capitulo 9: una linda cita

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¿debería preocuparme que andamos por callejones o por lo misterioso del asunto? – pregunto sin recibir respuesta de la mujer completamente encapuchada que a pesar de eso fue incapaz de ocultar completamente su belleza como diosa de la misma.

Vamos a un restaurante. – fue lo único que salio de la boca de la diosa que agarraba fuertemente su mano guiándolo por las escondidas calles de la cuidad que parecía conocer como la palma de su mano.

Después de varios minutos por fin llegaron a aquel lugar, parecían estar esperándolos debido a que apenas llegar fueron trasladados a un lugar privado del restaurante y sentados en una mesa para cuatro.

Pensé que estaríamos solos hoy. – replicó el joven viendo el panorama donde parecían esperar a dos acompañantes.

Surgió algo inesperado y otra diosa tendrá una leve platica conmigo, solo te pido paciencia. – rio elegantemente como si supiera todos los defectos en la personalidad del joven que sin duda no era especialmente bueno ocultando sus desbalances de temperamento.

Varios minutos pasaron donde Freya no dudo en hacerle todo tipo de preguntas al joven, pero una resaltó en el resto.

¿sabes algo de tus padres? – la pregunta de la diosa iba con claras dobles intenciones, sin duda quería saber de dónde había heredado tan inconmensurable fuerza.

Aventureros de la familia Zeus y Hera. – Freya se quedó completamente congelada, era la familia de la que se había encargado de exiliar hace más de 15 años, pero Bell le había contado que él tenía 16 por que debería al menos recordar algo de sus padres. - para ser más específicos los capitanes. - a Freya le costó, pero volteo y fue cuando por fin sus recuerdos se juntaron para completar el rompecabezas del misterio que envolvía a aquel joven.

Los ojos rojos del joven ahora destellaban en ese azul eléctrico que lo hacía lucir como su padre sin duda alguna, su alma y su enorme dominio físico eran de su padre, pero aquella destructividad de la magia solo podía venir de aquella mujer que solo era igualada por [silencio] aunque la misma nunca fue vencida antes del dragón negro.

T-tus padres eran lo más cercano a la divinidad –pensó realmente aterrada recordando a aquellas dos figuras que dirigieron las temibles familias más fuertes del mundo desde el descenso de los dioses en el mundo hasta hace 15 años.

Así fue alguna vez, no te tengo rencor a ti porque a pesar de todo... tu familia nunca ha ocultado lo que ni a fingido, pero por otro lado esa mujer y el maldito pallum usurpan el lugar de héroes que solo puede ser de las familias olímpicas- ese último comentario no fue del agrado de Freya, pero era verdad que la mayoría de los héroes durante la historia habían pertenecido a las familias de los trece olímpicos principales.

Si solo tuviera la oportunidad. - hizo un gesto con la mano cuando la puerta se abrió desvelando un cabello dorado junto con una bermellón cosa que solo hizo fruncir el ceño del aventurero mientras miraba severamente a la diosa de fertilidad.

¿lo siento? – salio de sus rosados labios mientras hacia una linda expresión que logro sonrojar minúsculamente al joven que solo respiro pesadamente antes de ver fijamente a la diosa de las mentiras que tampoco parecía contenta de verlo ahí sentado.

Varios minutos después.

Fue una plática realmente a la que Bell no fue capaz de prestarle atención mientras miraba por la ventana y lanzando pequeñas descargas para molestar a la multitud de afuera que iba en dirección al festival de monstruos.

¿dejaras de mirarme? – la pregunta fue dirigida a la espadachina que estaba enfrente de ella, su comentario fue ignorado por ambas deidades que parecían enfrascadas en su propia pelea verbal.

L-lo siento. -fue una torpe disculpa, aunque bastante sincera a pesar de su usual inexpresivo rostro que se había vuelto algo insignia de la denominada mujer más fuerte de Orario.

¿Cómo sigues después de ese incidente? - cuando se vieron envueltos en ese torpe combate que termino con la derrota indiscutible de la princesa el chico ni siquiera le había dado importancia al asuntó, pero ahora que la veía detenidamente parecía que después de eso la peli dorada había estado exigiéndose de sobre manera y se veía reflejado en su cuerpo lleno de cortes y moretones que opacaban su belleza natural.

He estado entrenando. – su corta respuesta solo causó molestia en el chico que se veía acomplejado debido a lo difícil que era manejar una conversación con esa mujer.

Lo supuse, pero.... Solo terminaras haciéndote más débil si no descansas. – recordó los momentos que vivió con su abuelo como si hubieran sido apenas hace unos días.

Flashback:

¿Por qué hacemos esto? – pregunto fastidiado un Bell de aparentes 11 años que se encontraba recostado en una hamaca junto a su abuelo que descansaba en otra cercana a él.

Para tener un buen entrenamiento hay que trabajar, hay que aprender, hay que comer, hay que descansar y también hay que jugar, esas son las bases del entrenamiento de la familia Zeus para tener una buena condición física. – replico su abuelo y dios para luego continuar con su descansó.

Fin del flashback.

Tuve un buen maestro. - dijo el chico con una nostálgica sonrisa antes de que cierta diosa peli plateada hundiera sus prominentes pechos entre sus brazos.

Vámonos Bell- fue lo que ordeno la diosa mientras que él joven sin objetar nada simplemente se paró junto con la mujer para retirarse del lugar sin siquiera despedirse.

¿eso tengo que hacer para tener una buena condición física? – pensó la chica recordando las palabras del peliblanco que parecía muy seguro de que ese era el método correcto de entrenamiento.

El resto del día paso relativamente tranquilo con Freya no pareciendo soltar en ningún momento, durante ese periodo la diosa se quitó el manto dejando a la vista toda su belleza sin impórtale debido a que nadie se le acercaría con tremendo aventurero de tal magnitud.

Al caer el atardecer Freya decidió llevar a Bell a lo que parecía un monasterio abandonado con un hermoso jardín de flores en el medio cercano a donde estaba el hogar de la familia apolo.

Es un lindo lugar. - dijo Bell a la diosa que sonreía, pero no falsamente como siempre hacia, si no como una verdadera mujer que había tenido el mejor día de su vida.

Acuéstate. - dijo mientras golpeaba levemente sus muslos mientras se sentaba en el piso del jardín de flores. - no te hare nada malo conejito- lo último lo dijo en un tono inusualmente sensual hasta para ella.

El chico dudo un poco, pero al poco tiempo recostó su cabeza en los mismos abriendo los ojos gratamente.

Son demasiado cómodos. - susurro moviendo su cabeza para a los segundos quedarse dormido.

Podría estar así hasta el ragnarok –pensó con una sonrisa hermosa la diosa mirando como el sol se ocultaba al final de Orario.

Fin del capítulo. 

Danmachi: Campeon del rayoWhere stories live. Discover now