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El baile terminó casi hasta las 4 de la mañana, pero eso no les impidió que, apenas llegar al departamento del rubio, se comieran a besos hasta llegar a la habitación.

Las coronas quedaron encima de los peluches que estaban a un lado de la cama, dentro de su desesperación y hambre tuvieron el cuidado de dejarlas donde no se romperían pues eran demasiado hermosas como para que algo les pasara.

La ropa de Felix fue la que desapareció primero, era mucho más fácil de quitar, cuando el menor solo quedo en ropa interior y con la camisa abierta se mordió el labio al presenciar como Hyunjin arrodillado encima de él se desvestía.

El saco cayó al suelo, se aflojó la corbata de una manera tan sensual que Felix tuvo que tragar saliva, los botones fueron quitados uno a uno hasta revelar todo su torso, se quitó el cinturón y abrió sus pantalones, suspirando de alivio pues la erección estuvo presente desde que llegaron al departamento.

—¿Por qué tienes que ser tan sexy? Debería ser ilegal—se quejó, pero aun así abrazó al rubio cuando de nuevo se colocó encima de él para besarlo.

—Y tu mi pequeño ángel pareces irreal—ronroneó esas palabras contra sus labios—Eres tan perfecto que no creo que en serio que estés aquí conmigo...

Se sonrojó por supuesto, nunca se había podido acostumbrar a los halagos de Hyunjin, siempre tan sinceros y en el momento preciso para avergonzarlo.

Aprovechando ese pequeño momento de timidez, el rubio bajo por su cuerpo, dejando un camino de delicados besos, hasta llegar a su vientre, la ropa interior se fue y Hyunjin estuvo cara a cara con la erección de Felix, pero la ignoró, bajando aún más, separando las piernas del menor y alzándolas para tener un perfecto acceso a su trasero.

El gemido de Felix fue encantador y escandaloso justo como le gustaban a Hyunjin, pues Felix jamás se imaginó que empezaría directamente a penetrarlo con la lengua, se sentía extrañamente placentero.

—Hyun-Hyunnie...

—¿Mmm? —respondió con un sonido gutural pues no se separó de su trasero, de hecho, llevó una de sus manos hacia arriba para empezar a masturbarlo.

Felix ya no pudo decir nada, dejó caer su cabeza hacia atrás y arqueó un poco la espalda porque ahora ya no podía con tanto.

Cuando Hyunjin por fin se separó fue solo para poder tomar el lubricante que siempre tenía en el cajón de la mesita de noche a un lado de su cama.

—Es el lubricante que te gusta—anunció y Felix gimió sabiendo que era aquel lubricante que lo pondría increíblemente sensible.

El alto abrió la botella y se dispuso a empezar a dilatar a su novio, inclinándose sobre el para poder besarlo porque si algo obsesionaba a Hyunjin de Felix era esa preciosa boca en forma de corazón, besarlo era un vicio del que nuca se iba a librar.

Y Felix no se negó a los besos hambrientos de Hyunjin lo dejó comerle la boca a su antojo mientras lo dilataba, su mente poco a poco se nublo por completo, haciéndolo olvidarse de que probablemente esta sería la última vez con Hyunjin, su mente se quedó vacía debió al placer, el lubricante ya estaba haciendo efecto y ahora todo era muchísimo más intenso que al principio.

El rubio bajó sus besos hasta su cuello donde se encargó de dejar preciosas marcas de beso que durarían más o menos una semana por la fuerza con la que estaban siendo hechas, las mordidas tampoco faltaron en especial en el pecho del menor, dejar una marca sobre Felix-o muchas en realidad- era algo que le complacía, era dejar en claro que Felix era suyo, y aunque el menor por lo general se quejaba de ello, en esta ocasión no le dijo nada, lo dejó marcarlo tanto como él quiso y eso simplemente le encantó.

FEELINGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora