07.- Marinette, la barrera humana

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

07.- Marinette, la barrera humana

A la hora de comer, Rose, paseó la mirada por sus amigos con el ceño fruncido. Algo no estaba bien, incluso alguien tan despistada como ella se había dado cuenta. Lo que no estaba bien y rompía la sintonía del Liberty tenía un nombre: Marinette Dupain-Cheng.

Allí donde estaba Juleka se topaba con Marinette. Si Juleka se sentaba, Marinette, lo hacía ocupando un espacio que normalmente no le pertenecía. Si Juleka bajaba las escaleras, Marinette las bajaba también. Si Juleka se acercaba al puente, Marinette la seguía. Marinette por aquí. Marinette por allá. Parecía que si entraba al lavabo se la encontraría agazapada en un rincón como si fuera parte de la decoración.

Marinette pocas veces se movía alrededor de Juleka, siempre había ido a lo suyo, moviéndose arriba y abajo, garabateando en su libreta, observando a Luka tocar, perdida en su mundo o en las notas de la guitarra de Luka. En los dos últimos meses había estado ocupando el espacio más cercano a Luka, como si aquella idea de olvidarse de Adrien y empezar algo con Luka fuese completamente en serio. ¿Qué estaba haciendo de repente?

Era como si hubiese decidido convertirse en una barrera humana entre Juleka y ella.

Mordió su sándwich y miró a Luka que se encogió de hombros como si hubiese estado leyendo su mente, o tal vez sentía aquella situación igual de extraña e incómoda como ella.

—¿Por qué decidiste tocar el bajo? —preguntó Alí devolviendo a Rose a la realidad.

Se había concentrado tanto en Marinette, la barrera humana, que estaba ignorando a su amigo e invitado.

Juleka se encogió de hombros.

—Suena como yo.

—¿Qué quieres decir?

El bajo podía ser un instrumento de apoyo o protagonista dependiendo de la situación. Marcando el contrapunto de la armonía. Luka muchas veces la obligaba a salir de la parte baja y a sonar como la protagonista; algo que Juleka había aprendido a hacer y aceptar con el paso de los meses.

—Estoy ahí y así está bien.

Luka le dio un golpecito en el brazo.

—Le da sentido a la melodía y refuerza a la voz. Rose y Juleka suenan perfectas juntas.

—¿Tú también lo piensas, Luka? —inquirió Rose emocionada. Porque Rose siempre había creído que eran un dúo extraordinario, las notas de Juleka potenciaban su voz.

—Sólo hago bulto —murmuró.

—¡Juleka! —gritó con tono severo Rose—. ¿Bulto? Si tú no estuvieras ahí yo no cantaría, ni siquiera parecería que canto. ¡Eres imprescindible!

Marinette miró a Luka sin saber muy bien si quitarse de en medio o seguir allí plantada como un escudo humano. Él le hizo un gesto discreto instándola a levantarse y acercársele, pero la mano de Juleka, rápida y fuerte, se cerró en torno a su muñeca evitando que se levantase.

—¿Tocas algún instrumento, Ali? —preguntó Luka para cambiar de tema y aliviar un poco la tensión.

—Siempre he querido aprender a tocar el chelo, pero, lamentablemente, mi agenda me lo impide.

—Debe de ser complicado estar siempre tan ocupado.

—No es que me esté quejando, me gusta mi vida, lo que hago, pero a veces querría ser algo más libre —musitó con timidez mirando, de nuevo a Rose de reojo—. Poder pasar la tarde con amigos o con la chica que me gusta.

—A lo mejor deberías decirle que te gusta —pronunció Juleka sorprendiendo a Marinette—. Seguro que le haría muy feliz.

Y se acabaría la composición de aquella canción de amor que parecía una tortura.

Marinette y Luka se apresuraron a redirigir la conversación a un punto más neutral y tranquilo. Acabaron de comer en armonía y tocaron varios temas de Kitty Section. Luka tocó algunas piezas satisfaciendo la curiosidad musical de Alí sobre los tipos, las escalas, los modos, incluso le explicó porque el rock y el metal fueron llamados música diabólica en sus inicios. El príncipe parecía la persona más feliz sobre la faz de la tierra creando el contrapunto perfecto al abatimiento de Juleka.

La secretaria de Alí llamó su atención cuando consideró que aquel día libre ya había durado lo suficiente. Se despidió de todos ellos prometiendo que, a partir de ese momento, les seguía con mucho más interés del que ya sentía por ellos. Rose le imitó, topándose de nuevo con Marinette entre Juleka y ella, frunció el ceño, pero no dijo nada.

Había acordado acompañarle de regreso al hotel, aunque lo que quería era quedarse en el Liberty, zarandear a Marinette y descubrir que había significado aquella actitud tan extraña y molesta.

De algún modo Alí había logrado que les permitieran volver caminando en vez de acabar dentro de un coche. Rose les invitó a dar un pequeño rodeo y callejear para enseñarles algunos de sus lugares preferidos de la zona. Hasta que llegaron a la elegante entrada del hotel Le Grand Paris, Alí tomó su mano llevándola al interior del vestíbulo. Rose se sentía un poco como una princesa, era agradable y divertido.

Alí tomó su mano y le depositó un beso en el dorso, Rose sonrió con naturalidad.

—Gracias por este día tan divertido, Rose ha sido magnífico. He aprendido muchísimas cosas.

—¡De nada! Me alegro de haberte podido presentar a mis amigos y enseñarte lo que hacemos.

—Rose, la persona para la que escribes esa canción...

—Es Juleka —pronunció con naturalidad—. La quiero, pero aún no sé cómo decírselo. Luka dice que la mejor manera de expresar sentimientos es con la música porque no puede mentir.

—Es muy afortunada —musitó un poco triste—. Yo también, por tener a una amiga tan extraordinaria como tú.

—Me ha gustado mucho que pudieras pasar el día con nosotros —declaró acelerada—. Espero que podamos repetirlo algún día. Seguro que Luka nos enseña muchas más cosas, puede que incluso te enseñe a tocar la guitarra.

—Me encantaría. Disculpa, tengo que subir ya.

»Espero que Juleka sepa apreciar tu hermosa canción y que seáis muy felices juntas, Rose. Lo mereces.

—¡Muchas gracias!

Rose se puso de puntillas para dejar un beso en su mejilla.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Rose le confesó a Alí sus sentimientos por Juleka, ahora sólo falta que se lo diga a la interesada, pero ¿será así de fácil?

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