capitulo 4.

862 43 2
                                    

Varita perdida.

Narra: Regulus.

El primer año en Hogwarts había comenzado y recuerdo bien a ver sentido una especie de alivio y esperanza por no estar en casa y poder hablar con Sirius sin que terminara castigado.

Pero había estado intentando hablar con el mientras desayunábamos o cenamos, todos mis intentos fueron en vano y en parte Sirius tenis sus razones para estar enojado. Había prometido seguir hablando de como siempre sin importar en qué casa quedará, pero cuando llegó la noticia de que había quedado en Gryfiindor, incluso yo me decepcione un poco.

Yo era el orgullo de la familia y aunque no creía una mierda de sus ideales, tampoco desobedeció a Orion y Walburga, nunca fui tan valiente como para hacerlo, no hasta tiempo después.

Cuando las primeras semanas de clases habían transcurrido y la mayoría, si no es que todos los profesores habían mencionado lo excelente alumno que era, la oportunidad perfecta para hacercarme de nuevo a Sirus se dio.

Había sido un día relativamente tranquilo, sin mucho que decir, pero por alguna razón esa noche no podía simplemente conciliar el sueño, así que decidí salir de mi cama sin hacer ruido y tomar mi varita para alumbrarme.

La noche era fresca y tranquila, pero de algún modo, también era algo escalofriante ver todos esos pasillos que siempre estaba hasta el tope de gente, ahora casi abandonados.

Había estado caminando sin un rumbo fijo, solo de halla para acá esperando a que me diera sueño para regresar y por fin dormir, sin embargo me di la vuelta a la defensiva cuando escuché unos ruidos detrás de mi, temiendo que fuera el conserje o algún maestro que estuviera de guardia.

—¿Regulus?— una manta plantado salió básicamente de la nada y el rostro de cinco personas se vio.

Aún sigo sin entender cómo era posible meter a cinco personas bajo la capa de invisibilidad y aún así cordinarse. Trucos de merodeadores supongo.

—Sirius.— mencioné su nombre.

—¿Que haces aquí?

—Caminando, ¿No es obvio?

Hacerque mi varita a los rostros de los demás para saber de quienes se trataban, aunque para ser sinceros sabía exactamente quienes eran.

Pero el rostro de la chica fue el que llamo mi atención, y no precisamente por qué fuera bonita, bueno si lo era pero no se veía así en ese momento. Se veía pálida y la luz le había lastimado, sus ojeras eran bastantes notorias y su cabellos se veía desordenado, también parecía que estaba luchando  con sigo misma para no dormirse.

Que irónico, ella siempre Luchana para despertar pero cuando la conocí luchaba para no dormir.

—¿Tu amiga está bien? — pregunté señalandola con mi varita.

Todos voltearon hacia ella y aunque ella parecía decir que si con la cabeza, incluso yo sabía que no lo estaba.

—¿Deberíamos llevarla a la enfermería?— pregunto el más bajito.

—Oigan ¿Comió algo?— pregunto Sirius.

—Quizás algo le hizo daño.— comento el pelinegro de lentes.

Bueno, en mi defense en ese momento no sabía sus nombres. En realidad si los sabía pero no tenía idea de a quien le pertenecía cada nombre.

—No, chicos estoy bien.— y luego intento seguir caminando y todos la miramos esperando a que ocurriera algo, pero no ocurrió. O al menos no en ese momento.

Resulta que desde el primer día, en ves de alimentarse correctamente y dormir y dormir al menos ocho horas, la loca decidió que era buena idea comer un chocolate o dos al día por qué en ese momento no le gustaba estar en el gran comedor, y que desvelarse hasta las altas horas de la noche era genial, hasta que por la mala alimentación que llevaba cuando quiso dormir bien, ya no pudo.

¿El problema? Es más que obvio pero ya habíamos pasado tres semanas desde que el ciclo escolar comenzó ¡Tres semanas!

—Si deberíamos llevarla a la enfermería.— afirmó el que se parecía a ella.

Se había quedado dormida recargada en la pared y estaba a punto de caerse.

Me hice hacia atrás para que pasaran y el que se parecía a ella y en su momento el más alto la tomo como... ¿Costal de papas?

Ni si quiera se que significa la expresión pero siento que queda.

Y cua do ya se habían ido, note algo, era una varita ahí tirada. La tomé entre mi manos y en ese momento esa era mi oportunidad para poder hacercarme de nuevo a Sirus.

Ahora que lo pienso no era una gran idea pero tenía once y no era muy listo.

Incluso cuando le conté a Pandora me dijo que fue una idea muy tonta pero también admitió que no es como que si pudiera tener muchas opciones.

Y al día siguiente, después de la cena y cerca del toque de queda, cuando la mayoría de los alumnos están haciendo la tarea, en sus salas comunes, en la biblioteca o simplemente en sus cuartos, yo me encontraba caminado mientras tomaba aire fresco, en realidad mi plan inicial era buscar a Sirius y darle la varita para comenzar una conversación, pero recordé que hoy eran la udiciones para el equipo de quiditch, así que llevaba una varita de más en vano.

Pero en medio de mi camino, justo en el jardín, ahí estaba ella, simplemente sentada con los ojos rojos recargada sobre un árbol. Creo que es la primera vez que no la vi sonriendo.

Ella sonrió hasta el final.

Me hacerque a ella intentando ser lo más amable posible, la verdad es que no se me daba eso de la amabilidad.

—Hola.— rasque detrás de mi oreja con nervios.— me parece que esto es tuyo.— le entendí la varita y ella antes de tomarla  se limpio lo que parecían lágrimas.

No dije nada más y me di la vuelta para seguir caminando.

—¡Oye!— escuché que llamo detrás mío.

Volteé para verla, y fue cuando por primera vez vi su sonrisa, esa que mantuvo siempre.

—Gracias.— me dio una sonrisa aún con sus ojos hinchados y rojos. Yo solo supe hacer un movimiento de cabeza y nada más dije por qué en ese momento llegaron sus amigos.

 Yo solo supe hacer un movimiento de cabeza y nada más dije por qué en ese momento llegaron sus amigos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

✿✿✿




°notre promesse °  (Regulus Black y tú)Where stories live. Discover now