Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
—Benítez no aparecen esos papeles y date por muerto. —escuché en los vestuarios y entonces pare antes de entrar.
—te juro que los escondí por acá.
— ¡eso es por hacerte el gracioso! Me van a hechar y voy a quedar en la calle y ahí sí que vas a estar muerto verdaderamente.
—Sabri, vos sos muy buena persona como para matar a ésta hermosura de chico que tenes como mejor amigo. —dijo en un intento de calmar las cosas y hacerla reír.
—si, claro.
—a ver, te saqué los papeles de las entrevistas, corrí para acá, los dejé abajo de la bolsa de las pelotas, las bolsas que se llevó...
— ¿qué? ¿quién? ¿quién se las llevó?
—El Ruso. —dijo de lo más tranquilo.
—ah, si. Rodríguez, claro. El arquero... ¿¡me estás cargando?! ¡¿cómo que el arquero se llevó los papeles?! ¡ahora va a ver todo lo que escribiste cargándome con él! —dijo casi volviéndose loca y mire los papeles en mis manos con la letra y dibujos de Martín, tachados por ella. Reí por lo bajo.
—pero si te gusta.
— ¡pero no lo sabe! —susurró sin calmarse. Decidí entrar, nervioso. ¿nervioso?
—hola, chicos. —salude con una sonrisa en mi cara.
— ¡Rusito! Justo hablábamos sobre vos.
— ¿sobre mí? ¿ah si?
— ¡no! Digo, no, no. Sobre vos si. Es decir sobre... —hizo silencio, estaba nerviosa. — ¿encontraste unos papeles por las dudas?
