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Los dientes mordían y succionaban, no, eso no era un beso, parecía ser algo mas agresivo y primitivo, era posesivo, ruin, crudo y malditamente embriagador para Haru quien gimió ante ello

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Los dientes mordían y succionaban, no, eso no era un beso, parecía ser algo mas agresivo y primitivo, era posesivo, ruin, crudo y malditamente embriagador para Haru quien gimió ante ello.

Daisuke Kambe lo besaba para demostrale de quien era propiedad, le dejaba en claro a quien le pertenecía y eso activo algo en Kato, un instinto por devorar ese cuerpo hasta volverlo un desastre.

¿Que expresión pondría cuando se empujara una y otra vez en su interior?

Haru estaba ansioso por averiguarlo y Daisuke mas que dispuesto a mostrarlo.

El movimiento de caderas del joven hacían que Kato jadeara pesado, Kambe gimió contra su oído y el mayor jamás pensó que un hombre pudiera gemir tan lascivamente, extendiéndole una invitación silenciosa a que lo tomará hasta dejarlo inconsciente.

De nuevo, algo en su interior burbujeo en anhelo y deseo.

Daisuke se encargaba de dejar evidencia de su reclamo sobre el cuerpo debajo suyo, chupando y creando varias marcas en el cuello de Haru, no obstante, este aun tenía su camisa y corbata puesta, aunque algo sueltas, detalle que molestaron al millonario, provocando que hiciera un puchero.

Ante el asombro de Kato, el pelinegro se deshizo de la corbata y la arrojó a algún lado de la pequeña habitación, al cama apenas siendo suficiente para mantenerlos a ellos, abrió la camisa sin medir su fuerza, los botones salieron disparados hacía todos lados y ante Kambe, un torso muy decente y sin probar se mostraba frente a él.

─ ¿Quien mas te ha visto así? ─de pronto, el menor preguntó, con esa voz ronca que se volvió mas profunda ─ Dime inspector Kato, ¿Cuantos se han metido en tu cama?

La pregunta en circunstancias normales hubiera causado un enojo e indignación en el de ojos verde ámbar, pero por alguna razón no sintió eso cuando la persona quien la hizo fue el arrogante Daisuke Kambe.

Es mas, aquellas palabras lo satisfacían, lo hacían sentirse importante, aun si era por el alcohol, el pelinegro le preguntaba sobre sus amoríos pasados, se fijó en él aun si la manera no fue la que Kato alguna vez esperó.

Con una sonrisa traviesa y ladina, Haru se inclino para darle la respuesta al millonario, rozando esos dulces labios.

─ Las mismas que se han metido en la tuya ─se rió con burla para luego reprimir un jadeo de dolor cuando Daisuke lo empujo sin cuidado a la pared

─ ¿Así que ha habido alguien mas que yo? ¿Como se llaman? Dime sus nombres

─ ¿Por que debería?

─ Porque no le gustará los métodos que utilizaré para encontrarlas y deshacerme de ellas con mis propias manos

Esa mirada azul grisácea tan profunda y oscura hizo que un sudor frío bajara por la columna del mayor, mas no fue miedo, sino excitación, el ver lo dilatadas que estaban las pupilas de Kambe fue como ver la gloria misma, estaba furioso, hasta el grado de amenazar a sus amantes del pasado de muerte.

Impact: UndetectableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora