19.- Sentimientos enredados

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

19.- Sentimientos enredados

El viernes Juleka no apareció por clase, si Rose dijese que le sorprendía estaría mintiendo; la conocía, sabía que tras discutir se ausentaría. Estaría encerrada en su cuarto temiendo que no quisiera volver a hablarle jamás. Casi podía verla acurrucada en la cama ideando la manera de arreglar lo que había dicho, culpándose, triste. No había nada que pudiera hacer hasta el sábado porque, aunque le enviase un mensaje o la llamase Juleka, no le contestaría.

Esquivó las preguntas curiosas de Alix y Mylène, pero no evitaría las de Marinette. De hecho, le interesaba poder hablar con Marinette; había estado con Juleka desde la visita del príncipe Alí, si había alguien que pudiera echarle una mano sería sin duda Marinette.

La asaltó en el descanso, Marinette reaccionó sobresaltándose como si fuese a atacarla, se dio cuenta de que, a lo mejor, volver a arrastrarla hasta los lavabos no había sido una buena idea. Le sonrió deseando que eso la tranquilizase un poco, sin embargo, no bajó la guardia y no podía culparla.

—Necesito tu ayuda —musitó cambiando de posición para que no se sintiera acorralada como la vez anterior—. La necesito mucho. Sé que no me he portado muy bien contigo, pero Marinette...

—¿Es por Juleka?

—¡Sí!

—Rose, no me gusta Juleka en ese sentido y yo a ella tampoco, estás equivocada.

—Ya, sé que me he equivocado, creía que... bueno, Juleka te miraba y pensé que... ¡No es por eso!

Marinette dejó escapar un suspiro, esperaba no acabar siendo una nueva barrera humana.

—¡Marinette! —Rose chasqueó los dedos frente a sus ojos devolviéndola a la realidad—. Me tienes que ayudar a arreglarlo con Juleka.

—¿Cómo?

—La canción, la que compone Luka, es para ella. Quería que supiera lo importante que es para mí —susurró con un toque de timidez tiñendo su voz—. Y sé que lo he hecho mal, pero necesito acabar la letra para mañana.

—Yo no sé nada de música, no sé cómo podría ayudarte.

La sonrisa se dibujó en los labios de Rose que asintió como si aquella fuese, exactamente, la respuesta que había deseado obtener al pedirle ayuda.

—Sólo necesito que te asegures de que Juleka me escucha, nada más.

—De acuerdo, cuenta conmigo.

—Tendrás que ir temprano al Liberty mañana.

—¿Has hablado con Luka? —preguntó jugueteando con la correa del bolso en el que se ocultaba Tikki—. Estás dando por hecho que estará en casa y que no tiene planes.

Rose sacudió la cabeza como si lo que estuviera diciendo Marinette fuese lo más absurdo que había escuchado en toda su vida.

—El sábado es el día de Kitty Section, no lo sabes porque llevas poco tiempo en el grupo.

—Ya...

Marinette lo sabía, pero como estaban con aquel proyecto ficticio, Kitty Section estaba en pausa. Luka la había invitado a ir a la piscina y después a comer, tenía tantas ganas de pasar tiempo a solas con él que pensar en cancelarlo le dolía. Pero claro, era importante que Rose y Juleka lo arreglasen o al menos que hablasen, ya habría tiempo para salidas con Luka. Le mandaría un mensaje cuando la dejara salir del baño.

—Os necesito de verdad, a los dos. Yo sola no voy a lograrlo, por favor, Marinette.

—Te ayudaré.

Al acabar las clases Rose regresó a casa de buen humor. Cenó con sus padres y charló animada con ellos. Se sentía mejor, aunque Juleka podía rechazarla se sentía liberada al decidir confesarse.

Se encerró en su cuarto con la libreta en la que había ido apuntando las ideas para aquella declaración de amor. Tenía que ser totalmente sincera. Tachó varias de las frases y también el título. Golpeteó la página con la punta del bolígrafo rosa y tarareó la melodía que había compuesto Luka.

¿Qué había en su corazón? Un montón de sentimientos enredados y en el centro de ellos Juleka.

El universo. Juleka era como el universo, sólo se podía ver una pequeña parte de ella. De aspecto oscuro y frío, pero salpicada de colores tímidos.

El bolígrafo se movió inquieto plasmando cada una de las palabras que cruzaban por su mente. Quizás no sería la mejor canción del mundo, pero sí que sería la más sincera que escribiría jamás.

Su móvil tintineó a su lado, lo tomó con curiosidad encontrándose con una notificación de un mensaje de Luka, esperaba que fuera una respuesta al suyo preguntando si podía ir pronto para prepararlo todo. Lo desbloqueó y leyó:

Ven cuando quieras. Creo que Juleka dormirá hasta tarde, pero te estaré esperando.

Ya sólo le quedaba acabar la letra perfecta para Juleka, subirse al pequeño escenario del Liberty y abrirle su corazón.

º º º

La conversación del viernes por la noche con Luka estaba siendo un poco extraña. Marinette le había asegurado que no pasaba nada por tener que cancelar la salida, aunque suponía que su tono de voz delataba que en realidad le molestaba un poco. Había esperado que Luka no se negase a cancelarla, tal vez porque era su hermana la que estaba en medio; sin embargo, la había sorprendido al decirle que no podían poner en pausa sus vidas por que Rose y Juleka no supieran como hablar entre ellas de lo que sentían. Tal vez había sido por el tono en el que lo había dicho, parecía más molesto que ella.

—Mari, ¿me estás escuchando?

—Sí, claro...

—¿Te parece bien o no?

Miró a Tikki buscando en ella la respuesta a la pregunta que acababa de hacerle Luka y se vio obligada a suspirar.

—Lo siento, no te estaba escuchando —confesó con timidez—. Estaba pensando en todo este lío de Rose y Juleka.

—Lo arreglarán, siempre lo hacen.

—Eso espero, porque si Rose vuelve a arrastrarme a los lavabos para hablar creo que me voy a volver loca.

Luka rió al otro lado de la línea.

—Tranquila, si hace falta las encerraré en mi cuarto hasta que hablen como dos personas civilizadas.

—¿Y si no funciona?

—Las tiraré por la borda.

Marinette soltó una carcajada sincera.

—Luka, siento que no podamos ir a la piscina.

—No es culpa tuya, podemos ir el sábado que viene.

—Me encantaría —susurró.

—Te dejo, tengo que seguir estudiando. Te quiero, hasta mañana.

—Y yo a ti —susurró con las mejillas encendidas—. Hasta mañana.

Se dejó caer en la cama cuando Luka colgó, era la primera vez que se atrevía a contestar a su "te quiero" y lo hacía sin atragantarse con las sílabas.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Creo que Marinette empieza a tenerle un poco de miedo a esto de tener que ayudar a este par.

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