diferente las mujeres a los hombres, el efecto era más duradero.- me asusté, eso me hizo estremecer.- era broma, bueno, una vez, un demonio se enamoró de un Ángel, su amor era como el de una pluma, liviano, el ángel y el demonio compartieron su corazón entre ellos y una barrera entre los demonios y los Ángeles se extendió, desde entonces ningún Ángel a cruzado alguna mirada con un demonio a menos de que sea por salvar a alguien.

-¿Cómo se hace eso?, lo de salvar a alguien.

-Bueno, así como hay Luna roja, también está la Luna azul, ahí es donde alguien se entrega a otra persona, y ya nada será como antes, serás de esa persona, para siempre, sin ninguna excusa, sin ningún reproche, pues ya serás de esa persona, te entregas a ella, en cuerpo, alma y corazón, entregas todo de ti, tus palabras y mentiras, tus miedos y facinasiones, todo.

-Todo.- repetí.- Es una hermosa historia.

-Ahora a dormir.

-¿Tú duermes?

-No, no puedo, es como cuando tienes una pesadilla, ya no puedes dormir hasta que amanezca.

-¿No te molesta si duermo?

-Para nada, sería hermoso verte dormir.

-Bien.

Me gire y él me abrazo, posó su barbilla en mi cabeza, me sentía protegida, segura, amada. Después de varios largos minutos me quedé dormida.

Lágrimas de Ángel.Where stories live. Discover now