Capítulo 26

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Hi, después de un tiempo vengo de regreso. Y mañana haré un anuncio en mi perfil, así que estén atent@s. De eso dependerá la cant de caps que suba.

Jungkook pudo ver, a través de sus párpados imposiblemente distantes, el nítido contorno de los ojos cerrados de Jimin

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Jungkook pudo ver, a través de sus párpados imposiblemente distantes, el nítido contorno de los ojos cerrados de Jimin. Su proximidad asfixiante. La enloquecedora y a la vez apaciguante tibieza de su anatomía homóloga, como una extensión de la suya propia.

Percibió las manos emprendedoras del hombre acariciar sus caderas perfiladas, en un vaivén atrevido desde su cintura.

Su cuerpo, preso en un incendio de enormes proporciones. Devastador, intenso y sin cuartel. Y aún así, no consiguió moverse un ápice.

No porque el piloto le tuviera maniatado, o estuviese vedado de separarlo, y retroceder. Nada le impedía presionar el pecho que friccionaba sus pectorales, y trasmitía ese resquicio de contacto humano que tantas veces añoró.

Jungkook –más que nada– fue víctima de su propio estupor. De su deseo. De esos labios gruesos y estremecedores contra su boca, en un movimiento acompasado, que poco a poco, imitó.

Si, él lanzó los brazos al cuello de Park, y en ese mismo intervalo, arrojó la cordura, por la ventana del piso 50.

De un momento a otro, sus párpados no tuvieron ya la rigidez de otrora. Su cuerpo rompió la parálisis que el acto impusivo de Jimin generó. Y sus labios fueron al encuentro de los otros, que los tomaron, succionaron y mordieron hasta hacerle gemir de satisfacción.

La boca del piloto era la gloria, el Olimpo que se abría finalmente para placer de un mortal Jeon, quien no tardó en ceder a su ansiada recompensa.

¿Cómo podía Park besar tan bien? Jungkook percibió su labio inferior atrapado entre los dientes del piloto, de una forma tan sutil y estimulante, que hizo tambalear su interior y entregarse aún más –de ser posible– al inexplicable intercambio.

Quizás, si Jimin hubiese sido un poco más rudo, o se aventara sobre él con tosquedad, le rechazaría al instante, desconcertado y dudoso.

No obstante, el piloto le abordó casi sin prisas, previendo tal vez una renuencia que nunca llegó. Y aumentó de a poco la exigencia del beso; demandó impetuosamente más y más de un Jungkook deshecho en incrédulo trance.

Ese que ahogó un jadeo casi erótico, cuando la lengua de Jimin delineó con lentitud desquiciante y evocadora su labio superior, y sus ojos, convertidos en dos rendijas magnéticas, le miraron con algo sospechosamente similar a la pasión.

Sin embargo, Jeon se perdió el gesto: sus orbes se habían cerrado, herméticos y precisos. Las endorfinas recorrían su torrente sanguíneo, llenándole de plenitud y la dopamina hacía maravillas en sus músculos. Su frecuencia cardíaca, debía estar cerca de la capa de ozono y su cerebro, calcinado en un corto circuito con la firma de Park.

Unexpected Nanny [PJM & JJK] ° 2020Where stories live. Discover now