ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝐼

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"Siempre habrá una razón por la que conoces a una persona, tú lo necesitas para que cambie tu vida o tú eres quien lo ayudará a cambiar su vida".

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La primera vez en la que se conocieron fue en la entrada de la clase 1-A; chocaron porque Bakugou iba saliendo y ella estaba por entrar. 

"Lo siento"  —se disculpó una dulce y delicada voz, por el fuerte impacto de su cabeza con el pecho del cenizo; mientras sostenía su cabeza frotando un poco donde segundos antes había sido el impacto.

Lo primero que vio el cenizo fue: nada.

Tuvo que bajar la mirada para toparse con una cabeza rosada, que se sobaba la misma, que, curiosamente emanaba un aroma muy extraño.

Ambos caminaron a la par de derecha a izquierda para dejar al otro pasar, eso empezaba a colmar la carente paciencia del cenizo, justo estaba apunto de gritarle cómo es qué podía ser tan estúpida cuando sucedió lo inesperado:

"Pff jajaja. Lo siento mucho" —empezó a reírse mientras por primera vez en todo el lapso de tiempo, levando su cara, mostraba una estúpida cara risueña.

Y por una milésima de segundo, sus ojos se encontraron y en ese preciso momento ambos sintieron como si su corazón hubiera dejado de latir.

Bakugou la observó: era una chica de muy baja estatura ¿1.43?, delgada, de nariz pequeña, pertenecía al tipo pelirrosa y su tez era lechosa y llena de varias pecas y lunares.

—Quítate de una buena vez —la tomó de la cabeza, con una sola mano, la cual, abarcaba muy bien su pequeña cabeza, moviéndola hacia la derecha; para que por fin él pudiera salir por la izquierda.

No había ejercido ninguna presión en absoluto, solo tomó su cabeza; se sorprendió un poco al ver que ella no ponía resistencia ni se espantaba de su acción.

Bakugou solo quería tomar aire, apenas era su segundo día en la UA y ya estaba harto de ver a él estupido Deku, al otro estupido cuatro ojos y a los demás extras.

Se quedó afuera del salón observando el paisaje, todavía no sonaba el timbre que anunciaba el comienzo de la jornada estudiantil, por lo tanto, se podía dar el lujo de salir a tomar todo el aire necesario.

Hasta que se percató del extraño olor que parecía provenir de su mano. Ese olor era el mismo olor que desprendía aquella chica, solo la había tocado y ya se le había pegado su olor ¿qué clase de olor era ese y cómo se podía transferir tan fácilmente?

Rápidamente fue a lavarse las manos, pero todo fue en vano, aquel olor no le salió aunque se echará medio bote de jabón para manos.

Sin más opciones regreso al salón un poco enojado, sus manos siempre olían a glicerina y ahora una de estas olía a ese extraño olor.

Cuando entró al salón la encontró hablando animadamente con dos extras, que hasta le dolía la cabeza. Al parecer ahora sería parte de la clase 1-A. Aunque, para él, ella se veía como una persona sin quirk. ¿Cuál sería su quirk?

Pasaron las clases normales, el almuerzo y ahora estaban en sus estudios heroicos.

—Vamos Kim, debemos ir a cambiarnos —decía su impaciente amiga Mina—, estoy ansiosa de ver tu traje Kim —la tomó de la mano y a paso rápido se fueron a los vestidores.

—¡Wow! ¡Mira tu traje Kim te queda espectacular! ¡Te ves tan linda! —exclamaba Mina, llamando la atención de todas las chicas.

—Ustedes dos tienen mucha piel al descubierto —comentó una chica con apariencia de rana, señalando a una chica alta con coleta y a Kiyomi.

𝑵𝒐 𝒎𝒆 𝒎𝒊𝒓𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒐𝒋𝒐𝒔 -𝓑𝓪𝓴𝓾𝓰𝓸𝓾 𝓗𝓪𝓽𝓼𝓾𝓴𝓲Where stories live. Discover now