08.- Tritono

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

08.- Tritono

Marinette se quedó a cenar, sentada con Luka, ignorando su crisis emocional. Bueno, en realidad no era problema suyo, ni era nada que pudiera remediar en modo alguno. Había cumplido con su palabra de estar ahí, para hacerle de escudo, como una buena amiga; así que se merecía poder tontear con Luka sin que les soltase algún comentario para hacerles sonrojar. Tampoco dijo nada cuando Luka sacó la bicicleta para llevarla a casa, se dejó caer sobre una de las tumbonas como si fuese una marioneta sin cuerdas.

No podía creerse que le había dicho a Alí que se le declarase a Rose, había sido un impulso estúpido, pero lo había soltado y ahora temía que, durante el regreso al hotel, el príncipe se hubiese decidido a tomar su consejo y hacerlo.

—Ojalá no llegue nunca el lunes —farfulló haciéndose un ovillo.

Sin embargo, el lunes llegó acompañando de la lluvia. Juleka subió las escaleras de piedra de la entrada y cerró el paraguas. Buscó a Marinette con la mirada, pero no la encontró, seguramente volvía a llegar tarde. Tampoco encontró a Rose y aquello era algo más inusual. Se acomodó la mochila al hombro y se dirigió al aula para ocupar su lugar.

º º º

Marinette rió nerviosa viéndose acorralada en el baño. La siempre alegre Rose no era una de aquellas personas que intimidasen, pero cuando se ponía seria y sacaba el carácter podía llegar a dar auténticos escalofríos. Marinette atrapada entre la pared y Rose deseó que entrase alguien a los baños, quien fuera, incluso agradecería que apareciese Chloé.

—Marinette, no queremos invocar al diablo —soltó Rose.

—¿Qué?

—En una canción queda bien, pero aquí no. Los tritono no valen.

Marinette recordaba que Luka les había hablado del tritono y de la música del diablo, pero no era capaz de entender qué quería decir Rose con aquello.

—¿De qué me estás hablando? —se atrevió a preguntar.

—¿Qué te pasa con Juleka?

—Nada, es mi amiga y...

¿Rose estaba enfadada por haberla tenido por en medio todo el sábado? Si se había dado cuenta tal vez también había notado que Juleka no estaba bien, que aquella visita del príncipe Alí le había roto el corazón. Quizás podría haber descubierto los sentimientos de Juleka por ella y, de ser así, todo podría acabar bien.

—También eres mi amiga —soltó golpeando con el dedo índice su hombro—. Parecía que quisieras echarme de su lado como si no tuviera derecho a ser su amiga.

—Lo siento, no era mi intención, es que Juleka estaba un poco nerviosa por la visita del príncipe y me pidió que me quedase con ella.

Rose frunció el ceño como si estuviese analizando de manera exhaustiva cada una de las palabras que había pronunciado. Retiró el dedo de su hombro.

—¿Por qué no me lo dijo?

—Porque... estabas tan emocionada que no quería preocuparte —pronunció decidiendo darle una verdad a medias—. Quería que disfrutases de la compañía de Alí al máximo.

—¡Ay, no! ¡Soy una amiga pésima!

—No digas eso, Juleka está... estará bien. Ella necesita...

Pero Rose salió corriendo antes de que pudiese acabar la frase. Subió las escaleras de metal esquivando a otros alumnos y se detuvo en el descansillo para recuperar el aliento antes de entrar en la clase.

Juleka estaba sentada en su sitio con la vista clavada en algún punto indeterminado del escritorio, desconectada de las conversaciones cercanas. Juleka estaba triste y ella no se había dado cuenta. Concentrarse en que Alí estuviera cómodo había herido a Juleka.

Rose se abalanzó sobre ella, la rodeó con los brazos y le dio varios besos en la mejilla arrancándole una de aquellas risitas tímidas que tanto adoraba.

—Perdóname, Juleka. No me porté muy bien el sábado, me concentré tanto en Alí que te dejé de lado.

Juleka sacudió la cabeza.

—No pasa nada.

—Este sábado después del proyecto si quieres podemos ir al cine. Estaré sólo por ti, nada ni nadie se meterá por medio, ¿vale?

—No sé si podré. La canción de Luka me ha hecho querer trabajar en algo para mí.

Rose soltó una pequeña exclamación porque Juleka llevaba meses sin ganas de componer nada y empezaba a preocuparle.

—¿Sobre qué vas a escribir?

—Amor y desamor —soltó echándole un vistazo a Marinette que entraba a clase como si acabase de escaparse de una sala de tortura y se sentaba junto a Alya—. Lo típico.

—Amor y desamor —repitió Rose siguiendo su mirada—. ¿Para la persona a la que quieres?

Juleka asintió con las mejillas pintadas de rojo.

—¿Le conozco?

—Sí, claro.

Marinette. ¿Era ella?

Rose era despistada, pero no era tonta. Hacía tiempo que sabía que a Juleka no le interesaban los chicos, no sólo porque nunca participaba en las conversaciones de las demás sobre quién era más guapo o les interesaba, también la había visto mirar a alguna chica por la calle o quedarse prendada de alguna actriz o cantante. Así que tenía muy claro que a Juleka le gustaban las chicas, también que le incomodaba la idea de que alguien lo notase. Pero nunca hubiese imaginado que pudiese enamorarse de Marinette.

—¿Se lo has dicho?

—No, no puedo —susurró en tono a penas audible.

Debía ser por Luka, claro, porque Marinette y Luka tenía una relación indeterminada entre la amistad y el amor. Juleka nunca haría nada para herir a Luka porque su hermano era lo más valioso que tenía en la vida. Rose sabía que no conocía toda la historia entre ellos más allá de que el padre de Luka había muerto y que el de Juleka le ponía las cosas difíciles.

—¿Y si esa persona te quiere a ti también?

—Quiere a otra persona —contestó con tono plano—. Su amor es correspondido, no tengo nada que hacer.

Definitivamente, Juleka, estaba hablando de Marinette. Rose frunció el ceño y analizó a Marinette, hablaría con ella, evitaría que le hiciera daño. También hablaría con Luka, porque si no se había dado cuenta de que herían a Juleka tenía que saberlo. Y ella... la apoyaría tanto como pudiera.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Enredando un poco la trama porque nadie dijo que las cosas tenían que ser fáciles.
Tritono: intervalo que abarca tres tonos enteros. La disonancia que crea es lo que ha dado fama al metal de música diabólica. Os he dejado un vídeo en el encabezado, donde se explica con ejemplos y en más profundidad.

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