13.- Fase desastre

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

13.- Fase desastre

Marinette había dudado mucho en si ir al Liberty o quedarse en casa. Por un lado, estaba aquel comportamiento extraño de Rose, no entendía qué le pasaba ni qué pretendía, pero la ponía muy nerviosa y se sentía muy incómoda. Por el otro estaba Luka, le gustaba poder pasar los sábados con él, hablando de música, de Jagged, de moda, con algunos besos dulces y mucha comodidad y serenidad. Al final había cogido sus cosas dispuesta a disfrutar de su sábado con Luka, no permitiría que Rose volviera a hacer lo que fuera que estaba haciendo.

Al subir a bordo se sintió aliviada al toparse sólo con Luka moviendo algunos trastos hacia la otra punta de la cubierta. Observó con fascinación el modo en el que se secaba el sudor de la frente con el antebrazo mientras suspiraba cansado. Le daba vergüenza sentir aquel cosquilleo en el estómago cuando le miraba.

Caminó despacio hasta la mesita en la que acostumbraba a sentarse para trabajar, dejó sus cosas y le sonrió a Luka que la había visto mientras regresaba hacia el escenario.

—No te he oído subir.

—Estabas tan concentrado arrastrando cosas que no quería interrumpirte —musitó divertida—. Parecías estarte divirtiéndote mucho.

—He pensado que vamos a necesitar un poco más de espacio en el escenario.

—¿Por qué?

—Anoche estuve hablando con Iván, estamos de acuerdo en que si vamos a intentar debutar de verdad tenemos que empezar a ensayar como un grupo de verdad.

—¿Iván?

Luka se sentó a su lado relajado.

—Digamos que Rose y Juleka no están muy centradas en Kitty Section ahora mismo —musitó apuntando a lo que era evidente—. Pero Iván sí que lo está. Antes de que empezara todo esto ya lo habíamos comentado, después de conseguir salir en la tele y causar cierto revuelo, quedarnos parados sin hacer nada es desaprovechar el tiempo.

—¿Vais a intentar salir de nuevo en la tele?

—Vamos a componer canciones nuevas. Iván está escribiendo algunas letras y son bastante interesantes. También vamos a trabajar en nuestra web, hacerla un poco más profesional.

—Yo puedo ayudaros con eso, si necesitáis material gráfico puedo hacerlo.

—Sería genial, pero no creo que pudiéramos pagar por tu trabajo.

Marinette le sonrió con cariño.

—Siempre podéis incluirme en Kitty Section, como estilista —susurró con un punto de timidez en la voz—. También me puedes pagar con algunos besos.

—Entonces creo que podemos llegar a un acuerdo.

Luka se acercó a ella, el corazón le dio un brinco en el pecho. Parecía que, al fin, iba a besarla sin preguntarle antes si estaba segura de que lo quería.

—¡Marinette!

La voz de Rose la sorprendió tanto que apartó a Luka tan bruscamente, que le hizo tambalearse en la tumbona, él ahogó una risita contra el dorso de su mano mientras ella sentía su rostro tan caliente que podría salir ardiendo.

—¡No sabía que vendrías hoy!

—Bueno... he pensado que salir un rato me sentaría bien.

—¿Y Juleka?

—Está en su cuarto —contestó Luka señalando la puerta que llevaba al interior del barco—. ¿Por qué no vas a buscarla?

Rose asintió y bajó las escaleras dando saltitos. Había ideado un nuevo plan para unirlas y esta vez no fallaría, porque se adaptaba mejor a la manera de ser de Juleka.

Golpeó su puerta con los nudillos y esperó hasta que le abrió. Se lanzó a sus brazos como hacía siempre, rodeando su cintura con los brazos, apoyando la mejilla contra su pecho para escuchar el latido de su corazón... Echaría de menos poder hacer eso cuando fuera Marinette la que se refugiara entre sus brazos.

—Vamos a seguir trabajando en la canción de Luka —canturreó alegre—. Marinette ya ha llegado, está arriba.

—Sí, vale.

Juleka no sonaba alegre, ni siquiera tenía aquel tono contenido. Sonaba indiferente, como si no le importase lo más mínimo el proyecto de Luka o Marinette.

—Juleka, ¿estás bien?

—Estoy bien.

Era obvio que no quería hablar. Tal vez ya había visto a Marinette con Luka y por eso parecía estar tan derrotada, pero ella lo remontaría.

—He escrito algo para la letra, creo que quedará bien.

—Pero la partitura aún no está completa.

Rose lo sabía, siempre esperaban a que Luka acabase la partitura y después le bombardeaban con frases que pretendían tener sentido, sin ton ni son y, muchas veces, a gritos. Sin embargo, si aquella canción iba a ser su declaración de amor para Juleka, tenía que empezar a pensar en las palabras que se tejerían junto a los acordes de guitarra.

—Son sólo ideas, quiero que quede perfecta. Imagínate si Cléa con esa voz tan bonita, llegase a cantarla encima de un escenario.

Juleka puso los ojos en blanco, tal vez debería decirle a Rose que no soportaba a Cléa, que odiaba verla revolotear alrededor de su hermano, que le crispaba los nervios cuando se le pegaba como si fuese a arrancarle la ropa. A Rose le había fascinado desde el primer instante, cantaba bien, era cierto que su voz era bonita, que su oído absoluto le daba una ventaja increíble sobre el resto de vocalistas, que era muy guapa; pero era todo fachada. Su interior era feo, estaba segura.

Luka y Marinette se habían separado. Él se había subido al escenario y estaba acomodando el cartel de Kitty Section, ella se había instalado en la mesita de siempre y estaba concentrada en lo que fuera que estuviera dibujando.

—Marinette está muy guapa hoy, ¿verdad? —le susurró.

—No sé, como siempre.

Llevaba puesto un vestido y esa era la principal diferencia que veía en ella.

—No tiene que darte vergüenza —musitó dándole un suave codazo en las costillas—. Es muy mona.

—Rose, Marinette es mi amiga y es la novia o lo que sea de mi hermano.

—Pero tú también eres muy guapa, Juls. Sé que quieres mucho a Luka, pero tienes que pensar en ti misma.

—¿De qué me estás hablando? —preguntó apartándose bruscamente de ella—. ¿Qué tiene que ver Marinette?

—Bueno, es que lo sé. No tienes que disimular conmigo.

—¿Qué?

—Que sé que te gusta Marinette.

Juleka se quedó petrificada, creyendo que no la había oído bien, pero la sonrisa de Rose dejaba claro que estaba la mar de orgullosa de lo que creía haber descubierto.

—Eres una idiota, Rose —soltó molesta—. No te enteras de nada.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Y el plan B de Rose ha acabado del único modo en que podía acabar: desastre absoluto.
Ya hablé de los oídos absolutos en "Una canción de amor", pero lo dejaré aquí también. Es una habilidad que permite identificar cualquier nota sin una referencia previa. Existen tres tipos: oído absoluto muy fino, permite identificar una nota y saber si está desafinada por poco que sea; oído absoluto activo, permite entonar vocalmente cualquier nota sin referencia; y oído absoluto pasivo, permite reconocer las notas de manera individual.

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