18- Al fin Paz

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Según Miguel Ángel le había pedido a Donnie que le demostrara con echos que de verdad lo amaba, en pocas palabras le dijo que lo convenciera; el problema era que el pecoso no le daba oportunidades, cada vez que su hermano se acercaba: buscaba excusas para alejarse, arruinando los planes del científico.

Habían pasado dias sin salir a los patrullajes, pues según Leonardo nunca había nada diferente, ni maldad en las calles, pero en realidad era el echo de querer pasar más tiempo con su amor, después de todo le costó mucho trabajo tenerlo de la forma en que quería, tenía que aprovechar cada momento. Pero el maestro Splinter al enterarse de que sus hijos no querian continuar con sus deberes regañó al líder y le ordenó continuar con ello, así que hoy era noche de patrullaje.
Hoy era el día en el que Donatello y Miguel Ángel estarían solos y juntos sin excusas.

Leo— Okey chicos, los equipos continuarán como siempre, así que ustedes irán a la izquierda y Raph y yo a la derecha, nos vemos aquí en 1 hora.

Donatello tenía un plan perfecto, debía conquistar al pequeño con cursilerías igual que a una chica, pero las cursilerías que le diría no serían de esas falsas que solo tienen el fin de convencer por un rato, no, lo que saldría de su boca sería el dictamen de su corazón, estaba dispuesto a confesar todo, tenía la esperanza de que su hermano lo comprendiera, lo perdonará y lo aceptará.

Cuando vio a sus hermanos mayores alejarse tomando su rumbo, supo que era el momento para hablar...

Donnie— Mikey yo...

El menor sujetó del brazo al esbelto antes de que esté terminará su frase.
Por la repentina acción el esbelto volteo a mirarlo suponiendo que su hermano tenía algo importante que decirle.

Donnie— Ocurre algo?

Mikey— Tú no me amas Donnie —se apresuro a decir— Tú no puedes sacarme de tu mente por lo que hicimos esa noche ¿verdad? Tú solo me deseas... Recuerdas cuando me explicaste la diferencia entre amor y deseo? Donnie... si es eso lo que quieres entonces haslo conmigo hasta que te canses de mi... —coloco la mano del mayor sobre sus cadera y acercó su cara a la de aquel con intención de besarlo y comenzar con el juego.

Donnie— Que? No!! No Mikey! Que tonterías estás diciendo? —apartó sus manos del cuerpo de su hermano y esquivo sus besos— Eso es lo que piensas?!
No es solo deseo lo que siento por ti y no es solo esa imagen la que no puedo sacar de mi mente: es tu sonrisa, tus ojos, cada una de tus expresiones, yo te admiro por quien eres, nunca entendí como es que siempre te muestras feliz ante cualquier situación, de pequeños eras mi ejemplo a seguir... Por desgracia he echo que cambies, ya no sonríes como antes y extraño esa forma en la que me mirabas.

El ángel lo miró con tristeza, bajó la mirada y dió un par de pasos en retroceso.

Donnie— Mikey... Soy un tonto, me costó trabajo entender la razón de tu comportamiento hacia mi, pero es evidente... Te tuve indefenso entre mis brazos... Y te abandoné por Abril... No puedo imaginar cómo te sientes, tienes derecho de odiarme, tienes derecho a tratarme como quieras, sé que soy de lo peor, ni yo mismo puedo perdonarme lo que te hice, lo que le hice al ser más importante en mi vida...

Mikey —Ya basta Donnie... No hables... —contestó apunto de romper en llanto.
Deberás dolía tanto recordarlo, por culpa del amor de su vida se sentía como basura, y no quería continuar recordandolo.
Dió media vuelta dispuesto a salir corriendo a algún lugar donde el mayor no pudiera verlo llorar, pero aquel lo sujetó con fuerza del brazo evitando su escape.

Donnie— Pero... Por eso estoy aquí, soy un tonto, y si para variar fuera un cobarde no podría vivir con eso, así que estoy aquí para enmendar mi error si tú me lo permites...

El menor forcejeó para escapar, pues sus lágrimas ya estaban presentes y resbalaban por su rostro. Se sentía tan débil de nuevo, así que se resigno y dejo de forcejear.
El de cinta morada le dió media vuelta para tenerlo de frente y lo abrazó con fuerza.

Donnie— Sé que no tengo derecho de estar aquí pidiéndote otra oportunidad, pero yo te quiero tanto como tú a mí, y are lo imposible por hacerte feliz, porque tú eres mi felicidad, sin tu hermosa sonrisa mi cielo es gris... Quiero tener el sol, y teniéndote cerca espero derretirme...

El menor correspondió a su abrazo y dejó salir sus lágrimas sin miedo, descargó su tristeza sobre su todo...

Después de mucho rato ahí parados abrazándose, y después de que el menor se quedará sin ninguna gota más que derramar: se separaron un poco sin que el mayor apartará de aquel sus brazos. El de ojos claros lo miró aún entre expresiones de puchero.

Mikey— Entonces... De verdad me amas? —preguntó en sollozos.

Donnie— Sí, de verdad te amo Miguel Ángel.

Mikey— En ese caso... Estoy dispuesto a olvidar lo que ocurrió aquella noche y a empezar de nuevo— sonrió mientras tomaba de la mano al mayor.

Donnie— De verdad?? —dijo en voz alta feliz de la respuesta, se sentía tremendamente contento que no sabía cómo expresarlo, abrazó como cinco veces más al pequeño ninja, gritó a los cuatro vientos su alegría y volvió a abrazar al menor, lo cargó entre sus brazos y giró sobre su propio eje, haciendolo reír.

Todo era perfecto para ellos hasta que notaron las miradas extrañadas de sus dos hermanos mayores que ya se encontraban presentes en el lugar.

Raph— Qué ocurre aquí?

El científico bajó al pequeño ninja y el otro limpió de sus ojos el rastros de lágrimas, se miraron asustados y no sabían que responder.

Donnie— Aamm... Lo que pasa es que-

Mikey— Ví a un gato atropellado y Donnie lo revivió! Si! Eso es lo que pasó... Verdad Donnie? —dijo interrumpiendo al esbelto por el miedo de que aquel fuera a confesar la verdad.

Donnie— Amm... Si —contestó entre suspiros tristes pues esperaba contarles al resto de sus hermanos sobre su gran alegría.

Leo— Reviviste a un gato muerto?? —preguntó muy confundido.

Donnie— S-si...

Raph— Qué? Le diste respiración boca a boca sin reventarle los pulmones para volver a inflarlo? Digo, debió haber quedado como pelota ponchada ¿No? —preguntó mirando al líder mientras recreaba con las manos la escena del crimen, a lo que el de antifaz azul levantó los hombros sin entender nada.

Leo— Okey... Ya salimos, ya nos divertimos, ya vimos que no hay nada diferente exepto que se puede revivir a un gato atropellado, ahora volvamos a casa hermanos.

Las siluetas de las cuatro tortugas se alejaba entre sonidos de risas y bromas. Y ninguno de ellos se dió cuenta de que al fin en tanto tiempo los cuatro se llevaban bien entre ellos, sin peleas, sin comportamientos serios, sin incomodidades... Al fin paz...

Amargo o Dulce?Where stories live. Discover now