9 || Mae Griffin

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Una noche quería bailar, y el lunes siguiente, tenía a Dom siguiéndome por toda la oficina

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Una noche quería bailar, y el lunes siguiente, tenía a Dom siguiéndome por toda la oficina.

Bueno, tal vez lo hacía ver peor de lo que de verdad era.

Solo me seguía para contarme lo que había averiguado de mi madre. Salimos de la sala luego de buscar un café y nos sentamos en mi escritorio, uno al lado del otro,

—Entonces, por lo que estuve revisando en registros; Margaret Cooper, tu abuela, Theodore Cooper, tu abuelo, y Peter Armwood estudiaron juntos en la escuela, fueron mejores amigos desde entonces. Tu abuelo se volvió carpintero, Margaret fue maestra de primaria, y Peter entró a la milicia a servir a la nación, luego de un tiempo en el servicio militar. ¿Sabías algo de esto? —me preguntó, yo dejé lo que estaba escribiendo en mi pantalla y lo miré.

—No, bueno, solo sabía que la abuela fue maestra, no sabía que él era carpintero, tal vez él fabricó el cofre que tengo en casa —pensé en voz alta. Él me miró ladeando la cabeza.

—¿Tienes un cofre?

—Sí, te lo conté —expliqué asintiendo—. Mamá me dejó un cofre lleno de recuerdos, ahí estaba el diario.

Dominic recordó y tomó un poco de café. Anotó algo en su tableta.

—¿Podrías enseñarme el cofre? —preguntó, yo lo miré—. Te prometo no llevarme nada, no quiero que me cortes la mano —bromeó haciéndome reír.

Lo empujé un poco, y su silla con ruedas retrocedió. Él fingió que le estaba haciendo mucho daño y terminó cerrando los ojos, con la cabeza ladeaba.

—Me morí —dijo, y sacó la lengua.

—Qué tonto eres —respondí y di la vuelta para seguir escribiendo la nota que tenía pendiente.

—¡Me acabo de morir y tú me ignoras! —se quejó, reí en silencio y seguí trabajando.

Estaba escribiendo la nota sobre mujeres que habían servido a la nación. La única que me faltaba por entrevistar, era la amiga de Finn.

De pronto, sentí que un dedo me tocó el hombro, giré a ver qué quería, y lo vi asomando la cabeza para ver lo que estaba haciendo.

—¡Me distraes, Dominic!

—Bueno —comentó apoyando su rostro sobre sus manos—. Entonces, ¿puedo ver por favor el cofre de tu mamá?

Exhalé, fruncí un poco los labios mientras lo pensaba.

—Está bien, pero bajo mi supervisión, Dominic. ¿Oíste? —Lo señalé.

—Por supuesto, Bee. Jamás haría algo que te perjudique, solo quiero saber si podemos averiguar algo más para el documental. —Estiró su mano—. Es un trato.

Acepté estrechando su mano también.

—¡Aquí estabas! —alguien alzó la voz, apareciendo a mi lado. Golpeó mi mesa un poco y me asusté. Aún tomaba la mano de Dom.

Entre mis recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora