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Gracias a una pelea con Monoma, lo tenían cuidando de las plantas de la enfermera Chiyo.

El sol estaba a todo lo que daba, no por nada era verano.

Se levantó para quitar sudor de su frente, viendo las flores. Los espacios vacios son las que había sembrado, mientras a otras se les veía el pequeño brote.

Otras ya estaban grandes y muy hermosas, suponía que esas eran las que la enfermera Chiyo había plantado ya hace tiempo.

Se agachó de nuevo para tomar las bolsitas con las semillas, más no se espero ser tomado por detrás.

Sabía quién era, así que solo suspiro, se levantó dando media vuelta para ver aquellos ojos bicolor.

– Las tentaciones como tú, necesitan pecados como yo–. Sonrió.

Katsuki solo lo veía, para soltarse y contestar;

– Terminamos–. Dicho esto se alejó caminando a la enfermería a dejar las bolsitas.

Pero antes de eso, Ashido salió de entre los arbustos para ir con el.

– ¿¡Cómo que terminaron!?–. Lo tomó de los hombros, teniendo el ceño fruncido.

Katsuki no se podía tomar en serio su pregunta, pues la chica tenía ramitas y hojas en su cabello, el uniforme todo arrugado...

Contestó.

– Si, hemos terminado aquí. De sembrar–. Señaló las plantas.

Ashido suspiro, por un momento sintió que se le iba el alma.

– ¡Babosa, me asustas!. ¡Burra!–. Daba golpes en el pecho del rubio.

𝗣 𝗜 𝗥 𝗢 𝗣 𝗢 𝗦▕  Tᴏᴅᴏʙᴀᴋᴜ  Where stories live. Discover now