Capítulo 54

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"LUNA LLENA Y AMANECER"

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"LUNA LLENA Y AMANECER".

«¿Estaré haciendo bien?», pensó Kagome abriendo los ojos y la boca por aquellos besos que Sesshomaru le otorga mientras recorre sus manos debajo del kimono. «¿Estaré haciendo bien?».

No dejaba de pensarlo y cuando terminó de analizarlo ya no traía ropa interior.
¿Tomas algún método anticonceptivo de tu lugar de origen?— preguntó Sesshomaru muy curioso y lleno de intriga a Kagome la hagarro por sorpresa. El sabía la respuesta en la carta pero quería saber si ella escondía una mentira entre sus palabras.

—No. Bajo la mirada por la vergüenza.

—¿Otro método?.

—No.

La confusión acude al rostro de la chica.

—¿Acaso quieres que te preñe?— preguntó burlón. Sesshomaru continúo haciendo de las suyas.

«¿Qué hago?», penso tímidamente Kagome el cosquilleo que siente en sus piernas la dejan confundida. «¿Estoy preparada para esto?» «¿Él será el indicado?», «Una vez mamá me dijo que cuando lo hiciera debía ser con alguien que me amara, y no creo que Sesshomaru me ame», ese pensamiento la entristecía un poco porque por otra parte quería vivirlo.
A pesar de todo seguía el juego de besos y caricias es como si buscara respuesta a sus dudas e inquietudes de la diferencia entre "coger y hacer el amor".
Sesshomaru continúo desnudando el cuerpo de Kagome, despacio es como si lo hiciera a propósito como si quisiera descubrir y tener respuesta a sus nuevas inquietudes sobre los humanos, en especial de ella, busca hacerle el amor, pero corre el riesgo que termine cogiendóla.

Sus respiraciones se agitan y sus corazones bombean a mil por hora.

Ella termino recostada en al lado del cerezo dónde el pasto envolvía su cuerpo. Con las piernas encorvadas, apenada se cubría el rostro.

«Kagome estás a punto de perder tu virginidad», pensó así misma con una respuesta concluyente.
Decidió llevarse un poco más dejar que la tocará sin llegar a penetrarla o provocarlo y dejarlo con ganas.

Relajo el cuerpo y dejo que Sesshomaru tocará, frotara y lamiera cada parte de su piel y por supuesto que para ella era el paraíso en la tierra. Y esa humedad interna bastaba para que ella estuviese extasiada con la sensibilidad apoderándose de la razón y con el futuro remordimiento.

Kagome se sentó, sus pechos permanecían cubiertos por su sostén, deslizó sus manos sobre la cadera de Sesshomaru despojando los pantalones de aquél demonio perfecto, sus piernas son largas y de poco bello, musculosas y firmes. Y un pene envuelto en su ropa interior.

Tentación prohibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora