09.- Un plan de cinco puntos

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

09.- Un plan de cinco puntos

Rose pasó toda la semana analizando los movimientos de Marinette. En clase al lado de Alya, sacudiendo la cabeza cuando se perdía en su fascinación por Adrien, recordando tal vez que quería dejarlo atrás y que estaba Luka. La comicidad de sus expresiones bruscas y exageradas. La manera como se apartaba esquivando a Lila, Chloé y a Adrien. Su risa, su energía, su obstinación y todas aquellas pequeñas cosas que le daban a Marinette la autenticidad que la caracterizaba.

También analizó a Juleka, la manera en la que la buscaba, incluso en los momentos en los que sabía que no estaba. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Eran las mejores amigas del mundo desde siempre. Siempre decía orgullosa que era la persona que mejor la conocía, después de Luka, y ahora resultaba que no la conocía en absoluto. Alguien debería arrancarle del corazón la medalla de "mejor amiga del mundo" y sustituirla por otra que rezase "amiga desastrosa".

El viernes por la noche se encerró en su cuarto esquivando las preguntas curiosas de sus padres y la pizza humeante que la esperaba sobre la mesa. Tenía que ayudar a Juleka de alguna manera, porque era una buena amiga, porque era lo que tenía que hacer.

Arrancó una de las páginas de su libreta y sacó su bolígrafo preferido de un vivo tono magenta. Garabateó a lo largo de los márgenes una cenefa de florecitas y escribió:

Plan infalible para ayudar a Juleka.

1: descubrir qué siente por ella Marinette.

Releyó el primer punto recién escrito, sería complicado. No porque Marinette fuese una persona cerrada a hablar de sus sentimientos, si no por el modo en el que abordar el tema sin exponer a Juleka. Además, existía una pequeña barrera, la orientación sexual. Para ella había sido muy raro descubrir la suya.

Su primer amor había sido el príncipe Alí, había sido fácil enamorarse de él, de aquel aura de perfección y filantropía que le rodeaba. También se había enamorado un poco de Marco, el compañero de clase y bajista del otro grupo de Luka. Y hasta allí había sido todo simple y perfecto, apegada a lo que se suponía era normal y correcto; pero entonces se descubrió a sí misma viendo a Juleka de un modo diferente. Sus sentimientos de amistad se entremezclaban con algo diferente que le aceleraba el corazón. Al principio lo había acallado repitiéndose a sí misma que no podía sentir eso por Juleka, que no era correcto, que no era adecuado, que estaba confundida. Pero, al final, le había tocado aceptar y asumir que ella no era hetero, aunque seguía confundida. Había sido Luka quien le había hablado de la bisexualidad, de la atracción por tu propio género y los otros, que no pasaba nada, que era tan normal como la heterosexualidad.

Luka era la voz de la sabiduría en sus vidas, hasta el punto de que cuando descubrían que no sabía algo les parecía tan sorprendente que les costaba asumirlo. Rose le quería como si fuese su propio hermano mayor.

Existía la posibilidad de que Marinette también fuese bisexual, era algo que no podía descartar sin más. También era algo que no podía preguntarle como si nada, no era como pedirle un boli prestado. Era un tema delicado y no quería hacerla sentir violentada ni incómoda.

Presionó la punta del boli contra la hoja y escribió:

2: llevarlas al cine.

Tal vez a ver una película romántica, aunque Juleka prefería las de terror, hacer huir a Marinette sería contraproducente. Dudaba que intentase refugiarse entre los brazos de Juleka y, desde luego, Juleka no se ofrecería a hacerlo.

3: ir a tomar unos batidos.

A ambas les encantaban, no existía nada mejor que eso para poder conversar tranquilas, reír, divertirse... La tarde perfecta tenía que incluir batidos.

4: un paseo romántico por el Sena.

Era agradable, típico, pero agradable. Quizás acabarían encontrándose con André el heladero y les ofrecía la combinación perfecta para ellas. Si eso ocurría se uniríanp para siempre porque los helados de André eran mágicos.

5: felicidad.

Porque si todo salía acorde a su plan, Juleka, podría estar con la persona a la que quería. Lo sentía por Luka, pero para ella Juleka era la primera de su lista.

Suspiró y secó con la palma de la mano el par de lágrimas que cayeron sobre la cenefa de flores emborronándola. ¿Qué sentido tenía llorar cuando ya había decidido renunciar a Juleka en favor de Marinette?

º º º

Marinette se dejó caer en la cama riendo, con el móvil en la oreja. Luka y ella intercambiaban mensajes durante la semana, pero los viernes se llamaban y charlaban un rato. Los primeros días se le hizo raro, sin embargo, se había adaptado con tanta facilidad que ahora era ella quien le llamaba.

—Creo que Rose me odia —soltó Marinette, al otro lado de la línea telefónica Luka rió—. Lo digo en serio. Casi me tira por las escaleras para encerrarme en los lavabos y acorralarme contra la pared.

—Ponte en su lugar. Juleka y ella siempre están juntas, tenerte en medio ha tenido que ser muy incómodo para ella.

—Sólo pretendía ayudar a Juleka y me parece que quien necesita ayuda ahora soy yo.

—Puedo hablar con ella si con eso te quedas más tranquila —musitó Luka.

—No, intentaré hacerlo yo, no soy una niña.

Marinette abrazó la almohada pensando en que le encantaría que Luka estuviera allí para abrazarla y tranquilizarla.

—Sé que Juls no se atreverá a decírtelo, pero gracias por ayudarla con su plan desastroso.

—Somos amigas, ella también me ha ayudado a mí antes —soltó de corrido esquivando el nombre de Adrien—. Así que se la debía.

—Le cuesta pedir ayuda y aceptarla.

Lamentaba no poder ayudarla más, pero dudaba que si las obligaba a sentarse juntas y a hablar aquello pudiese acabar bien. Juleka era orgullosa y Rose demasiado lanzada.

—Luka... tengo muchas ganas de verte mañana —susurró con timidez, notó como su rostro pasaba a ser de un tono rojo encendido y agradeció estar sola con Tikki—. Espero que podamos hablar un rato aunque sea.

—Yo también —contestó él.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Rose enredándose en su propio malentendido, queriendo ayudar a Juleka con alguien equivocado.

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