capítulo 23.

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Llovizna ligera.

Narra: Regulus.

Recuerdo el miedo que me invadió haber convivio con esa clase de gente en la navidad, preguntandome si debería tener miedo de lo que pueda pasar y si no era muy joven para vivir toda esa mierda. Claro que lo era, todos lo éramos.

Pero también recuerdo cómo le tembló la voz y lo nerviosa que se puso después de pronunciar aquel nombre.

—¿Está bien?— le pregunté a Pandora quien había quedado igual o peor de confundida que yo.

—No se, nunca la había visto así de... Mal.

Salimos del vagón siguiéndola hasta el baño de chicas, afortunadamente no había nadie tanto afuera como adentro o me abría metido en serios problemas.

—Oye, ¿Estás bien? —pregunte tocando la puerta del cubículo donde había entrado.

—Ahh...Si... Creo.

—¿Que te paso?—le preguntó Pandora quien estaba recargada sobre la pared de brazos cruzados.

—Si, está todo bien, solo me mareé un poco pero no fue para tanto.— frunci mi seño ante su respuesta.

Le pregunto que le había pasado no si estaba bien.

Salió del cubículo y se apresuró a lavarse las manos y enjuagarse la boca. Luego nos miró y su expresión cambio cuando noto la de nosotros.

—Amm, digo que solo me maree y nada más, estoy bien.

Yo no nunca fui un experto decifrando a las personas, deecho muchas veces no supe cómo interpretar ciertas expresiones, sin embargo por algún motivo que hasta la fecha aún desconozco, sabía que justo en ese momento ella estaba mintiendo y que ocultaba algo más.
Bueno claro, que ahora se que era lo que ocultaba pero sigo sin saber cómo sabía que estaba mintiendo.

—¿Que has comido? — le pregunto Pandora con expresión preocupada.

—Un vaso de leche con chocolate.

—¿Y que más?

—Emm nada.

En realidad para ese punto no sabía casi nada de ella y tampoco entendía muchas cosas sobre ella, quizás eso fue lo que influyó tanto en nuestra historia.

Aunque para ser sincero en ese momento mi mente divagaba entre la chica imprudente que estaba ahí en el mismo lugar que yo, y las horrendas fiestas que había pasado en mi casa.

—Entonces vallamos a comer algo, y con algo me refiero a dulces.

Ambos sonreímos emocionados por la respuesta de Pandora. Los dulces siempre han sido de mis cosas favoritas en el mundo.

(...)

Miraba por la ventana del tren esperando a que llegáramos pero ya había obscurecido y no podía ver con claridad que tan cerca estábamos del castillo.

—No puedo creer que hallamos comido todo esto.

Volteé ni vista hacia los asientos del vagón que estaban llenos  de envoltorios de dulces y alguno que otro abierto.

—Ni yo.— respondimos al mismo tiempo ___ y yo.

—___, hay que irnos, debemos cambiarnos.

Ella solo asíntio y salieron del vagón dejandome de la misma forma en la que me encontraron, solo.

Me cambié ahí mismo por qué me apetecía ir a los vestidores o al baño para hacerlo y solo tenía que cambiarme la camisa y ponerme el suéter, nada del otro mundo.

°notre promesse °  (Regulus Black y tú)Where stories live. Discover now