Obsesión (Chucky x tn)

6

Me desperté, bañé y cambié, esos últimos tres días sin trabajar me parecieron eternos, no volveria a tomar vacaciones en un largo tiempo me encaminé a la sala para ver a Chucky, ya tenía pensado lo que le diría sobre ayudarlo.

— ¿Te das cuenta que son las cinco de la mañana?— en su tono de voz se notaba la falta de sueño

— Sip, me gusta llegar temprano al trabajo

— Demente

Ignorando su comentario, me siento en el sofá con él.

— Pensé en lo que dijiste ayer...

— ¿En qué? En que eres adorable - sonrie

Otra vez me sonrojo, no podía evitarlo.

— N-no...sobre ayudarte a conseguir tu venganza y eso

— Estas loca ¿lo sabias?

— ¿Qué?... no podía rechazar esa oferta, pero bueno, tengo que irme, nos vemos al rato - me acerco a la puerta para salir

— ¡Espera! Piensas dejarme aqui

— Si

— ¿Qué se supone que haga aquí? Tienes que llevarme contigo, tonta

— ¿Para qué? ¿Acaso no puedes ir y vengarte? yo solo tengo que encubrir tus asesinatos

— Claro, no se verá nada raro que un muñeco salga a dar una caminata matutina — lo veo en breve esperando una respuesta de su parte, aún no comprendo su punto, si pretendía que yo entendiera tendría que explicarme  — ¡Soy un muñeco, babosa!

— Oh, claro — reaccioné sorprendida por alguna razón , aunque era algo obvio — no sé que pensaba — me acerqué a él para cargarlo — pero no quiero llevarte a mi trabajo

— ¿No sé supone que tienes una oficina ahora? — pregunta ya fastidiado de mi

— ¡Si! no me acordaba

Bajé las escaleras y busqué mi auto, no pensaba cargar a Chucky todo el camino, lo acomodé en el asiento del copiloto y comenzé a conducir. Llegamos a los pocos minutos.

— Llegamos

— Ya me dí cuenta

Bajé de mi auto cargando a Chucky, entre a mi cafeteria favorita y me senté en una de las mesas con sillones, por suerte nunca había nadie a esta hora, pedí un café y una rebanada de pastel de chocolate.

— ¿Chucky, quieres algo?

Lo miré y no obtuve respuesta, se tomaba muy en serio lo de ser un muñeco. Terminé de desayunar y fui al departamento de periodismo.

Al entrar todo estaba sospechosamente silencioso cuando en realidad siempre era un caos. Di unos cuantos pasos y todos salieron de donde estaban. No temía morir por Chucky sino por un paro cardiaco.

— ¡Felicidades tn! — todos gritaron

— ¿Y esa expresión? — Sam se acercó a mi

Maldito Sam, de seguro el planeo todo esto.

— ¿Felicidades por qué? Mi cumpleaños ya pasó

— Por tu ascenso, tonta

¿Me dijo tonta?

No podía despreciar todo el esfuerzo de mis compañeros. Celebramos una hora y luego todos volvimos al trabajo.

Me encontraba en mi oficina, dando vueltas por todas partes con mi silla.