Capítulo 14

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Días antes de los sucesos del capítulo 14.

Los Ángeles California.

Narra Kendrick Newell:

Movía mis ojos rápidamente por el documento en mis manos, al comprobar que todo estaba en orden tomé un bolígrafo de mi escritorio y firmé con una delicada letra cursiva.

En ese momento, Blair, mi asiste, irrumpió en mi oficina, si hubiera sido cualquier otra persona la habría regañado por entrar sin tocar, pero era ella.

—¿Qué sucede Blair? —pregunté poniéndome de pie, soltando dos de los botones de mi camisa, Blair se sonrojo rápidamente y llevó su mirada hasta el piso.

—Dejaron una carta para usted en recepción —su voz dulce y cálida llegó a mis oídos.

—Me gusta que me miren cuando me hablan —mi voz la hizo sobre saltarse y subió su mirada hasta a mi rápidamente.

—Lo lamento señor.

—¿Otra admiradora? —pregunté cambiando el tema, acercardome a ella.

Apretó los labios —No lo creo mi señor.

Me detuve, su respuesta me tomó por sorpresa.

—¿Mi señor? —pregunté extrañado, confundido.

Ella caminó hasta estar frente a mi.

—Si, MI señor —la determinación en su voz logró desubicarme.

Sin esperarlo tomó mi rostro y me besó, por lo general yo siempre tomaba la iniciativa, pero esta vez al parecer no iba hacer así, los labios de Blair eran tan suaves, tan dulces, la tomé de su pequeña cintura para pegarla a mi, el beso se intensificó, ella sabía perfectamente como dar un buen beso, Dios mío, ese era el mejor beso de toda mi vida, su pequeño cuerpo contra el mío, sus dulces labios.

Unos segundos después, cuando no podía aguantar más la respiración, nos separamos, Blair estaba totalmente sonrojada, su pecho subía y bajaba, con mucha calma deslizó su pequeña mano por mi cuello, luego por mi pecho, y se detuvo en la hebilla de mi pantalón, tragué saliva.

—¿Pu-puedo? —preguntó nerviosa, muy nerviosa.

—No —mi voz hizo eco por toda la oficina, ella lució confundida, incluso yo lo estaba, había sido una respuesta automática, entonces lo comprendí: no quería que ella fuera una más, quería algo serio con ella, algo verdadero.

—Lo lamento señor, esto fue un error —se separó de mi y se dirigió hasta la puerta con rapidez.

—Blair —mi voz claramente afectada quedó en el aire, porque ella ya había salido de mi oficina.

—Mierda —exclamé dando un golpe a la pared.

Esa chica iba a volver me loco.

Entonces noté el sobre rosa palo que estaba sobre mi escritorio, Blair debió dejarlo ahí antes de irse, lo tomé en mis manos, con letra cursiva y delicada decía mi nombre, abrí el sobre con rapidez, la paciencia no era mi fuerte, la hoja de adentro era del mismo rosa que el del sobre, comencé a leer la carta:

Kendrick Newell, Marcel Darwin, o como prefieras que te llame, si te preguntas quien soy lo sabrás pronto, o bueno, al terminar de leer esta carta, si te preguntas que es lo que quiero, es simple, decirte la verdad, toda la verdad. Te fuiste de la casa de los Benon cuando tenías 17 años, no fue porque fueras un cobarde, fue porque estabas dañado, corrompido, fue por lo que Michael Benon te hacía durante la noche, cuando nadie veía, cuando nadie te escuchaba, pero yo me encargué de él, también me encargué de tus hermanos, pero de ellos de una buena manera, o por lo menos me encargué de ellos un tiempo, ya que una serie de eventos me llevaron a fingir mi muerte.

La Chica Newell Where stories live. Discover now