Un dìa tus padres deciden mudarse a una pequeña ciudad, Beacon Hills, por temas de trabajo, hay haras buenos amigos y quien sabe... Quizás te enamores.
Al escuchar esa voz, esa voz que conocía tan bien, solté a Derek y me giré para ver a Kate quién reía, a su lado se encontraban dos berserkers, Aunque los dos con los que Peter, Theo y Liam habían peleado estaban empezando a levantarse del suelo.
Me puse de pie y la mire - ¿De qué te ríes? - apreté los puños.
- ¿Sabes qué Derek nunca ha tenido suerte en el amor? - río - Y para una vez que encuentra a alguien que le quiere va y se muere - seguido riendo de esa manera tan cínica y asquerosa que la caracterizaba.
- Te juro que te voy a matar - apreté aún más los puños.
- Tu no puedes matarme, no sabes de lo que soy capaz niña - hablo para después transformarse en algo parecido a un jaguar e izo un gesto con la cabeza indicándole a uno de los berserkers que me atacará.
- Tu tampoco - camine con tranquilidad hacia el berserker mientras que las llamas empataban a surgir de mi piel, por unos segundos mire a los demás, la manada, los calaveras, los padres de Alison, Parrish, algunos ya lo sabían pero otros me miraban desconcertados, habían venido para ayudarnos a ganar, a sobrevivir, pero nosotros ya habíamos perdido, vinimos a salvar a dos de nuestros amigos y en el camino hemos perdido a dos, esto ya no era una lucha, era una venganza. Mire al frente y seguí caminando ya en llamas, la cara de Kate había cambiado, ellas sabía muy bien lo que era y el poder que podía llegas a alcanzar.
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Cuando el berserker corrió hacia mí yo le imité y en cuanto tuvimos el primer contacto una bola de fuego nos inundó, está permaneció durante unos segundos y cuando retrocedí el Berserker ya era polvo, a mi mente llegó la imagen de aquella tarde en mi casa cuando Derek aún era un adolescente, el día en el que los chicos descubrieron lo que era, este berserkers había quedado igual que aquél, calcinado, yo volví a la normalidad, había aprendido a controlarme desde que ayude a Peter a curarse.
Tras quedarse un momento observando la escena todos atacaron, por unos minutos perdí de vista a Kate, Parrish se acercó a mí y me dio una pistola, entre los tiros y la gente, no veía nada claro, estaba detrás de un coche disparando cuando de repente algo sonó detrás de mí, sabía lo que era ese sonido, lo había escuchado mil veces, el sonido de una pistola siendo cargada.
- Yo que tú no me movería preciosa - escuché la inconfundible e irritante voz de Kate - ponte de pie y camina - no dije nada, solo hice lo que me decía, camine siguiendo sus indicaciones hasta llegar al centro de un círculo que se había formado gracias a los coches y a un muro, al estar hay Kate me pegó una parada en la parte trasera de la rodilla y caí al suelo.
- ¿Sabes que las balas no pueden matarla verdad?, Es un perro del infierno - habló Parrish dando un paso al frente.
- Está no es una bala cualquiera perrito, es de plata, ¿sabes lo que le pasa a la plata a altas temperaturas? - Sonrió de lado Kate.
