No me asustas ( TEEN WOLF Y TÚ)

Capítulo 32

T/N soltó mi mano y coloco su mano ahora libre en mi cara obligándome a mirarla - Todo va a estar bien - me sonrió, no entiendo como podía sonreír estando al borde de la muerte.

- ¿Y si no lo está? - pregunté.

- Lo estará, Peter llegara a tiempo ya lo verás - retiro la mano de mi cara, intenté no llorar, no aparentar estar mal, parecer relajado pero todos mis intentos fueron en vano, no podía ver mi cara pero es ese momento debía ser un poema, nos pasamos un rato en silencio, ninguno sabía muy bien que decir. - ¿No tienes frío? -.

- No, no te preocupes.

- Derek estoy viendo cómo sale vapor cada vez que respiras - dijo con la voz débil, en realidad sí que tenía algo de frío pero no mucho ya que T/N seguía desprendiendo mucho calor. - Lo siento - dijo al ver que no le respondí nada.

- ¿Por qué?.

- Por todo - una lágrima calló por su mejilla, pero esta no llegó muy lejos ya que me apresure a quitarla con mi dedo pulgar.

- No pienses en eso ahora.

- Es que todo fue culpa mía y no hay día que no me arrepienta de haberte dicho que te fueras.

- Yo también pude quedarme y no lo hice - dije para que se sintiera mejor pero ella negó con la cabeza.

- Te aleje por qué me daba miedo decirte que te quiero - agachó la cabeza.

- Yo también te quiero - solté sin más, estaba arto de esconderme, de perder el tiempo de una forma tan estúpida, ella me importaba, la quería y eso no iba a cambiar por mucho que me alejara de ella, ¿Para que iba a perder el tiempo?, Ella río.

- Tenemos que dejar de declararnos en estas circunstancias.

- Si - reí en un suspiro mientras acariciaba su mejilla, entonces una mueca de dolor volvió a invadir su rostro - Tranquila - quite mi mano de su cara y sujete tu mano para empezar a absorber de nuevo su dolor, esta vez era más intenso podía sentir como éste recorría rápidamente todo mi cuerpo dejando tras el un malestar que no podía explicar.

- Para Derek, PARA - grito esto último con las pocas fuerzas que le quedaban.

- ¿Qué pasa? - estaba confundido.

- Tus ojos, por un momento han dejado de ser azules y se han puesto de tu color natural - lo que dijo me recordó a como deje de ser un alfa.

- ¿Los chicos te han contado que antes era un alfa? - la mire, quería contarlo, por alguna extraña razón ella hacía que quisiera contarle cosas sin más, creo que es por qué ella hacía lo mismo conmigo.

- Cuéntamelo - respondió dándome a entender que no sabía nada, se acomodó en mi colocando la cabeza sobre mi pecho y yo solo la abracé mientras acariciaba su cabeza.

- Me convertí en un alfa cuando mate a mi tío Peter aunque él después resucitó pero eso es otra historia, cuando hay un alfa nuevo todo el mundo se entera y más si es en una ciudad tan pequeña como Beacon Hills y en mi caso eso fue lo que ocurrió, un día una manada de alfas apareció, mientras estaba ocupado peleando con ellos mis exnovia envenenó a mi hermana y para salvarla tuve que renunciar a ser un alfa - suspiré, pero no de nostalgia, a mi nunca me importó ser o no un alfa, Tanto poder y responsabilidad no era lo mío.

- ¿Mataste a Peter? - pregunto sin moverse de la posición en la que estaba.

- Enserio que solo te has quedado con eso - reí y recosté mi cabeza en la pared sin dejar de acariciar su pelo.

- Seguro que eras un gran Alfa - al escucharla decir eso la mire.

- En realidad fui un Alfa horrible - mientras la miraba note que su nariz empezaba a sangrar de nuevo pero eso no fue lo que me asusto, el problema era su forma de respirar, profunda y algo agitada como si le faltará el aire.