CAPÍTULO 34: LA FURIA DEL QUIRKLESS

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   El estruendoso ruido retumbó en el aire mientras la roca golpeaba con precisión la barbilla del titán que amenazaba al gran Red Riot. Sorprendido, el coloso titubeó ante el inesperado golpe, dándole a Red Riot la oportunidad de reaccionar.

Cuando el polvo se asentó, Red Riot volvió a mirar a su atacante, y para su asombro, vio a su propio discípulo, Eijiro Jr, de pie frente a él. Con la ayuda de sus compañeros, habían ideado un plan audaz para desviar la roca y salvar a su mentor de una muerte segura.

-¿Estás bien, papá? -preguntó con preocupación Junior, pero su padre permanecía en el suelo, inmóvil, sin siquiera levantar la vista para ver a su salvador.

-Sí... -murmuró, pero en su mente, se atormentaba con preguntas -(¿Por qué? ¿Por qué soy tan inútil? ¿Acaso no mejoré?)- se cuestionaba mientras observaba sus manos con frustración.

  El gran gigantomachia trataba de llegar pero era retenido por la increíble fuerza de Deku, quien lo sostenía alzandolo en el aire, sin poder que el titán pisará el suelo.
  Todo iba bien, el símbolo de la paz reteniendo a Gigantomachia, pero algo dentro de el, dejo de funcionar.

El grito de Izuku resonó en el aire, lleno de angustia y dolor. Sus músculos se contrajeron violentamente, como si estuvieran siendo sometidos a una tormenta interna. Los rayos que solían irradiar de su cuerpo se apagaron de repente, dejando a Izuku envuelto en una oscuridad momentánea.

Gigantomachia, sorprendido por el repentino cambio de eventos, cayó al suelo con un estruendo sordo. La expresión de dolor en su rostro reflejaba el impacto del grito de Izuku, que resonaba en sus oídos como un eco retumbante.

Los compañeros de Izuku observaban con horror la escena, sin saber cómo reaccionar ante la repentina muestra de debilidad de su líder. Todos sabían que algo grave estaba sucediendo, pero ninguno podía entender la causa de su sufrimiento.

Izuku se retorcía en el suelo, con la espalda arqueada y los músculos tensos como cables de acero. Cada fibra de su ser parecía estar siendo sometida a una tortura indescriptible, y el dolor amenazaba con consumirlo por completo.

Con un esfuerzo titánico, Izuku luchó por recuperar el control sobre su cuerpo. A pesar del dolor abrumador, su determinación seguía ardiendo en su interior como una llama inextinguible. Con un gruñido de determinación, se esforzó por ponerse de pie una vez más, dispuesto a enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino.

 Bisumasu observaba con creciente preocupación desde la distancia. Los gritos de dolor de su sensei resonaban en sus oídos, llenándola de angustia y desesperación. Podía ver claramente cómo Gigantomachia avanzaba lentamente, aprovechando cada momento de debilidad de Izuku para acercarse más.

Deku, sosteniendo con esfuerzo al gigantesco Gigantomachia en el aire, se vio repentinamente asediado por una oleada de dolor agudo. Una punzada atravesó su espalda, haciéndolo temblar y debilitarse. Los rayos verdes que solían irradiar de su cuerpo se apagaron gradualmente, dejándolo vulnerable y desprotegido.

-(¿Qué pasa? ¿Por qué no se activa?)- pensó Izuku, mientras luchaba por contener al imponente enemigo. Cada vez más debilitado, el dolor en su espalda se intensificaban, recordándole el costo de sus esfuerzos sin su quirk. A pesar de su fuerza física natural, levantar toneladas sin el respaldo de su poder sobrenatural había cobrado su precio.

El entorno se tornaba borroso y oscuro a su alrededor, mientras la consciencia de Izuku se desvanecía lentamente. Luchó por mantenerse en pie, pero la fatiga y el dolor finalmente lo vencieron, sumiéndolo en la oscuridad de la inconsciencia.

El imponente Gigantomachia, ajeno al estado inconsciente de Izuku, continuaba moviéndose con lentitud, pero determinación. Aun sin el constreñimiento directo de su oponente, el titán seguía avanzando, arrastrándose hacia adelante con una fuerza descomunal.

IZUKU EL MAESTROWhere stories live. Discover now