Capítulo 17

1.1K 123 54
                                    

Narra Nexa:

Jamás pensé estar ahí, frente a la puerta del chico que casi murió envenenado.

Llevé mi mano a la perilla pero no la moví, tenía que pensar bien lo que iba a suceder, acababa de llegar del hospital, donde Kyler se había quedado con Mike. Kalex había ido a acompañar a Blair a la ciudad, donde podría tomar un vuelo hacia los Ángeles. Will estaba en la cocina, practicando unas recetas. Keyla y Leviatán no estaban en casa, habían salido, me habían invitado, pero rechacé la oferta. Klaus y Lía estaban aprovechando el tiempo perdido en la habitación de esta última. Así que si entraba a la habitación de Scott, nadie escucharía lo que pasaría allí adentró.

Giré la perilla, pero aún no estaba segura.

No seas cobarde, Nexa —me dije a mi misma.

Abrí la puerta y entré a la habitación semi-oscura de Scott, toda su habitación estaba perfectamente ordenada, la cama estaba situada en el medio, un estante repleto de libros en la pared derecha, un gran armario al lado contrario y una puerta a lado de este la cual supuse era su baño.

Él estaba recostado en su cama, sin camisa, dejando a la vista unos sutiles abdominales y unos brazos delgados, su cabello estaba despeinado apuntando en varias direcciones, su piel pálida, unas ojeras marcadas debajo de sus ojos verdes, su vista en el libro en sus manos, levantó su vista hacía mi cuando cerré con fuerza la puerta a mi espalda.

—Nexa —sonrió —¿Qué te trae a mi humilde habitación?

—¿Cómo estas? —decidí preguntar en vez de contestar.

El apuntó a su cama, invitando me a tomar asiento, lo hice.

—Ya estoy mejor, gracias por preguntar.

—Me alegra, ¿Cómo estás por lo de Kendrick?

—Yo estoy bien, nunca fuimos cercanos.

—Oh —ya no sabia que más decir.

El cerró su libro y lo dejó de lado, su mirada en mi, la curiosidad brillando en sus ojos.

—¿Eso era todo por lo qué viniste hasta aquí? ¿Para saber cómo estaba?

—No —contesté con firmeza, dejando el nerviosismo a un lado.

—¿No? —repitió con curiosidad.

—Quiero algo de ti, Scott —me acerqué hasta estar a una corta distancia de él, lo escuché tragar saliva.

—¿Qué es lo que quieres de mi? —preguntó con lentitud.

Entonces, lo solté:

—Quiero que me muerdas, Scott, quiero tus labios en mi cuello, tus colmillos en mi piel, succionando lentamente mi sangre.

El frunció el ceño.

—Vaya, eso sí que es extraño.

No aparté mi mirada de la suya, no me iría de ahí hasta conseguir lo que quería.

—Aún no tengo mucho autocontrol, existe el riesgo de que no pueda parar —explicó.

—Si no puedes parar, yo te haré parar, tengo mis métodos.

—No estoy seguro, no quiero problemas con mis hermanos, yo... —me senté sobre él, dejando cada una de mis piernas a sus costados, Scott se sonrojó sutilmente.

—Ellos no se enterarán, solo te pido una pequeña mordida —su mirada bajo a mis labios y después a mi cuello, luego asintió.

—Bien, pero quiero algo de ti —su respuesta me tomó por sorpresa.

La Chica Newell Where stories live. Discover now