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Katsuki esperaba tranquilamente recostado en la cama de Shoto, quien había ido a bañarse hace algunos minutos.

Tomando el celular del bicolor, seleccionando uno de los juegos que tenía ahí.

Vió la hora en el celular, siendo pasadas las diez de la noche. Frunció sus labios.

El juego se detuvo repentinamente, extrañado alzó una ceja. Viendo la llamada entrante del padre de Shoto.

Con cara de asco estuvo tentando a dejar que corra, pero, ¿Debía contestar?.

Recordando la vez que vómito en su abrigo, que pena pasó ese día. Pero, no se arrepentía de aquello. Su suegro se puso al frente cuando el aviso sentirse mal.

Escucho la perilla de la puerta, volteando en su dirección para ver a Shoto entrar con solo unos pantalones pijama y una toalla sobre sus hombros.

El mayor cerró la puerta y camino en su dirección sin dirigirle mirada alguna. Se dejo caer a su lado, cubriendo su rostro con la toalla.

–¿Ya?. ¿Podemos dormir?–. Dijo Katsuki bloqueando el celular ignorando la otra llamada. Si, había puesto el celular en silencio.

Shoto quitó la toalla de su rostro, manteniendo sus ojos cerrados.

–Ni bañándome se me quitó todo lo sucio que quiero hacerte–. Dijo atrayendo el cuerpo de Katsuki al suyo, sintiendo algo raro.

Abrió sus ojos, separandose del cuerpo de Katsuki lo miro confundido.

El rubio solo vestía unos Shorts demasiado cortos, los cuales eran cubiertos por la parte de arriba de su pijama. Ahora entendía porque no fue capaz de encontrarla.

Con una sonrisa se subió arriba suyo, colocando cada una de sus manos a los costados de la cabeza de Katsuki.

–Ni se te ocurra. Mañana tenemos clases–. Dijo el rubio formando una X con sus dedos sobre su rostro.

–Una vez no hace daño–. Dijo Shoto besando sus labios.

𝗣 𝗜 𝗥 𝗢 𝗣 𝗢 𝗦▕  Tᴏᴅᴏʙᴀᴋᴜ  Where stories live. Discover now