14- Luces de colores

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Miguel Ángel sentía el fío aire de la noche chocando con su piel.
Se encontraba de pie sobre uno de los edificios más altos, se abrazaba a si mismo intentando no temblar pues al parecer el cielo había comenzado a llorar lágrimas blancas y con poca densidad.

Al menor no le importaba nada, se sentía humillando y pensaba en la forma en como había sido tratado toda su vida: sus propios hermanos siempre lo habían tratado como a un tonto, ingenuo, como a alguien con quién no se podía hablar porque creían que no entendía nada o que no le importaba prestar atención.
—Seguramente por eso te aprovechaste de mi, soy el tonto que todos pueden usar ¿Verdad Donnie? —musitó en suspiros hablando con el aire.

Caminó más a la orilla, las lágrimas escurrían por su cara y cerró los ojos pensando en que no quería sufrir más.

—El clima está muy loco no Mikey?

Escuchó esas palabras a sus espaldas, conocía bien esa voz y no quiso que su hermano presenciara su final: así que se detuvo, secó sus lágrimas, miró al que se encontraba sentado un par de pasos atrás y se sentó junto aquel— Si... El clima está loco.

—Al menos la nieve llegó a tiempo para navidad –dijo el de cinta azul.

—Navidad? —se pregunto el menor.
Miró las casas desde las alturas y luego a la ciudad entera, y era cierto: estaban adornadas por miles de luces de colores; no había podido notarlo antes pues su mente estaba tan ocupada en la desdicha que para ella todo era oscuro.

Leo— Será verdad que el aire huele diferente en estas fechas? o es solo mi imaginación?

Mikey— A que huele? A focos quemados?

Leo— Jaja... Puede que si, pero ese olor me hace sentir tranquilo, me hace sentir qué estará todo bien...

Al escuchar eso el menor volteó a mirarlo, nunca se había puesto a pensar en el olor del aire de alguna fecha en especial, pero si su hermano decía que era tranquilizador lo aria: así que cerró los ojos e intento prestar atención.
El aire era muy fío y tenía un olor parecido al que tiene la ciudad cuando llueve: debía ser por la poca humedad en el aire lo que le daba ese aroma.
Abrió los ojos y suspiro, el mayor tenía razón pues la calma apagó el fuego del dolor en su pecho.

Leo— A Raph siempre le han gustado mucho las luces de colores... —susurro a suspiros.

Ver los focos destellantes le hacía recordar su infancia, aquellos buenos momentos en los que él y el temperamental eran muy unidos.
Recordaba como aquellos ojos verdes brillaban con alegría al ver las luces de las casas, y aunque fueron pocas las veces que pudieron verlas por las rejillas del alcantarillado los recuerdos estaban tan grabados en su mente que con solo ver las luces el calor que le hacía sentir la sonrisa del de cinta roja volvía con la misma intensidad a su corazón, y formaba una sonrisa en su cara.

Mikey— Porque estás aquí Leo?

La pregunta del pecoso lo sacó de su trance y la felicidad se esfumó al recordar lo que había echo hace unas horas— Hice.. algo de lo que me arrepiento —contestó.

Mikey— Bueno, pues ya somos dos...

El silencio reinó después de sus palabras, pero a nadie le incomodaba pues estaban tan metidos en sus pensamientos que ni siquiera se les ocurrió preguntar la razón de sus arrepentimientos.

Que deberíamos estar haciendo? Es navidad, es la fecha en la que la familia está reunida ¿no es cierto? Pero a Donnie no le interesan las festividades...
Donnie...
Tal vez es tu culpa que mi navidad sea triste, o tal vez la culpa es mía...
Pero no seguiré tiste, si para ti no fue más que un juego lo que pasó este día entonces también lo será para mí —pensaba el de ojos celestes.
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Abril— Y como es esta fórmula?

Donnie— ...

Abril— Donnie???

Donnie— A, perdón Abril, no estaba prestando atención.

Abril— Vaya, lo que me faltaba, creí que estarías feliz de estar aquí conmigo en navidad, era como mi regalo para ti.

Donnie— Tu regalo es ponerme a hacer tu tarea??

Abril— Bueno, si no te gusta puedes marcharte, le pediré al niño nuevo de mi instituto que la haga por mi, me han dicho que es un nerd como tú.

La tortuga de antifaz morado le arrebató el lapiz a la pelirroja y comenzó a escribir lo más rápido que pudo.
Azotó el lápiz sobre la mesa e hizo ruido al levantarse y recorrer la silla hacia atras— Aquí está mi regalo —dijo y caminó a la ventana.

La pelirroja miró su libreta y se dio cuenta que aquel había resuelto los 20 problemas de física que debían ser resueltos con fórmulas y procedimientos complejos en menos de media hora.
Giró la mirada para ver al genio, pero solo encontró la ventana abierta.
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El genio caminaba a paso lento sobre los tejados, se abrazaba a si mismo por el frío y se preguntába el porque su corazón había sido capturado por la pelirroja.
Siempre era lo mismo: esa chica no hacia más que utilizar su inteligencia a su conveniencia y se aprovechaba de sus sentimientos.

No entendía que ocurría ¿Era amor lo que sentía por la chica? O simplemente le gustaba?
Frunció el seño al recordar la tonta forma en como se enamoró de ella, ya que fue aquello a lo que las personas llaman "Amor a primera vista" y si el científico lo pensaba bien: lo que decía sentir por la pecosa era solo un gusto físico.

Detuvo su paso y se sentó en la orilla de la casa en la que se encontraba, acomodó sus codos sobre sus piernas y su cara entre sus manos.
Veía la colorida ciudad siendo emblanquesida por la nieve, y las pequeñas bolitas blancas que caían sobre su nariz lo hacían recordar a su hermano menor porque en estas fechas ambos solían discutir sobre adornar el árbol del dojo con esferas, pues Donatello siempre creyó que era una tontería y su forma de pensar chocaba con la del menor...

Sin querer, su mente se puso a divagar sobre su hermano y termino recordando las expresiones de placer de del menor y de lo genial que se sintió estar en esa conexión con él, pero a pesar de ser tan buena la sensación tenía algo que lo inquietaba, ya que las ganas de quererlo solo para él fueron tantas que estaba seguro que fue lo que lo impulso a morder su cuello...

Sin darse cuenta, su mente comenzó a comparar los enormes ojos azules de su hermano con los de la pelirroja, y a pesar de tener el mismo tono, se enteró que le gustaban mucho más los del pecoso...

Abrió los ojos impresionado su mente hizo Click y todas las piezas embonaron.

La pelirroja tenía pecas, igual que su hermano. Ambos tenían el mismo color de ojos, y aunque los de Miguel Ángel eran más grandes podría decirse que por el estándar en los humanos los de la chica también lo eran.
Si había algo que caracterizaba a su hermano era el color naranja, el mismo color del pelo de la chica, y hasta ahora se dió cuenta que cada cosa que veía de ese color le recordaba a Miguel Ángel.

En lugar de pensar que su hermano se parecía a la pelirroja pensó que la pelirroja se parecía a su hermano, y eso tubo mucha importancia para él ya que se dio cuenta que la razón por la que se enamoró de ella a primera vista se debía al parecido con su hermano menor, solo que inconscientemente su cerebro le dió puntos extra a ella por el echo de ser embra.

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Hola, que tal :3

Perdón si este no es el cap feliz que debería ser por estas fechas xP pero la historia tiene que continuar como es.
Según yo, lo que lo hace un poco especial es el echo de mencionar que es navidad xP jsjsjs

Aún así, espero que les haya gustado :) y nos vemos hasta la próxima (~ ̄³ ̄)~💖💖💖

Amargo o Dulce?Où les histoires vivent. Découvrez maintenant