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-no sé, vos siempre dijiste que tenía que salir, explorar y no sé que más, así que lo intenté, pero me salió mal.
- ¿mal cómo? -pregunta mi amiga del otro lado del mundo mientras hablábamos por celular.
-salí, camine una cuadra y me volví porque me dio como miedo, no sé, no conozco nada y además el idioma me cuesta un poco.
-bueno pero estás recién llegadita, Tefi. No te preocupes por eso, con el tiempo y al estar al rededor de tanto italiano se te va a pegar y hacer más fácil.
-vos porque ya estas cancherísima con todo y viajaste siempre, yo no. Y además todavía no puedo hacer mucho porque Joaquín está con las presentaciones todavía y estuvo muy ocupado.
-es sólo durante esta semana amiga, te aseguro que después te va a llevar por todos lados, ¡es más blandito cuando se trata de vos! -dice y río. Me encontraba admirando la vista de la ciudad desde la colina en donde se encontraba la casa que habíamos adquirido al llegar a Italia. Había sido una decisión y un cambio muy importante para la carrera de Joaquín, quien en estos momentos se encontraba nuevamente en el club con las presentaciones, conferencias, fotos, entrevistas y demás cosas, lo cual le había llevado un montón de tiempo; y yo aún no me había acostumbrado ni al país, ni a la soledad en una casa tan grande para dos personas.
