Capítulo 75

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"Se siente atrapada en la sonrisa del Yokai, en la forma en como le hablaba, provocando que en su interior salga lujuria".

"Se siente atrapada en la sonrisa del Yokai, en la forma en como le hablaba, provocando que en su interior salga lujuria"

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"SECUESTRO Y FIRMA DE CONTRATO".

Kagome llegó a la tienda, compro todo lo que su familia les había encargado, no sólo las zanahorias.

Era mucho lo que tenía que cargar, suspiraba cada cinco minutos, y ponía en el suelo la bolsa para sobarse las muñecas y los dedos de las manos.

«Debí quedarme con Ah—Un, hubiera sido un buen obsequio».

No le quedaba más remedio que continuar su camino, pero ir con Rin sería doble trabajo y el doble de cansancio.

—Debería dejar esto a la casa y después recoger a Rin en aquél sitio— se dijo así misma.

Accedió a sus pensamientos y tomo rumbo a la cabaña de sus padres adoptivos a una velocidad prudente, para que no se hiciera tarde al momento de recoger a la niña y regresarán de noche.

Era un día de locos sin duda y más por el comportamiento tan extraño de Rin, probablemente eran excusas para que Sesshomaru viniera al rescate como aquellas veces cuando se sentían vulnerables.

El camino se le hacía más largo de regreso que de ida. De vez en cuando tomaba algunos atajos.
Cuando llegó a la cabaña y encontró el sitio algo destruido entro en pánico dejo caer las compras y corrió a ver qué ocurría
—¡Papá, mamá!. ¿Están bien?—grito le llegaron recuerdos de su pasado. Se introdujo al lugar y la sorpresa que se llevó fue letal y dolorosa.

Ellos estaban muertos y bañados en sangre.
Una sensación de tristeza inundó su ser había perdido a su familia adoptiva y nuevamente estaba sola. —¿Por qué?— se replicó.
—¿Qué he hecho mal para merecer esto?. Se deja caer al suelo para darles un abrazo a aquellos cuerpos fríos que alguna vez, vio caminar, apapachar, sonreir.—¡Por el amor de Kamisama esto no es justo!. Ellos no merecían morir. Miro al cielo con lágrimas en los ojos y la mandíbula temblorosa.
—¡Si querías dejarme sin nada lo has logrado!.  No tengo nada.

—¡Perdón!.

Les cantó una canción de cuna como solía hacer de vez en cuando con Sota, era una manera de despedirse, al menos no tan dolorosa, porque las canciones transmiten emociones y dan tranquilidad, Kagome al menos espera que sus padres adoptivos estén en paz en la otra vida.

No se despegó de ellos, estuvo en contacto con sus cuerpos, contemplando sus rostros por última vez. Acaricio los cabellos alborotados de su madre y sonrió.
—Gracias— susurro débilmente para volver a abrazar, esta vez lo más fuerte que pudo. —¿Qué se supone que le voy a decir a Rin?— dió un sobresalto. —¡Cielos no he ido por ella!.

Tentación prohibidaOnde histórias criam vida. Descubra agora