CAPÍTULO 7

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Uidhe

Canalización de la energía del Universo en una forma humana producto de la necesidad de mantener el equilibrio mágico en el cosmos. Sólo ha habido un ejemplar en la historia hace casi cuatro mil años en la dimensión Tara, Ada. Fue quien originó la mayoría de criaturas mágicas (licántropos, elfos, kitsunes, adivinos...).

Puntos Fuertes: Gran fuerza, agilidad y velocidad. Su visión se adapta mejor a los cambios de luz que la mayoría de criaturas. Puede viajar entre planos temporales (pasado, presente y futuro), crear portales y trans-corporarse en otros individuos a voluntad. Puede recabar información con el contacto de objetos y/o personas.

Puntos Débiles: Durante el periodo de gestación no posee los poderes en su totalidad. Puede ser vulnerable a cualquier ataque del que no haya aprendido a defenderse. Debe alimentarse esporádicamente de la sangre del Dhampir para sobrellevar la carga de energía del Cosmos.

Características especiales: Durante sus visiones, las pupilas le desaparecen y sus ojos se nublan en un tono celeste. Su piel se llena de cicatrices en forma de runas circulares que brillan con luz azul cuando sus poderes están en uso (característica que heredaron los hechiceros).

***


Tras esperar junto a Alec fuera de la enfermería durante lo que me pareció una eternidad, Rose nos dijo que pasáramos y vi a Ana toda vendada y limpia en la primera camilla del frente.

Rose se acercó a nosotros con discreción y nos habló en voz baja.

―Está estable. He analizado su sangre y parece que le mordió un licántropo. No encuentro rastro de ningún otro tipo de ADN en su organismo así que la teoría del experimento queda descartada, por suerte. Debemos dar gracias a que Frederick y Susan la localizaran en seguida. Un poco más y a lo mejor estaría muerta. O peor, con Jessica.

Alec suspiró de alivio.

―Menos mal.

<<Como si convertirse hombre-lobo fuera una buena noticia... Pero he de reconocer que sonaba mejor que "experimento". >>

― ¿Ha dicho licántropo?

Rose me miró con cariño.

―Me temo que sí.

Eso ya era el acabose. A duras penas había aceptado ser un ser mágico y ahora Ana tenía que pasar por lo mismo.

<< ¿Un licántropo? ¿Es que el Universo se ha vuelto loco? ¿Cómo podía estar pasando todo eso?>> Pensé. Era absurdo. Todo. Desde la licantropía y el vampirismo hasta los refugios clandestinos pasando por la fina línea que separaba la vida de la muerte y unía a los otros dos.

Me froté la cara con ambas manos para deshacerme de la frustración en el proceso, pero sólo conseguí la cara rosada por el roce y una impotencia mayor.

―Ahora mismo está despierta y puede salir de la cama cuando quiera. Ella estaba esperando a que llegaras.

― ¿Tan pronto? ―Costaba de creer con el aspecto tan masacrado que tenía.

Asintió con una sonrisa alentadora.

―Ahora es un licántropo así que a partir de ahora le costará mucho menos sanar.

Buenas y malas noticias. Que tuviera que imaginar a Ana pasando otra vez por algo así no hacía más que provocarme náuseas.

Me acerqué a ella sin esperar más tiempo a ver cómo estaba mientras Alec se quedaba hablando con la enfermera. Me quedé de pie al lado de la cama y Ana me miró con una sonrisa. Su cara, ya no cubierta de sangre sino de algunas cicatrices rosadas esparcidas por su rostro, ahora brillaba con una luz sana que no esperaba volver a ver en ella.

Al Anochecer: La diosa y el mestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora