ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝑋𝑉𝐼𝐼𝐼

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Kiyomi

Ese día no hubo nada de pláticas con Bakugou o tarareos, solo yo caminando apresuradamente pues, a medio camino, él chispeó, que había cesado por unos minutos, comenzó a hacerse presente. 

Llegaría tarde.

Cuando estuve a unas calles de la UA, algo sobre mi cabeza se hizo presente protegiéndome de las gotas, me giré sin entender y me encontré a Todoroki con el cabello mojado pegado a su frente y sosteniendo su mochila sobre mí.

—¿No trajiste paraguas? —preguntó e hizo una seña con la cabeza indicándome que volviera a caminar, lo cual obedecí.

—Se me olvido —sonreí—, estás empapado.

—Estamos —corrigió, sacándome una risa, él también sonrió un poco sin mostrar los dientes.

Lo miré asombrada, esa era la primera y más grande sonrisa que había visto en su cara desde que entré a la UA.

Intenté devolverle una sonrisa mucho más grande, pero me salió todo lo contrario, una mueca y parece que él lo noto porque frunció el ceño. 

—¿Estás bien?

Asentí a modo de respuesta y miré al frente acelerando el paso cuando las gotas comenzaron a caer más fuerte.

—¿Por qué llegaste tarde?, siempre eres de las primeras con Bakugou en llegar.

—Estuve esperándolo en la estación en la que siempre nos encontramos para venir acá, pero no apareció. Espero que esté bien… —le dije mirando mis pies.

Escuché un "Oh", creo que se tomó por sorpresa el hecho de que Bakugou y yo viniéramos juntos a la escuela desde el metro.

—Estoy seguro de que estará bien, él es muy… —vaciló un momento buscando las palabras adecuadas— energético.

Me volví a mirarlo dándole una sonrisa entre agradecida y divertida. Era la primera vez en el día que sonreía y el motivo no era ver a Bakugou esperándome en el metro. 

Mire el suelo y vi como sus pasos, que normalmente eran gigantescos, eran más pequeños hoy. Hasta que caí en cuenta: trataba de alinearse a mis pequeños pasos para que anduviéramos a la par. 

Me pareció lindo pensar que tuviera el detalle de seguir mi ritmo para caminar a mi lado, que no me apresure, y por mantener su mochila sobre mí, para protegerme de la lluvia.

—No tienes que hacer eso Todoroki-kun —le dije alarmada.

—¿Disculpa?

—La mochila; ya estoy mojada igual y estoy segura de que es muy cansado andar así. Puedes bajarla agradezco la intención.

Después hizo lo impensable: me ignoró, fingió que no escuchaba y siguió caminando.

Al llegar a la UA no bajó la mochila, hasta que entramos al edificio.

En esa misma, vimos una pequeña aglomeración de estudiantes. Cuando nos acercamos, ellos también.

—Te vimos en el festival deportivo y de parte de todos nosotros te queremos regalar esto —habló el cabecilla del grupo. 

Qué lindos…

Busqué alrededor a la persona que recibirá esos regalos, pero no había nadie aparte de nosotros en el corredor.

Todoroki también hizo lo mismo que yo al ver que no había nadie, ambos inclinamos la cabeza a modo de desconcierto.

—E-es para ti Kobayashi-san —dijeron.

𝑵𝒐 𝒎𝒆 𝒎𝒊𝒓𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒐𝒋𝒐𝒔 -𝓑𝓪𝓴𝓾𝓰𝓸𝓾 𝓗𝓪𝓽𝓼𝓾𝓴𝓲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora