Capitulo 67

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"DECEPCIÓN"

El elixir de sensaciones no terminan

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El elixir de sensaciones no terminan.
Ella se dejaba ir como hilo de media pues entre sus piernas recibía una revolución por culpa  de su gran amante Sesshomaru, un oral bien ejecutado con fluidos andantes entre ambos labios.
Esa sustancia que tanto fortalecía a Yako, lo dejaba con impulsos de emoción.
Entre gemidos y gruñidos la cabaña vieja se hacía visible, entre lluvia apacible que sólo eran, testigos de una entrega verdadera de amor. Él era el protagonista de las caricias y ella la antagonista y probablemente los cambios de roles llegarán con el tiempo. Ambos estaban al límite del clímax del deseo. Y entonces sus cuerpos se dejaron venir. Sus corazones bombean a mil por hora y sus cuerpos bañados entre fluidos y sudor, la habitación oliendo a sexo y su cansancio al límite. Sesshomaru debía salir de ella sino su sustancia blanca quedaría dentro y las probabilidades de un embarazo podrían ser más altas que con un humano promedió. Sin embargo afuera de ese triángulo victorioso se ha bañado.
—¡Gracias por permitirme el privilegio de ser tu primera vez y ha sido una hermosa experiencia!— dijo susurrante, contemplando con esos ojos dorados aquella humana indefensa.
—Sesshi, hacer el amor me ha agotado, me siento cansada— dijo balbuceante, cerrando los ojos.

Él sonrió, besando su rostro, acurrucandola sobre su brazo para que lo empleará como almohada. En posisión sedente. Abrazándola sobre su vientre, lo más cerca posible oliendo el perfume de su cabello. Los sentimientos por ella iba creciendo día con día, Sesshomaru estaba aterrado de si mismo y Yako lo sabía y se divertía por sus inseguridades, y aquellas confusiones, él odiaba, aquella raza tan vulgar y corriente, él asesinaba a sangre fría era temible por todos y ahora él siente amor por una mujer de esa especie, ahora protegía sin importar el riesgo y ser la burla de otros demonios, Kagome había sucumbido al demonio de una manera sorprendente. Poco a poco Sesshomaru también va perdiendo la conciencia y termina durmiendo tiernamente al lado de su amada Kagome.

Pero todo cuento de hadas podría ser la Cenicienta, el encanto no duraría para siempre y todo gracias a unos ojos de color rojo llenos de odio y despecho están al acecho.

Por fin Kagura ha aparecido después de todo este tiempo ya no soporta ver a su demonio que no sea ella.

Se ha acercado al umbral de la puerta de la vieja cabaña, dando fuertes chasquidos con las palmas para que ambos despertarán del susto.

—¡Vaya, vaya!— exclama enfadosa.
¿Pero qué tenemos aquí?agita su abanico fuertemente, señalando a la chica. ¡Una puta usurpadora!.

Kagome cubría su ligero cuerpo lleno de vergüenza, una mujer despiadada la observaba con desdén. Su timidéz la vuelven vulnerable.

Tentación prohibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora