Unexpected Nanny [PJM & JJK] ° 2020

Capítulo 19

Holis, nuevo capítulo. Dije que lo publicaría ayer pero me demoré editando. Son más de 6K de palabras.

Quiero aclarar que básicamente ALGUNAS opiniones de Jungkook EN EL CAPÍTULO están hechas desde mi experiencia (a medida que fui creciendo) y por supuesto tienen mi perspectiva y parte de mis vivencias (hablo de las basadas en los juegos y la forma en que valora ciertos tipos de correctivos)

Así que como siempre, pido respeto, aún cuando no compartan mis puntos de vista.
Y también, arriba está la foto de los dulces que se mencionan en el capítulo. 😊😊

Jungkook puso manos a la obra esa misma noche. Tras relatar por enésima vez a Mingi, las aventuras de Aslan, el león más valiente y fuerte de Narnia, y cerciorarse que los ojos del pequeño se hubiesen cerrado, le abrigó bajo las sábanas multicolores y dejó un cálido beso en su frente descubierta.

Dentro de poco debía cortarle el cabello a Park junior. Sus mechones amenazaban con dificultarle la visión y entorpecer su andar. Los adornos del living se lo agradecerían.

Caminó por el silencioso pasillo hacia la cocina, mientras sus pensamientos volaban quizás, en el mismo avión que alejara a Jimin, horas atrás.

¿Habría arribado ya? ¿Sin inconvenientes?

Cubrió su boca con una mano, intentando vehementemente, no darle más vueltas al otro asunto que picoteó sus terminaciones nerviosas.

Pero, ¿cómo no hacerlo? ¿De qué forma ordenar a su mente que no recreara escenarios... posibilidades? Él y Jimin en una caminata citadina. Tal vez... bordeando el río Han, seducidos por la comida de algún puesto callejero. Eso, si el piloto no tenía otras intenciones. ¿Le llevaría a un restaurante? ¿O a uno de los tantos miradores de Seúl, con las vistas más imponentes de la cuidad?

Si no fuera porque atentaba contra su bien juicio –y tampoco quería parecer desesperado– le llamaría de vuelta, solo para extraer un poco más de información. 

Porque... tan sólo la perspectiva de ellos dos juntos, calentaba su corazón.

No obstante, en ese momento lleno de especulación y ansia, debía recordarse que –palabras textuales del mayor– era una: cita de amigos.

Amigos. El término lo arrimó a un decepcionante acantilado, liberando varios suspiros insípidos, mientras buscaba en la alacena, ingredientes para sus platillos.

La actividad siempre ayudaba a alejar pensamientos incidiosos y desmoralizantes, y ésta vez, no sería la excepción.

Se obligó a priorizar su tarea de repostería y acallar –o preferentemente desaparecer– cualquier recuerdo de la hipotética y venidera salida amistosa.

Prepararía wagashis: dulces japoneses con base de Anko (pasta de frijol).

Añadió bastante azúcar a los frijoles –hervidos previamente–, y los prensó cuando alcanzaron la consistencia perfecta, espesándoles en una masa.