12 || La luna y yo te acompañamos

2.1K 409 435
                                    

—No lo sé, Finn —respondí algunos segundos después

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—No lo sé, Finn —respondí algunos segundos después. Su propuesta me tomó por sorpresa.

No estaba segura de nada en ese momento. Viajar a otro país no se veía como algo que haría en esas circunstancias.

—¿Qué te detiene? —cuestionó mirándome. Él se veía bastante convencido de algo que se le había ocurrido en los últimos cinco minutos de nuestra conversación.

—Bueno... —Caminé un poco por la bella biblioteca de Peter Armwood y encogí un poco los hombros—. Tengo que trabajar, y ya sabes, tengo otras cosas que hacer también.

Finn se rio bajito y negó un poco.

—Está bien, Bee. No tiene que ser ahora. Solo piénsalo. Estaré aquí para cuando te decidas —me dijo.

Yo lo miré. Finn tenía la vista fija en mí, pero la evitó cuando escuchamos una voz.

—Hijo, estás aquí —habló Woody. Se veía un poco nervioso, como si no esperara que estuviésemos en casa. Por supuesto que no lo esperaba, Finn no había dormido ahí desde aquel día. Se acercó a él y le dio un abrazo. Su hijo tardó en corresponder, porque lo tomó por sorpresa, pero al final lo hizo también.

—Hola, papá. —Palmeó un poco su espalda y se alejó despacio—. Hemos venido a buscar una carta del abuelo. Espero no incomodarte.

—¿Cómo me vas a incomodar? —preguntó, sonó un poco dolido, pero trató de calmarse y aclaró la garganta. —Es tu casa también, hijo. De hecho, sabes que puedes volver cuando lo desees... Te extraño aquí, ¿Sabes?

Finn suspiró cansado, asintió un poco y palmeó el hombro de su padre.

—Sabes que por el momento no estoy cómodo aquí, papá. Ya hablaremos de eso luego. Ahora debo acompañar a Bee a su casa.

Woody se dio cuenta que yo estuve ahí todo el tiempo cuando me miró. Él me sonrió de lado.

—Hola, Bee. Perdóname. No te había visto.

—No te preocupes, Woody. Hola. —Sonreí.

—¿Vamos, Bee? —pidió Finn mirándome. Sus ojos pedían que le hiciese caso. Yo asentí.

—Sí, tenemos que irnos —comenté y me acerqué a él—. Gracias por ayudarme con las cartas, Finn. Nos vemos pronto, Woody —le dije. Finn padre solo asintió un poco y se hizo a un lado para dejarnos pasar.

—¿Me esperas en el auto? Voy por unas cosas a mi habitación.

Me entregó la llave de su auto y accedí tomándolas para dirigirme a la salida de su hogar.

Finn tomó un poco de aire antes de dar la vuelta y caminar hacia su habitación.

Esperé poco menos de cinco minutos, él salió junto a una mochila grande y una manta gruesa. Me explicó que de noche hacía frío, pero no había tenido el valor de pisar su casa él solo todos esos días.

Entre mis recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora