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Hola... Espero que hayan tenido un buen día.

No se olviden de votar si les gustó el capítulo y comentar. Solo así sabré cómo va la historia.

Agust había estado paseando por la ciudad, actuando como un turista para no atraer atención innecesaria por parte de la Policía Secreta. Había recorrido Akihabara y comprado algunos mangas cómicos para leer en una cafetería de gatos. ¿Por qué ahí? Bueno, extrañaba a su Omega. Además, el dulzor del lugar le ayudaba a recordar la noche anterior, en la que se lo había chupado solo como él sabía.

Había usado sus gruesos y húmedos labios a la perfección, mimándolo hasta llegar al clímax. Fue una sensación de placer absoluto, en la que sus sentidos se limitaban a percibir y reaccionar por instinto. Sin embargo, cuando estuvieron a punto de caer en brazos de Morfeo, pudo recordar lo especial que era ese pelirrosa: sus ojitos, sus curvas, sus mejillas, su boca. Todo en él era tan valioso. En especial, porque llevaba a su hijo en su interior.

—Esta noche saldremos a un evento importante —le informó Kitty ni bien se reencontraron en su edificio.

—¿Algún motivo en especial?

—Necesitamos más armas, cariño —le contestó sonriente, rodeando su cuello para besarlo con delicadeza—. Sabes que perdimos una gran cantidad de almacenes, así que nos toca pedir ayuda.

—¿A quién? —preguntó Agust, sujetando la cintura de su Omega.

—Ya verás. —Rio con dulzura.

Entonces, la puerta se abrió de golpe, permitiendo la entrada de un equipo de estilistas. Ellos hicieron su trabajo con eficiencia: vistieron y maquillaron a la pareja. Mientras tanto, Gucci y Killer eran alistados en sus propias habitaciones, al igual que otros individuos claves del equipo y su servicio privado de seguridad.

Finalmente, se reencontraron en el primer piso para esperar sus vehículos. Todos se veían despampanantes con sus trajes de cóctel, en especial Kitty, quien vestía un ajustado vestido de lentejuelas y portaba un gloss color coral. Así, favorecía su cuerpo curvilíneo y sus pecaminosos belfos. Era la sensualidad encarnada.

Agust se sentía fascinado, pues la idea de pertenecerle a alguien así aceleraba su pulso. Sin embargo, cuando Gucci Gang sujetó la fina cintura de su pareja para que subiesen al auto juntos, su ensoñación fue destruida.

—¡¿Qué haces?! —le reclamó al león— ¡Suelta a mi Omega!

Su aroma a chocolate amargo y menta se encendió, denotando su ira. La situación no le agradaba para nada.

—Para tu información, lobito —se burló Gucci—, Kitty sigue siendo mi esposo.

—Tiene razón —intervino Killer Prince con la mirada apagada—. Este es un evento social, así que debemos guardar las formas, por lo menos en frente de los japoneses. Ellos respetan mucho la familia.

Sus palabras fueron como un balde de agua fría, no solo para Agust, sino también para sí mismo. Su olor tristón a helado mocca y pisco lo delataba. ¿Estaba celoso? Tal vez.

—Ustedes pueden compartir un coche —agregó Kitty sin apartar la cercanía de su esposo. Luego revisó su smart-watch y anunció: —¡Vamos todos de una vez que se hace tarde!

Así, los altos mandos, el equipo de seguridad y Agust subieron a los coches negros de ventanas polarizadas. La pareja principal fue en el primero, seguidos por el lobo y el oso polar, y así sucesivamente hasta que todos estuvieron en camino hacia el evento.

—Hueles horrible —se quejó Killer Prince.

—Lo siento. Es por la ira —le respondió el pelinegro—. No puedo creer que lo siga prefiriendo cuando he dejado todo por él.

—No seas ridículo —masculló—. Kitty te ama. Eres la primera persona a la que mira embobado, eres el primero en romper su corazón, eres el padre de su futuro hijo o hija, eres...

—Lo sé —lo interrumpió—, pero a veces pienso que todavía hay una barrera entre nosotros.

Era verdad. Cada beso, cada caricia, cada momento, todo se sentía frío hasta cierto punto. O sea, su corazón brincaba como loco y le encantaba ser correspondido, mas una pequeña opresión le gritaba que aún no tenía a Kitty. Y, bueno, era cierto, pues no lo había marcado.

—Déjame decirte algo, Agust.

—Claro.

—Puedes amar mucho a Kitty y él puede corresponderte sinceramente, pero nunca tendrás lo que él tiene con Gucci.

—¿A qué te refieres? —preguntó confundido.

—Los he visto, Agust, y nunca habría imaginado ver algo así.

—¿¿¿Ver qué???

—Antes de que el señor Park muriese, justo después de conocer a Kitty, hubo una especie de conflicto de intereses, así que fuimos atacados —contó—. RM, Gucci, Kitty y yo, junto con nuestros equipos, luchamos. Sin embargo, hubo un momento en el que ese par quedó desprotegido. Entonces, ocurrió lo más impresionante que mis ojos hayan visto.

—¿Qué pasó?

—La forma en la que se apoyaron el uno con el otro, sus movimientos coordinados, su defensa sincronizada, incluso sus transformaciones. Se confiaron sus vidas sin vacilar ni un segundo. Y, tengo que decirlo, nunca vi una conexión así de intensa. —Tomó un respiro. —No conozco todo lo que han vivido juntos, pero debió ser mucho como para que desarrollaran esa clase de lazo. Y, bueno, lamentablemente para ti, si Kitty tuviese que elegir entre uno de ustedes, saldrías perdiendo.

—Así que debo aguantar mis celos estúpidos, ¿verdad? —Bufó.

—Tú lo has dicho.

Quisieron seguir hablando, pero ya habían llegado. La puerta del vehículo fue abierta y desfilaron hasta ingresar a la recepción, en la que un gran número de mafiosos se lucían con sus mejores ropas, presumiendo sus ganancias.

—Es momento, chicos —dijo Kitty como un susurro—. Nuestra meta es cerrar el trato con la Omega Mina y conseguir la confianza de estos peces. Manos a la obra.

Esa sería una larga noche.

• CAZANDO A KITTY GANG: el final • [Dki/Yoonmin]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu